Pablo Hermoso de Mendoza trajo consigo el aire fresco de un arte del rejoneo más espectacular, intenso y dinámico. La verdad es que antes, muchos rejoneadores nos aburrían con sus fatigosos procedimientos, con evoluciones que duraban una eternidad. Renegábamos del "caballito" y la actuación del caballero en plaza era en realidad un prólogo de la lidia a pie.
Sin dejar de reconocer a los grandes maestros que lo antecedieron, Pablo aportó una emoción nueva, primero que nada por ser un gran jinete y un domador consumado, el amo del temple y la imaginación. El discípulo de Joao Moura ha llevado a la escuela portuguesa a la máxima expresión artística. Sus caballos son valientes y muy toreros.
En una carta de la que acusamos recibo, el especialista César Montes se detiene especialmente ante los animales cruzados con árabe que tiene Hermoso y que sirven para recibir: "Tienen una gran fuerza y habilidad para rodarse y parar al toro de salida, cuando está entero, cosa que no podría lograr una jaca árabe pura".
El domingo pasado, el navarro lució con su proverbial precisión para clavar las banderillas de frente y a pitón contrario en los medios, o a la tira para dejar las cortas. ¡Y aquellos antológicos galopes a dos pistas por dentro, sensacionales! Nos recuerda César que el primero que presentó dicho galope de costado en México fue Gerardo Trueba, con aquel famoso prieto llamado "Cairel".
El gentío obligó a Pablo a devolver las orejas concedidas por el juez Ricardo Balderas. ¿Las protestas se debieron a que descabelló una vez o por considerar que su actuación no fue convincente? Si fue por lo primero, cabría establecer que se pueden conceder las orejas perfectamente aún después de un golpe de verduguillo, claro, si la faena desarrollada lo amerita.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Para no variar, como otros toreros extranjeros, Hermoso de Mendoza se excede en la comodidad cuando viene a México y no acepta alternar con otros rejoneadores. Los tapa. En España sí alterna con otros caballistas.
Toreros de a pie se prestan aquí para abrirle plaza, que no fue el caso de La México, catedral del toreo americano. Sería sano y atractivo que Pablo, sin duda un figurón histórico, dé oportunidad a rejoneadores mexicanos de buen nivel como Rodrigo Santos, Gastón del mismo apellido o Jorge Hernández Gárate, por mencionar a tres, para rivalizar con ellos y darle más movimiento a un espectáculo que gracias a él, ha cobrado nueva vida.
Madurez zapatista
El Zapata está entrando en una etapa de madurez que le permite no sólo ser un torero con variedad sino un lidiador que sabe entender las condiciones de los toros. Aprovechó cabalmente las grandes virtudes del magnífico "Berrinche" de Rancho Seco, un toro cinco estrellas, de gran arte y clase. Le dio pases templadísimos a media altura, consciente de que no podía obligarlo demasiado por su justeza de fuerza.
Antes de la faena de muleta había contado con el galope acompasado del toro, lo que le permitió deletrear el heterodoxo “par monumental” por segunda tarde consecutiva.
Materia prima
El comportamiento típico de un toro de Murube pudo apreciarse en el cuarto, de pelaje colorado, segundo del lote de Pablo Hermoso, con su galope rítmico, su acometividad y nobleza, ideales para el toreo a caballo. El contacto de la frente del caballo con el testuz del toro vino a ser la expresión de la comunión que existe entre este encaste y el toreo a caballo.
Sergio Hernández González, quien nunca ha dejado de procurar la bravura, debe estar satisfecho con el juego de sus toros. La lidia del primero de Mario Aguilar fue condicionada por el fuerte viento. Quinto y sexto requerían de más castigo pero las protestas de un público de ocasión que no entiende la importancia capital de la suerte de varas, presionaron incomprensiblemente a los lidiadores en turno. Y ya vieron ustedes cómo lo pasó mal El Zapata con el segundo de su lote, que por cierto demandaba ser castigado con pases castigadores de pitón a pitón.
h.murrieta@diariorecord.com