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Arturo Gilio, hace 30 años

Sábado, 05 Feb 2022    Monterrey, N.L.    Martín Banda | Foto: Archivo   
El 5 de febrero de 1992 tomó la alternativa en la Plaza México
Cuentan las historias de la antigua Roma aquella victoria del ejército de Julio César sobre Farnaces II, rey del Ponto, en el año 47 A.C, en la que el famoso soldado expresó una legendaria frase que también anoche se repitió: "Vine, vi y vencí".

Casi 2 mil años después, en la era moderna, el lagunero Arturo Gilio Hamdan conquistó a los públicos de todas las plazas donde se presentó y tras vencer en 108 novilladas a sus enemigos, se doctoró como matador de toros un día como hoy, el 5 de febrero de 1992 en la Monumental Plaza de Toros México.

Han pasado 30 años de aquella memorable fecha en la que Gilio superó una fractura expuesta de tibia y peroné en la misma arena, ocho meses antes de tomar la alternativa.

Sin antecedentes familiares en el medio taurino, Arturo decidió de pronto ser torero y cruzó el país de lado a lado, aprendiendo de la profesión y cosechando nuevas experiencias conforme ganaba sus primeras batallas.

Primeros pasos como novillero

"Un día tuve la oportunidad de ir a un cumpleaños de mi padre donde echaron unas becerras para divertirse. Yo me bajé a torear sin saber nada y me gustó mucho la sensación. Desde ese día pensé que mi carrera iba a ser eso, que lo que yo quería ser era ser torero y tenía apenas 13 años".  

Su padre, Arturo Gilio Rodríguez, quien era empresario taurino en la Comarca Lagunera, y su mamá, Magaly Hamdan Calderón, lo apoyaron en su idea de ser torero.

"A los 16 debuté ya de novillero con caballos y tuve la oportunidad de torear muchas novilladas antes de presentarme en la Plaza México en 1990. Antes de presentarme toreé unos 70 o 75 festejos y cerré como con 108 novilladas antes de la alternativa. Desde que inicie siempre fui creciendo en el escalafón cada año y terminaba toreando casi 28 por año".

Gilio debutó como novillero el 7 de septiembre de 1986 en Ciudad Camargo, alternando con José Luis Orozco, Alejandro Soriano y Carlos Ortega y se presentó en la Plaza México el 2 de septiembre de 1990, lidiando novillos de la ganadería de Curro Rivera y alternando con Ángel García "El Chaval" y Mauricio Flores, cortando una oreja a cada uno de sus novillos. Y como afirma con un dejo de nostalgia: "Son cosas que recuerdo con gran cariño de novillero".

La mencionada fractura se dio aquella tarde en la que el juez de plaza no quiso otorgar el indulto del novillo "Chinelo" y, enrabietado, Gilio lo siguió toreando para asegurar las orejas y el rabo con la espada. Al entrar a matar el novillo lo alcanzó y cayó mal, resultando con una fractura expuesta de la tibia y peroné de la pierna derecha, de la que tardó ocho meses en sanar pero que sirvió para que volviera con más fuerza.

"Lo que había sido pensar salir a hombros con las orejas y rabo, salimos en la camilla de la plaza. Fue una tarde muy importante en mi carrera que marcó mucho para lo que fue mi futuro".

El día soñado de la alternativa...

Finalmente llegó el 5 de febrero de 1992, tarde en la que el vallisoletano Roberto Domínguez, en presencia de Jorge Gutiérrez le cedieron al toro de la alternativa llamado "Chirusín", de la ganadería de De Santiago, bautizado así en honor del actual ganadero de Santa Bárbara, Javier Borrego "El Chiruso".

Aquella corrida de realizó durante la corrida del 40 Aniversario de la Plaza México. No hubo suerte con los de su lote, así que el toricantano decidió regalar un sobrero de nombre "Genovés", de la misma ganadería de Pepe Garfias, al que terminó cortándole las orejas y el rabo en un hecho histórico, pues solamente Rafael Rodríguez, en 1948, había conseguido cortar un rabo en la Plaza México durante una tarde de alternativa.

La carrera de Arturo Gilio como matador en activo fue corta, pues se retiró en 1998, cuando apenas tenía 29 años.  

"Llegó un momento en el cual se me acabó un poco la ilusión y tuve otras prioridades y objetivos en mente que las quería cristalizar. Yo creo que fue lo que definitivamente marcó mi cambio de rumbo y hasta la fecha estoy muy contento de la decisión que tomé, en el momento que la tomé", dijo.  

Su carrera como matador sólo duró 7 años. Toreó alrededor de 230 corridas logrando cortar 187 orejas y ocho rabos. Durante su trayectoria taurina sufrió once cornadas, una muy grave en la plaza "El Relicario" de Puebla.

Se retiró el 20 de noviembre de 1999 en la plaza de Torreón alternando con Manolo Mejía y Federico Pizarro.  

La familia y los negocios

Poco tiempo después, el amor tocó a sus puertas y contrajo matrimonio.  

"Llevaba con mi novia, actualmente mi mujer, siete años de noviazgo, y sí fue parte primordial en mi decisión el cambiar mi rumbo y formar una familia".  

De esa unión el matrimonio Gilio Quintero procreó tres hijos: Arturo, de 21, y dos jovencitas, una de 19 y otra de 15. Pero Arturo estaba decidido a cumplir sus proyectos y, como su padre, organizó como empresario muchas corridas de toros en la antigua plaza de toros Torreón y también en otras ciudades.  

"Siempre he tenido la ilusión y la visión de hacer plazas de toros y ahí empecé mis pininos. En Torreón llevé como empresario a Morante de la Puebla, José Miguel Arroyo, Pablo Hermoso de Mendoza, El Juli, por poner un ejemplo de los extranjeros contratados, y de mexicanos a todos, Eloy Cavazos, Curro Rivera, Jorge Gutiérrez, Miguel Espinosa, David Silveti, Marianos Ramos y Zotoluco, por mencionarte algunos. Luego me dio la idea de construir el Centro de espectáculos El Coliseo Centenario en Torreón, en 2008".

En sociedad con el ganadero de La Punta, Pedro Vaca y del empresario campechano Carlos Muriño, fundaron también centros de espectáculos similares en Mérida y Puebla.

"La ganadería la inicié en 1994, en el rancho El Peñolito en el municipio de Mapimí, Durango, luego de comprársela a don Manuel Ernesto Arce Hermosillo que la había fundado en el rancho La Lágrima, de Coyame, Chihuahua en 1975, con 20 vacas y dos sementales de la ganadería zacatecana de Jesús Cabrera. Luego la refresqué con vacas y sementales de Santa Barbara y de Pepe Garfias y más tarde le metí unas vacas del matador Manolo Martínez. Finalmente, hace cuatro años vendí todo el ganado mexicano porque hace cinco o seis años adquirí una punta de vacas, actualmente tengo 85 vacas de encaste Domecq, junto con el matador Arturo Saldívar, y actualmente estoy criando puro ganado de esa línea.

Así, con una vida sin estar enfundado en el traje de luces, Arturo Gilio celebrará su aniversario, ahora como padre de un novillero con gran proyección como es su heredero Arturo hijo, quien aspira a retomar y darle nombre a esta nueva dinastía de toreros laguneros tras su gran triunfo de anoche en la mismísima Plaza México.

"Estamos contentos, ilusionados y apoyándolo siempre en esta profesión que es muy difícil, muy complicada. Siempre cuenta con mi apoyo y mis consejos para que pueda llegar a ser figura del toreo. Lo de anoche fue un gran paso adelante, sobre todo para que la gente comience a conocerlo. Tuvo una brillante actuación que debió haber sido premiada con un rabo, pues la lidia tan completa así lo exigía. Pero el juez no lo vio así. Pero no pasa nada, ahí tiene ahora mi hijo mucho camino por andar y eso es lo más importante", finalizó.  

Desde esta redacción le damos la enhorabuena a Arturo Gilio Hamdan en su 30 Aniversario y por la presentación de su hijo Arturo Gilio Quintero, anoche en la Plaza México, marco ideal para celebrar este doble acontecimiento de toreros norteños y buenos amigos de hace tantos años.


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