Porque fue un 24 de octubre de 1926 cuando vio la primera luz en Guarenas, localidad vecina de Caracas, y al poco tiempo salió de casa para probar fortuna en los ruedos de Sudamérica y llegar a México, finalmente, en abril de 1957 para emprender, a la par de su longeva carrera novilleril, su labor como apoderado.

A sus 95 años, y en compañía de su familia, "Don Rafa", como le conoce cariosamente, se encuentra bien allá en Cuernavaca adonde se fue a vivir hace más de tres años alentado por su mujer, doña Martha Góngora. Ahí sigue al pendiente de la actualidad taurina, siguiendo todo lo que acontece nos sólo en México sino también en España, y gustoso siempre de recibir las llamadas de sus amigos, que los tiene por montones.

Desde aquí le enviamos un abrazo fraterno por su cumpleaños 95 a ese viejo lobo de mar, al que gusta rememorar, siempre con agrado y simpatía, su decidido paso por la fiesta de los toros.