Dichas restricciones, forzadas por la pandemia del Covid, consisten, en esta comunidad autónoma, en la reducción del aforo del coso al cincuenta por ciento y en la suspensión de los tradicionales festejos de vaquillas de las mañanas de las fiestas de Zaragoza, al considerar que en estos no está garantizada la necesaria distancia social.
"Con esas medidas no salen las cuentas, porque la Diputación General de Aragón, como propietaria de la plaza, no me rebaja en la misma medida el canon de arrendamiento, sino que me obliga a seguir pagándolo en su totalidad para respetar, me dicen, la Ley de Contratos del Estado, que impide hacer modificaciones en el objeto y en el precio de lo firmado", explica el empresario a la agencia EFE.
"Yo lo entiendo -continúa- pero llevo ya varios meses intentando que me den alguna solución que seguro que tiene que haber si de verdad tienen voluntad de que se de la feria. En julio les envié una propuesta con medidas alternativas y la solicitud de una reducción de la mitad del canon, pero estamos a algo más de un mes de la feria y ni siquiera me han contestado".
Con las actuales medidas contra la pandemia en Aragón, la plaza de toros de Zaragoza solo se podría ocupar en algo más de 5 mil de sus 10 mil 300 localidades durante las corridas formales, con una reducción de ingresos considerable en la taquilla que se agravaría con la suspensión de las sueltas de vaquillas, que, con llenos casi diarios, suponen para la empresa un considerable aporte económico.
"Yo calculo que de esta forma dejaríamos de ingresar unos 600.000 euros (unos 15 millones de pesos), a los que hay que sumar los 300 mil anuales (unos7 millones 500 mil pesos), más el 21 por ciento de IVA, del canon que tengo que pagar a la Diputación si abro la plaza. ¿De dónde sacó yo ese dinero?", insiste Carlos Zúñiga, para quien esta situación hace "a todas luces imposible" la realización de la feria.
Aun así, "por si acaso", el gerente de Circuitos Taurinos está esbozando los carteles de una posible feria reducida a cuatro corridas de toros, una novillada picada y un festejo de rejones a celebrarse entre los días 12 y 17 de octubre, para la que ha apalabrado la doble presencia de varias figuras, como Morante de la Puebla, que estoquearía un encierro de La Quinta junto a Diego Urdiales.
"Eso es solo para tener el trabajo hecho si la DGA me da una sorpresa de última hora, pero no puedo asegurar nada. Me gustaría que la hostelería y el comercio de la ciudad, que, como en todas partes, siempre sale beneficiado con las ferias taurinas, también hiciera algo de presión. Pero, ya digo, a día de hoy y si no cambia el panorama, la feria no va a poder celebrarse", recalca Zúñiga.