En una primera impresión, Manolete y Eloy Cavazos parecerían toreros muy distintos. Manolete, serio, sobrio y de corto repertorio. Cavazos, alegre, bullidor y variado con capote y muleta. Usando los conceptos que Guillermo H. Cantú plasma en su libro "Muerte en azúcar", podríamos decir que Manolete fue un torero "lúgubre" y Eloy uno "lúdico".

Profundizando en la historia personal y en la tauromaquia de estas dos grandes figuras, encontramos similitudes interesantes que nos ayuden a entender su trascendencia. Empezando por algo trivial, una fecha: el 28 de agosto. Ese día en 1947 Manolete sufrió la cornada mortal de "Islero" de Miura. El mismo día, pero de 1966, Eloy recibió la alternativa de manos de Antonio Velázquez y con Manolo Martínez como testigo.

Los dos se hicieron toreros muy jóvenes para sacar a su familia de las precarias condiciones económicas en las que se encontraban. Sus respectivas madres representaron una motivación importante en su vida. Como lo ha declarado el "Pequeño Gigante" de Monterrey, él se hizo torero para comprarle una casa a su mamá.

Ambos toreros tuvieron la guía y el acompañamiento de los que han sido, probablemente, dos de los apoderados más influyentes en la historia de la tauromaquia: José Flores "Camará" y Rafael Báez. Fueron ejemplo de profesionalismo, supieron navegar por el complejo mundo de los despachos taurinos y, de esta forma, cuidar a sus toreros y convertirlos en figuras de época.

Manolete y Eloy Cavazos también fueron –y siguen siendo– duramente criticados. Ya lo explicábamos la semana pasada, a raíz de los declaraciones de Domingo Ortega, algunos "ortodoxos" consideran que el toreo de Manolete no representa los cánones que ellos piensan como "verdaderos". La exageración llega a tales niveles, que un aficionado me escribió por redes sociales para discrepar de mi artículo y decirme que Manuel Rodríguez había sido un embustero, todo porque no adelantaba la pierna contraria al cite, esto 74 años después de su muerte.

Eloy, igualmente, ha sido muy atacado. A principios de los años noventa, las embestidas llegaban desde el noticiero más importante de la televisión mexicana.

Eloy habló en el ruedo. Para que no hubiera dudas, se apuntó en San Isidro y con más de cuarenta años, le cortó una oreja a un toro de Los Bayones.

El paralelo más importante en la tauromaquia de estas figuras, está en la fidelidad a su concepto taurino. Manolete lidió a los toros con sutileza. Los sometía toreando en redondo y por naturales. Tuvo la claridad para ordenar sus faenas y establecer un patrón que se convirtió en la referencia de la faena moderna: Inicio por estatuarios, tandas en redondo y manoletinas de remate.

Eloy, por su parte, sometía a los toros con muletazos a pies juntos, girando sobre sus talones. Cuando se confiaba, se despatarraba y corría la mano con largos y profundos muletazos. Molinetes para alegrar al toro –y al público– y rematar con la regiomontana. La misma faena desde novillero y hasta la oreja que cortó en Madrid en 1991.

Con motivo del aniversario de la alternativa de Eloy, el aficionado José Antonio Quiroga publicó un video donde se ve en el mismo plano la faena del debut como novillero en 1966 y una realizada en una fiesta privada en el 2020, la misma seguridad, alegría y estilo con 54 años de diferencia.

Además, los dos, contundentes matadores de toros. Citaban en corto y por derecho. Su estilo acrecentaba la emoción en la plaza, aumentaba el peligro, pero les daba una efectividad que aseguraba el triunfo. De esta manera, Manolete y Eloy cumplieron el vaticinio de Juan Belmonte que llegaría un torero que sería capaz de hacerle faena y triunfar con todos los toros. Nadie antes de ellos y muy pocos después.

Afición, valor, temple, disciplina, constancia y consistencia fueron los valores que caracterizaron a Manuel Rodríguez "Manolete" y a Eloy Cavazos, que les permitieron ser figuras de época y que hoy nos ayudan hacer un paralelo en sus respectivas tauromaquias.