El día que Alejandro Talavante decidió retirarse, sin que hubiera una razón anunciada, la fiesta recibió la noticia como un balde de agua fría por tratarse de una de las figuras que más acaparan la atención de los públicos, por cuyo toreo, el aficionado vive con él tanto el drama, el peligro y lo sublime que hay en los toros.
Así que esta historia se escribe con la "T" mayúscula de Talavante, de "Torear", de "Trascender". Y, afortunadamente, ese retiro de los toros tendrá un pronto fin, al estar próximo el regreso del artista extremeño en un mano a mano con el peruano Andrés Roca Rey, el11 de septiembre en Arles, Francia, donde el boletaje se ha agotado y la plaza lucirá llena. Será la primera que una plaza venderá el total de su aforo en época de pandemia. Buen dato.
En unas recientes declaraciones hechas a Paco Aguado, de la agencia EFE, el torero expresó lo siguiente:
"Estando al margen de todo me he convencido de que torear es mi vida, muy por encima de un dinero que, lo digo sinceramente, es lo de menos frente a la trascendencia de poder aportar como artista la grandeza que el toreo no puede ni debe perder".
Y es que ese retiro de manera tan abrupta solo debía ser explicado por el propio diestro de Badajoz.
"No sabría detallar los motivos de la retirada, sino que fue un cúmulo de asuntos que me incomodaban los que me llevaron a parar. Necesitaba volver a ilusionarme, tomar un camino diferente para reencontrarme con los valores con los que empecé y que fui perdiendo en la vorágine de las temporadas, aunque me encontrara realmente bien con los toros", comentó.
En el retiro de tres años lejos de los toros, Talavante se ha visto alcanzado de pronto con el parón obligado que tuvo también la fiesta en el planeta a causa de la pandemia de Wuhan.
"La pandemia ha afectado muchísimo a todos los sectores del toreo, pero sobre todo a los que menos tienen. Por eso creo que hemos perdido la oportunidad de dar más sitio a los nuevos toreros y de apoyar las novilladas, que es donde tenemos el futuro. Era el momento preciso de crear así también esa ilusión dentro del propio mundo del toro, además de programar citas atractivas para la mayoría. Por eso ahora solo me interesa generar ilusión en el mayor número de aficionados posible", aseveró.
En su regreso a los ruedos, el extremeño seguirá haciendo mancuerna con el maestro José Miguel Arroyo "Joselito", como apoderado, quien, a decir de Alejandro, le ha aportado mucho sentido a su vida.
"José me aporta muchísimo, como torero y como persona, porque él siempre se mantuvo en esa línea en sus tiempos de figura del toreo. Tenemos un entendimiento mutuo que casi no necesita de palabras, convencidos como estamos además de que la máxima independencia es el más duro pero el mejor de los caminos que puede tomar un torero", señaló.
Parecen muchos años de ausencia, pero a la vez son pocos, aunque en este tiempo las nuevas generaciones que vienen atrás ya traen un concepto de devolver al toreo su esencia.
"Aun, así como están los tiempos, hay que seguir yendo más allá y llevar esas formas eternas al límite, asumiendo el máximo riesgo posible y torear siempre en el filo de la navaja", afirmó.
En cuanto a su futuro, está convencido de que aún le quedan muchos sueños por cumplir en esta reaparición, entre ellos el de volver a las grandes plazas españolas la próxima temporada para poder mostrar esa vuelta a las esencias de su toreo que pretende y busca.
"Ahora solo tengo en mi mente la corrida de Arles, pero todavía me quedan bastantes cosas por hacer, como volver a Las Ventas. Se habló para que fuera el próximo 12 de octubre, pero la empresa finalmente optó por otro modelo de feria. No pasa nada. Tengo mucha paciencia para esperar el momento de mi retorno a Madrid", finalizó.