Un auténtico viacrucis padeció el matador de toros regiomontano Sergio Garza, en su reciente viaje a la ciudad de Ollachea, provincia de Puno, al sureste del Perú, donde actuó el miércoles pasado y de donde regresó tras haber ido a "la guerra" taurina, como se dice coloquialmente entre los toreros.

"No les miento, pero salí corriendo de la plaza porque me querían linchar los alfareros", dijo Garza vía telefónica.  

Comentó que hace dos años tenía firmada esta fecha y acudió pensando en que no habría problemas, pero al llegar se dio cuenta que los toros no habían llegado y fue hasta el martes por la noche cuando fueron desembarcados en los corrales de la plaza, para ser toreados al día siguiente por Emilio Serna, Manolo Muñoz y Gustavo Rivera, además del torero mexicano.

"De los ocho toros nada más cuatro toros eran de casta y otros cuatro que ni de media casta eran. Les llaman cuneros. La verdad que fue una corrida y un viaje en general muy sufrido, y solo uno de mis compañeros, Manolo Muñoz, pudo cortar las dos orejas a uno de los ejemplares lidiados, los demás no sirvieron para nada", comentó.  

Garza viajó vía aérea de la Ciudad de México a Lima y de Lima a Juliana, ya en territorio peruano. De esta ciudad se trasladó por carretera en un viaje de siete horas para llegar a Ollachea.  

"No fue lo que me esperaba. Mi segundo toro por más que le metí cinco espadazos enteros no caía, era un hueso duro de roer, y la gente se empezó a meterse conmigo sin importar que estaba haciendo mi mejor esfuerzo para resolver la papeleta. Al final, salí por piernas. La verdad que esto es para no volver a a torear en ese pueblo", dijo el regiomontano.  

Sergio Garza está anunciado para actuar este domingo 8 en la Plaza "Sebastián Medina" de Monterey y en Cedral, San Luis Potosí, el sábado 14 de agosto.