El novillero Manuel Perera se encuentra estable en una habitación del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid, donde evoluciona favorablemente de la terrible cornada sufrida al entrar a matar al primer novillo de su lote en el Palacio de Vistalegre.

Ayer se le practicó un TAC donde se confirmó que no existen otras lesiones, los drenajes están secos y sus constantes vitales están perfectas, comentó a la agencia EFE el doctor Enrique Crespo, que está al cargo de su estado de salud, lo mismo que su apoderado, Juan José Padilla, que no se ha apartado de su lado.

Sin embargo, el mayor riesgo en estos días de observación, es que se presente algún tipo de infección, como puede ser una peritonitis, pues se trata de una herida de las que los médicos llaman "sucias", ya que el pitón del novillo de El Freixo penetró la cavidad abdominal, por lo que desde la primera atención en la enfermería de la plaza fue necesario lavar bien la zona eviscerada, y se aplicaron antibióticos para contrarrestar una posible infección.

La operación practicada tuvo una duración de una hora y media, y el torero perdió el conocimiento debido al shock traumático, minutos antes de que se le pudiera aplicar la anestesia para hacer la incisión en la zona del abdomen que les permitió evaluar los destrozos causados en la herida. Ahí fue cuando los médicos descubrieron el arrancamiento del epiplón, que es la capa de grasa que protege la cavidad abdominal.

A pesar de la gran extensión de las dos trayectorias provocadas por el pitón, éste no afecto vasos sanguíneos ni vísceras macizas. Por otra parte, Manuel Perera tiene implantadas varias placas de titanio en el cráneo, producto del grave accidente de automóvil que sufrió en febrero de 2019 en la provincia de Badajoz, de la que es originario, y por este motivo sale a torear sin montera, un hecho que el otro día en Vistalegre causó cierto desconcierto, sobre todo entre los aficionados más puristas.