Aquel día que
Javier Bernaldo tomó la decisión de dejar de torear activamente en los ruedos para dedicarse a otras actividades muy diferentes, y a partir de entonces, fue uno de los momentos cruciales de su vida del que no se arrepiente.
Su carrera taurina atravesaba por un gran momento, pero le hacía falta en su interior, sentirse preparado para afrontar la vida una vez que la etapa taurina llegara a su fin.
"Ha sido una de las cosas más difíciles que me han pasado en la vida. Fue un momento de reflexión en el que pensé que, además de torear, necesitaba aprender a hacer algo más; a trabajar en algo más porque la profesión de torero sabemos que es corta. Fue entonces cuando decidí que tenía que hacer algo más y prepararme para el futuro.
La verdad sea dicha, tomé una decisión en un momento que estaba toreando bastante, pero no me arrepiento de haberlo hecho. Aprendí a trabajar, a desarrollarme y cuando pude formé la ganadería. Esa fue mi forma de volver al ambiente de los toros y me volqué con todo lo que ya había aprendido de los ganaderos viejos, como don Fernando de la Mora, don Javier Garfias y a la vez, los conceptos de distintos ganaderos me sirvieron para aplicarlo en la que sería posteriormente mi ganadería", dijo Javier Bernaldo.
El matador y ganadero queretano reconoce que si le peguntaran en este momento cuál faceta es la que más ha disfrutado, estaría en una seria encrucijada para responder.
"El toro bravo lo viví desde muy chico en el campo porque soy sobrino de don Juan Sordo Madaleno y de don Fernando de la Mora, y yo me hice torero en Carranco, con los Villasante. De ahí nace mucho en mi la afición primero, por el toro de campo y luego para hacerme matador de toros. En mi caso han sido dos cosas que se han complementado en el instante que yo dejo de torear cuando toreé lo disfruté muchísimo, de verdad estaba enamorado de mi profesión", agregó.
Este fin de semana, Javier volverá a enfundarse en el traje corto y, como parte del cartel Festival de Leyendas que se efectuará en el "Cinco Villas", y tratará de revivir aquellas grandes tardes que disfrutó como matador cuando salía a pelearle las palmas a todos sus alternantes.
Sacará del armario el traje luego de seis años de que mató su anterior festival taurino en el cortijo "Campo Alegre" de León, y de dar algún muletazo ocasionalmente en la plaza de tientas de su ganadería, aún y cuando ha padecido desde hace dos años fuertes dolores en la espalda baja, a nivel de las vértebras lumbares, que le han impedido coger la muleta tanto como quisiera.
"Un día me llamó Luis Marco Sirvent, propietario de Cinco Villas, quien ya antes me había comprado unos novillos, y me invitó a torear este festival. Me dijo que iba a estar muy bonito y cuando me comentó el cartel no pude decirle que no. Recordé tardes que compartí con Eloy Cavazos y con Guillermo Capetillo, y alternar en el cartel con Javier Conde y Curro Díaz, que son dos toreros de un arte impresionante, como que despertó en mi ese tema torero que tenía como dormido y le dije a Luis Marco que con mucho gusto iba a hacer el esfuerzo, con toda la ilusión de volver a torear. Y fue así como desde diciembre pasado que ya me siento un poco mejor de mi lesión y he estado haciendo mi vida diaria un poco más normal. Me puse a entrenar en el campo y a hacer ejercicio", señaló.
Bernaldo es un torero de estilo clásico, próximo a cumplir 40 años de alternativa, misma que recibió el 20 de enero de 1982 en la Feria de León, de manos de Manolo Martínez y como testigo Miguel Espinosa "Armillita", con toros de San Miguel de Mimiahuapan.
Confirmó el doctorado al año siguiente en la Plaza México, el 25 de septiembre, con toros de Xaxay, con Guillermo Capetillo y Ricardo Sánchez en el cartel y ese mismo año de 1983 obtuvo el trofeo de la Mejor Faena de la temporada y un premio Heraldo. En activo, el diestro queretano permaneció hasta 1989 en que se retiró.
Y como todos los toreros y ganaderos que poseen una memoria privilegiada, Bernaldo recuerda tardes importantes de triunfo que logró en la Plaza México.
"En México lidié toros importantes como "Amapolo" y "Pichichi", en la inauguración de una temporada con Mariano Ramos y El Capea, con toros de Tequisquiapan, así como la última que toreé, en 1986, con Roberto Domínguez y Jorge Gutiérrez, con toros de Huichapan, cuando le pegué aquella famosa media verónica a mi segundo toro y me dieron el trofeo por los Mejores Lances de la Temporada, en la última corrida que organizó el doctor Alfonso Gaona como empresario.
Recorrí todas las plazas en México y en Guatemala, en un mano a mano con José Mari Manzanares, corté tres orejas y un rabo. Fue entonces cuando tomé la difícil decisión que hablamos al principio de la entrevista y dejé de torear en 1989, para dedicarme entonces a trabajar en el ámbito turístico, en Los Cabos", refirió.
Y como ganadero, obviamente sus recuerdos también se agolpan en su memoria.
"Después de incursionar en otras áreas ajenas al mundo taurino, un buen día decidí comprar la ganadería a Nacho Morales, en junio de 1993. Él tenía simiente de Mimiahuapan y de Javier Garfias y con eso hice una selección, al tiempo que le adquirí reses a San Martín y a Reyes Huerta, y después de 10 años le compré vacas y un toro a don Javier Garfias".
El debut de la ganadería a la que llamó Bernaldo de Quirós, fue el 14 de enero de 2001 cuando se presentó con una corrida para Óscar San Román, Ignacio Garibay y Julián López "El Juli", obteniendo en ese año el premio a la Mejor Corrida de la temporada.
Ese año fue muy productivo ya que a la semana siguiente en Pachuca lidió una corrida de ocho toros a la que Pablo Hermoso, Rafael Ortega, Zotoluco y El Juli, le cortaron ocho orejas, dos rabos y consiguieron un indulto.
"Fuimos también a Guadalajara, con El Conde, Juli y uno más, y en esa corrida El Conde indultó a "Chocolate", que fue muy bueno. Al año siguiente Morante de la Puebla, en Guadalajara, se llevó el primero de dos años seguidos el trofeo a la Mejor Faena de la temporada con toros nuestros. Y en México hemos enviado toros importantes como "Algodonero", al que Juli le cortó dos orejas y en otra tarde, un 5 de febrero, cuando el madrileño torea a "Trojano", de Montecristo, Enrique Ponce mató un toro "Llanero", nuestro, al que le dieron arrastre lento".
Otras tardes de triunfo han sido por ejemplo la de Zotoluco con "Campero", del que le dan las dos orejas y al año siguiente, un impresionante José María Luévano, le cortó tres orejas a astados de la divisa. Más recientemente, en su confirmación, Juan Pablo Sánchez bordó a "Pescador" y "Costurero", y en una corrida del hierro titular de Teófilo Gómez, El Juli regala a "Campero", de Bernaldo de Quirós, al que le cortó las dos orejas y le concedieron el arrastre lento al toro. En la tarde de la despedida de Eloy Cavazos en Monterrey, en el 2008, el de Ciudad Guadalupe cortó cuatro orejas y dos rabos, sumándose a los resonantes triunfos del ganadero.
Finalmente, como muchos de los ganaderos del país, Javier Bernaldo ha sufrido el año de la pandemia aguantando a pie firme las embestidas de los altos costos para poder mantener la dehesa en el campo.
"Pienso que varios ganaderos teníamos la esperanza de que en enero de este año se abriera el tema. Yo aguanté y hasta la fecha tengo cinco corridas de cinqueños esperando a ser lidiados, además de toda la camada de cuatreños. Ha sido un año duro en todos sentidos, económico y genéticamente hablando tienes que deshacerte de cosas que te cuestan trabajo, pero ni hablar. Llega un momento que no puedes con todo, tienes que hacer una selección muy rigurosa, tocarte el corazón y tomar decisiones difíciles", concluyó.