La originalidad es una de las virtudes más importantes de un artista. Original es aquel que rompe los paradigmas para expresar la esencia que lleva por dentro, para ser quien quiere ser y no seguir obsoletos modelos de conducta. Todas las personas nacemos únicas y originales, sin embargo muchos mueren como copias: se vuelven masa. El valor de la originalidad nos ayuda a resistirnos a reproducir lo que otros hacen y nos impulsa a producir, a crear algo distinto a lo común y corriente.
Ser originales no es cambiar la forma del fondo, sino cambiar el fondo y la forma. Intentar ser creativo y diferente son características de la persona original. Sólo es posible cambiar la tauromaquia (y nuestra sociedad) con la acción de personas que practiquen la originalidad.
Quien no entiende de arte, a veces confunde original con kitsch, que se refiere a una estética adocenada, cursi, pretenciosa y, por lo tanto, de mal gusto. Lo kitsch se caracteriza por el deseo de aparentar. Por lo tanto, las imitaciones y las copias son kitsch.
La semana pasada, Manuel Rocha "El Rifao" dio de qué hablar. El sábado 10 de abril se presentó en la plaza "La Luz" de León, Guanajuato. Mientras que sus compañeros de cartel vestían un distinguido traje de charro o un elegante traje corto, haciendo alusión a las indumentarias tradicionales usadas en las faenas de campo con caballos o ganado bravo, El Rifao iba vestido de "maletilla", como si fuera disfrazado de su paisano El Pana. Al día siguiente toreó en Apizaco y volvió a ser noticia, en esa ocasión al recibir una aparatosa cornada. En ambas tardes se ven fotos suyas ejecutando el escalofriante lance de "la tlaxcalteca", otra invención de El Pana.
Algunos medio empiezan a llamarlo un nuevo heterodoxo, mientras que en redes sociales leí comentarios en los que más bien lo catalogan de "mamarracho", por presentarse en un festival con calzado para hacer ejercicio.
¿Original o kitsch? Los toreros originales no son los que repiten las mismas fórmulas y torean igual que como les enseñaron sus maestros, sino los que –entendiendo los moldes vigentes– innovaron e hicieron evolucionar el arte del toreo. Pepe Alameda los llama "los heterodoxos" porque contradicen lo que hasta entonces se consideraban como los cánones y los transforman hasta convertirlos en una nueva ortodoxia. Son artistas que decidieron no seguir el rigor de las reglas vigente y, sin renunciar a ellas, se convirtieron en incómodos.
Copiar a El Pana o disfrazarse como si fuera a un fiesta de Halloween, no hace a nadie original sino que lo vuelve kitsch. Pero se necesita valor para jugarse la vida recibiendo a un toro a porta gayola con el capote a la espalda para intentar "la tlaxcalteca".
Lo original siempre es atractivo y llama la atención porque es diferente. Lo kitsch repite patrones estéticos y se limita a aparentar. El tiempo nos dirá si El Rifao puede romper cánones y ser distinto o si se circunscribe a ser una hortera copia de Rodolfo Rodríguez. Ojalá reciba las oportunidades para mostrarlo.