"...sucede allá en España. ¿Y en México? De momento, nada..."
El llamado "Comité de Crisis" de la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) se reunió durante dos largos días en Salamanca, con la finalidad de tomar acuerdos y ejecutar diversas decisiones respecto a la temporada española 2021, lo que sin duda era un asunto tan necesario como urgente.
En las notas periodísticas publicadas sobre este esperanzador encuentro, se afirma que la campaña taurina 2021 no se parecerá en nada a la de 2019 y, evidentemente, estará más cerca de ser como la del año anterior. La intención es "salvar los muebles" y adaptarse a la actualidad impuesta por la pandemia, que en España ha arrasado con las grandes ferias taurinas.
Y parece que al fin los estamentos que conforman la Fiesta se van a poner de acuerdo para hacer un rescate ordenado –y esperemos que equitativo– de un espectáculo que ha sido vapuleado por el coronavirus, tal y como ha ocurrido con otros sectores que se dedican al entretenimiento, mismos que se han visto obligados a reducir su actividad casi a los mínimos.
Dicen que dejarán atrás los intereses personales, esos que tanto han dañado a la Fiesta de manera inmemorial, sobre todo cuando los grupos de poder han intentado dominar y/o someter a quienes no comulgan con su forma de ver el negocio. Si acaso esto llegara a darse, será el logro más importante conseguido en décadas.
Eso está muy bien… pero sucede allá en España. ¿Y en México? De momento, nada. Aquí prevalece el inmovilismo, salvo por contadas y valiosas excepciones. El resto se ha sentado a ver pasar la pandemia sin intentar más cosas nuevas, sobre todo ahora que el terreno está abonado para equivocarse sin miramientos de ninguna índole, y tratar de adaptarse a lo que hay, y no a lo que debería haber.
Y si la pandemia le ha inferido una cornada grave a la fiesta de los toros, los buitres del animalismo ya rondan su cielo, con una actualidad agravada por las circunstancias de la crisis económica y la efervescencia política generada por las elecciones del próximo 6 de junio.
Se trata de un panorama negro, como lo que ocurrirá hoy en Puebla; como esa noche en la que la Fiesta se sumió desde marzo del año anterior, con algunos chispazos aislados de ingenio, sólo unos cuantos, que lamentablemente no han servido para configurar el liderazgo que tanta falta hace para sacar a la tauromaquia adelante.
Y no se trata de ser negativos, sino realistas. Porque nada va a ser igual después de esta pandemia, y si aquellos que se dedican a organizar festejos taurinos no lo entienden así, con el propósito de realizar una adecuación a los tiempos que se nos vienen, permanecer tan faltos de ideas y soluciones emergentes, será la puntilla.