Joselito Adame hoy cumple un año de haber toreado la corrida número 500 de su carrera, que tuvo lugar en la Monumental Mérida el 16 de febrero de 2020, y después de esa tarde solamente hizo otro paseíllo en Autlán, el 25 de febrero, antes del comienzo de la pandemia.
Como todo los toreros, y también los aficionados, desde luego, no ha perdido el entusiasmo y quizá lo más difícil en todo este tiempo haya sido no saber cuándo se verá nuevamente anunciado en una plaza de toros, según explica:
"Hemos tenido que aprender a convivir con el coronavirus, e intentado dar lo mejor para no quedarnos sin esperanza. Quizá lo más difícil ha sido lidiar con la incertidumbre, y no saber cuándo volveremos a vernos en una plaza de toros, en un día de corrida, que es lo que ha sido mi vida desde hace más de 20 años", comentó.
Así como otros compañeros, Joselito Adame se ha refugiado en la soledad del campo bravo, donde en este lapso ha toreado más de 40 toros con la finalidad de no perder el sitio que había recuperado tras su parón voluntario durante el verano de 2019. Y esta actividad le ha venido bien para mantener la concentración en su profesión.
"He toreado más toros que vacas. Muchos ganaderos amigos han tenido la amabilidad de invitarme a sus casas a torear, que es algo que agradezco porque ha sido la única manera de mantener el ritmo que llevaba en los primeros meses de 2020, sobre todo después de mi encerrona de San Miguel de Allende, donde mostré el nivel de madurez alcanzado".
A esos entrenamientos en el campo también se han sumado los habituales de toreo de salón, y sesiones de entrenamiento que algunas veces realiza en compañía de sus hermanos Luis David y Alejandro, con los que convive a menudo.
Por otra parte, aquella corrida de Mérida tuvo una significación especial, ya que es el único torero de su generación en alcanzar dicha cifra, y aunque no se considera un torero al que le guste coleccionar números, llegar a esa cantidad de corridas toreadas fue, en su momento, algo que lo llenó de ilusión y ganas de seguir adelante.
En estos meses ha tenido que dedicar más tiempo a sus negocios, y ha hecho algunos viajes recreativos, quizá más por distraerse que por otra cosa, según afirma:
"He viajado un par de veces a Estados Unidos: a San Diego y McAllen, y también a Puerto Vallarta. Hacía mucho tiempo que no pasaba tantos meses sin ir a España, por ejemplo, y esta actividad tan frenética a la que estaba tan acostumbrado, de pronto se vio interrumpida de golpe, quizá como le ocurrió a tantas personas que se dedican a distintas profesiones y cuyos trabajos se vieron reducidos o entorpecidos por la desgracia provocada por la pandemia".
Asimismo, en estos meses de reposo, se ha dado tiempo para corregir el borrador del libro escrito al alimón con Juan Antonio de Labra, y que está en fase de diseño ya próximo a ver la luz, que es otro proyecto que se venía gestando desde hacía más de tres años y lo llena de motivación.
Entretanto, y con el deseo de que pronto exista un control de la pandemia, Joselito Adame sigue pensando en el toro, en el toreo, en esa faena en la que sueñan todos los toreros y que siempre está por llegar. Es la ilusión de aquel que mantiene la fe en Dios de que esto termine pronto y haya salud y esperanza para todos.