Morante quiere matar miuras en Sevilla, en la Maestranza, la plaza donde esta legendaria divisa tiene quizá el cartel mejor ganado de cuantas se han anunciado en el coso del Baratillo, pues no en vano los toros criados por esta insigne familia ganadera, han dado mucho de qué hablar a lo largo de su historia.
Y pretende hacerlo como un homenaje a Joselito El Gallo, que con estos toros cosechó triunfos muy significativos prácticamente desde que era un chiquillo que pretendía demostrar su incipiente jerarquía, aquella facilidad innata y su altivo arrojo, ese que tanta fama le aportó a su poderosa tauromaquia, que no sólo se hizo patente en los ruedos, sino también en los despachos.
Como era de esperarse, esta noticia ha despertado cierta controversia, y así como hay aficionados que celebran ampliamente los planes de Morante, también hay otros que no ven con agrado una decisión que ha provocado lo que se pretendía: que se hable de toros… y de toreo, que tanta falta hace en estos tiempos de incertidumbre.
La polémica generada se traduce en varias interrogantes: ¿es una gesta sinrazón? ¿se trata de una idea novedosa? ¿es sólo un golpe mediático de talante oportunista?... O tal vez el gusto personal de matar toros de una divisa tan emblemática, que todavía mete gente a la plaza.
Cada uno tendrá las respuestas a estas y otras preguntas. Sin embargo, sólo Morante sabrá lo que realmente se esconde detrás de esta peculiar iniciativa, muy atractiva en el papel, por supuesto, pero cuyo resultado en el ruedo siempre será una gran incógnita, la que supone enfrentar unos toros que suelen embestir a "contraestilo" de su exquisita expresión artística.
A menos que la única pretensión de Morante sea evocar esa tauromaquia antigua de Joselito, y ver si cabe ser aplicada con brillantez un siglo después, a sabiendas, inclusive, de que quizá el público no termine de comprender una lidia que, con estos toros, resulta tan compleja como defensiva, y en la que "lidiar" adquiere un cariz integral de lo que es el toreo.
Porque tanto en la Edad de Oro como en épocas posteriores, torear miuras siempre otorgaba un caché especial, y no todos los toreros eran capaces de estar a la altura de un compromiso de tal envergadura, que terminó de reafirmar su negra leyenda aquella tarde de 1947 en Linares.
Así que con "M" de Morante y "M" de Miura, estos dos apellidos podrían encontrarse en Sevilla para invocar otra palabra con "m", la de "morbo", y poder constatar si el de La Puebla es tan Gallo como el de Gelves.