El matador retirado
José Manuel Inchausti "Tinín" falleció ayer en Valencia, España, a las edad de 74 años, como consecuencia de un cáncer que lo mantuvo muy delicado de salud en los últimos meses, y así se cerró la historia de un torero bohemio que también se dedicó a varias actividades en el mundo del espectáculo.
Tinín nació en el madrileño barrio de Las Letras, el 28 de octubre de 1946. Comenzó a torear como novillero por influencia de su hermano Faustino, que también era torero, y de cuyo nombre derivó su apodo. Por tanto, el hermano de "Tino", sería "Tinín" en los carteles.
Tinín hizo una extensa campaña novilleril en la que sumó alrededor de cien festejos, antes de recibir la alternativa en la plaza de Las Ventas de Madrid. El hecho tuvo lugar el 21 de mayo de 1966, de manos de Paco Camino, y ante la presencia de Santiago Martín "El Viti". Ese día cortó una oreja al toro de la ceremonia, del hierro de Alipio Pérez Tabernero.
Ese año sumó un total de 59 corridas y terminó en el séptimo puesto de un escalafón encabezado por su padrino de alternativa, que toreó 95 festejos. Al año siguiente sumó 50 corridas, y luego sus números fueron bajando considerablemente, pues en 1968 nada más realizó 21 paseíllos.
A lo largo de esos primeros años como matador triunfó con fuerza en distintos cosos, siendo Las Ventas y la Maestranza de Sevilla en las que cosechó importantes logros y se hizo de un nombre que le valió entrar en las grandes ferias cuando todavía estaba completamente concentrado y dedicado a su profesión. En la plaza capitalina salió a hombros varias veces, mientras que en Sevilla, una tarde cortó tres orejas. Eran esos años en que su cartel estaba en alza, gracias a un oficio bien aprendido y su valor.
A México vino a finales de los setentas y se quedó muchos años. Aquí trabó una gran amistad con la dinastía de los Armilla, tanto con Manolo Espinosa como con Miguel, y también con Jesús Solórzano y Jorge Ávila, entre otros, pues tenía un gran don de gentes. Toreó mucho con ellos en las plazas de provincia, donde demostraba su arrojo y buenas maneras. Paralelamente a su actividad taurina, solía viajar adonde lo invitaran. Siempre tuvo gran habilidad para saber vivir bien la vida y disfrutar de todos sus placeres.
Andando los años llegó a trabajar con Juan Manuel Serrat y Camilo Sesto y por ello se apartó de los toros, a los que más tarde regresó para convertirse en veedor de la Casa Matilla, con las que trabajó intensamente. También se le veía con frecuencia en las plazas donde esta empresa organiza corridas, fungiendo en otras labores administrativas y de apoyo.
A mediados de los noventa regresó a México como apoderado del novillero José Antonio Iniesta, que tuvo un debut soñado y causó una honda impresión en el coso de Insurgentes, pocos meses antes de la gravísima cornada que sufrió en Madrid y que, por desgracia, lo acabó quitando de los toros.
El coche fúnebre que conducía sus restos al tanatorio el día de hoy, decidió hacer una parada anterior en la plaza de Las Ventas, para que Tinín saliera por al Puerta Grande de Madrid de un recinto donde toreó 28 tardes, con el corte de 17 orejas, y cuatro salidas a hombros. Mientras Tinín abandonaba el coso por última vez, a través de la megafonía se escuchaba el pasodoble que le habían escrito y que, en su día, grabó la célebre Rocío Jurado. Su cuerpo está siendo velado en el tanatorio municipal de la M-30, y mañana a las 12:30 horas de España, sus restos serán enviados al crematorio del cementerio de la Almudena.
Castizo, rebelde, simpático, puntilloso y muy bohemio, Tinín tenía una especial agudeza para andar por la vida. Supo ganar afectos por su espontánea forma de ser, dotada de un agudo desparpajo y una picardía cautivadora. Descanse en paz.