Los hermanos José y Javier Funtantet no han dejado de preparase en el campo, tal y como lo han hecho la mayoría de los toreros –a pie o a caballo– durante este época de pandemia en la que muchas ganaderías están haciendo ajustes numéricos en sus respectivos hatos, producto de la crisis que vive la tauromaquia.

Y ayer pusieron sus caballos a punto en el rancho mexiquense de Santiago Tianguistengo, donde lidiaron dos novillos a puerta cerrada, para continuar en forma hasta que exista la posibilidad de actuar en público, dependiendo de cómo se mueva el semáforo sanitario en las distintas regiones del país.

La intención de ambos es seguir con este tipo de entrenamientos que contribuyan a aumentar su grado de experiencia, y con miras a formar parte de esa nueva generación de caballistas mexicanos que ha surgido en los últimos años.

Así que, además de los ensayos diarios en su rancho de Querétaro, están haciendo estas incursiones en otros lugares, para seguir afinando los detalles de la doma y poniendo sus caballos.