El Ecuador recuerda 198 años de la Batalla de Pichincha, fecha mayor del calendario heroico nacional pues, el episodio bélico selló la brillante campaña libertaria que puso fin a casi tres siglos de dominación española.
Revisando los libros de historia encontramos varias publicaciones que nos describen las fastuosas celebraciones del primer año de Independencia programadas en Quito, festejos que incluyeron dos corridas de toros los días 24 y 25 de mayo de 1823 escenificadas en la Plaza Mayor con la presencia de los protagonistas de la inmortal batalla.
Los datos históricos están registrados entre otros documentos en la obra "Rasgos Biográficos del Gran Mariscal de Ayacucho don Antonio José Sucre" publicado en 1910 por Vicente Pesquera Vallenilla, en el "Ecuador Profundo" del historiador guayaquileño Rodolfo Pérez Pimentel y en el semanario "El Monitor Quiteño" editado en 1823 por el mismísimo Mariscal Sucre en su condición de Intendente de Quito.
Pérez Pimentel sostenido en Pesquera Vallenilla relata las actividades que Sucre cumplió en Quito un año después de la gesta del Pichincha:
"La víspera del aniversario fue llevada la imagen de la Virgen de las Mercedes en solemne procesión, por la noche hubo luminarias en la Plaza Mayor con diversos juegos de pólvora, que ocasionaron fuertes detonaciones con brillantes destellos. Al día siguiente 24 de Mayo de 1823, una salva de artillería anunció el inicio del festejo y en las faldas del Pichincha se comenzaron a mover algunos batallones imitando las líneas del combate. Como a eso de la diez comenzó el desfile de carros alegóricos ricamente adornados con guirnaldas de flores. El primero conducía dos estatuas que simbolizaban la verdad y la justicia sosteniendo un retrato de cuerpo entero de Bolívar, con leyendas alusivas a su gloria. Varios jóvenes vestidos de indios tiraban del carro triunfal y desde los balcones, las damas festejaban con palmas ese alarde de patriotismo. Numerosos arcos se habían levantado en el trayecto y todos gritaban: "Vivan los Libertadores Bolívar y Sucre".
"…Como a las tres los presentes fueron a espectar una soberbia corrida de toros en la Plaza Mayor, que felizmente no resultó accidentada…"
"…El 25 se celebró un solemnísimo Te Deum en la Catedral con el concurso de las autoridades. La oración gratulatoria corrió a cargo del Provincial de los Mercedarios Fray Pedro Bou. A la salida se realizó el juego de la "Corrida de sortija a caballo" en la Plaza Mayor y hubo almuerzo campestre ofrecido por el ejército libertador en la llanura de la Alameda. A las tres de la tarde hubo otra corrida de toros en la Plaza Mayor…"
Las crónicas incluidas en El Monitor Quiteño completan la reseña documentando la agenda de actividades de aquellos días de fiesta en los que a las tres de la tarde del 24 y 25 de mayo se desarrollaron corridas de toros en la Plaza Mayor.
Lo cierto es que la fiesta de los toros en el Ecuador, cuyas raíces nos remiten a la primera mitad del siglo XVI, en la etapa colonial, fue paulatinamente afirmándose a la par del sincretismo de las celebraciones aborígenes y el calendario religioso español.
Esta nueva realidad étnico cultural resultado del encuentro de dos civilizaciones, estuvo marcada por las dolorosas circunstancias de la guerra de Conquista e importantes avances en materia cultural, social y tecnológica. La fiesta de los toros no se mantuvo al margen de esta maravillosa simbiosis: el entorno andino otorgó a la actividad taurina un hábitat apropiado para el establecimiento del bovino y un escenario maravilloso para la expansión de las funciones taurinas.
Durante la época colonial, como en el proceso independentista y más tarde en la república, el toro y el hombre de Los Andes, a lo largo de más de cuatro siglos, se forjaron como elementos consustanciales de la cultura popular
Con la obtención de la libertad, la actividad taurina afirmó su carácter mestizo determinó su sentido de pertenencia en un grupo humano que desde el 24 de mayo de 1822 procuró un nuevo camino político y administrativo.