Cuando empezaron los confinamientos en Europa para mitigar el avance de la pandemia, la Orquesta Filarmónica de Berlín abrió gratuitamente su sala de conciertos digitales. Durante tres meses, los melómanos de todo el mundo pudieron disfrutar por computadora, tableta o smartphone la música de una de las orquestas sinfónicas más importantes del mundo.
Este acto de generosidad ha tenido beneficios inesperados para la Filarmónica de Berlín. El número de suscriptores se ha incrementado significativamente. En estos meses, los aficionados a la música se acostumbraron a ver los conciertos mediante streaming y decidieron contratar la membresía anual.
Conforme las medidas de aislamiento social en Alemania se han ido relajando, la Filarmónica de Berlín ha empezado a dar conciertos a puertas cerradas con una gran aceptación tanto del público, como de los propios músico. Kirill Petrenko, director de la orquesta, declaró el sábado pasado antes del inicio de la transmisión en vivo del concierto: "Estoy convencido de que aquellos de nosotros a quienes se les permite tocar este concierto juntos, nunca lo olvidaremos. Ya sé que el resto de mi vida recordaré cada segundo de estos ensayos y de este concierto. Emocional y psicológicamente lo que está sucediendo aquí es extraordinario".
Por su parte, Olaf Maninger, el principal violoncelista de la orquesta, calificó el concierto como un obsequio tanto para los músicos como para la audiencia: "Esta experiencia compartida de una situación catastrófica, aislada y socialmente alejada de que podemos procesar a través de nuestra música y de nuestro público, es un regalo".
Sin importar las regulación, los músicos alemanes buscan la oportunidad de trascender a través de su arte y contribuir a reconfortar la vida tanto de su público, como de ellos mismos.
En la fiesta de los toros, las reacciones a iniciativas similares han sido polémicas. Quizá las declaraciones que más han resonado en contra de televisar corridas a puertas cerradas son las de Morante de la Puebla. En una entrevista publicada en el diario ABC el 1 de mayo, el diestro sevillano dijo: "No estoy de acuerdo. El toreo es cultura, una fiesta donde el público forma parte fundamental del propio acontecimiento (…) Cuando las cosas se manipulan es posible que luego no regresen a la normalidad de antes". Después se autonombró "guardián y vigía para mantener la tradición; cuanto más antigua, mejor; cuanto más esencia, mejor".
Por otro lado, se ha argumentado que la tauromaquia es un sacrificio ritual que se legitima ante la mirada del público. Lo es también la Eucaristía cristiana y la Iglesia Católica ha autorizado la celebración de la Santa Misa por medios digitales.
Tal vez se requiera una discusión más profunda sobre lo que representa la esencia de la tauromaquia. A mí me parece que la bravura del toro es una característica más importante que la "presencia física" de aficionados en los festejos. Y algunos de los que hoy critican estas iniciativas on-line, no han sido igual de estrictos ante lo que Horacio Reiba ha llamado el post toro de lidia mexicano.
Tal como lo ha realizado la Filarmónica de Berlin, la tauromaquia necesita innovar con identidad. Hoy el nombre del juego se llama flujo de efectivo. Los financieros dicen cash is king. Así que deberíamos de darle la bienvenida a las iniciativas que ayuden a la sobrevivencia de los fiesta.
Por otro lado, los artistas tienen la misión de alimentar la cultura y las artes bajo las condiciones del entorno. Kirill Petrenko, director de la Filarmónica de Berlín, dijo: "Cuando se nos ofreció esta oportunidad –se refería a los conciertos a puertas cerradas–, estaba claro para mí que debemos tratar de hacer que algo suceda de una forma u otra, sin importar las regulaciones que tengamos que observar, para que, como músicos, como orquesta, nosotros también podamos contribuir a reanimar nuestras vidas".