José Gómez Ortega "Gallito", que es como se anunciaba en los carteles, es responsable de muchas de las evoluciones del toreo tal como lo conocemos actualmente. Fue él quien marcó la pauta para el toreo ligado en redondo que después perfeccionaron Chicuelo, Armillita y Manolete.
Fue un torero que entendió que para esa forma de torear, y para colocarse en el sitio donde lo hacía Belmonte, se requería un toro especial, así que influyó decisivamente en los empadres y cruzas de las ganaderías andaluzas de su tiempo y en que predominaran los encastes Vistahermosa, Ibarra, Parladé, Murube y Saltillo.
Joselito fue un visionario. Comprendió el contexto europeo, así que encausó la fiesta para que convergiera con las necesidades de una sociedad que evolucionaba hacia un mundo moderno. De esta forma, diseñó las temporadas taurinas españolas para que tanto él como Belmonte pudieran torear más de cien corridas en un año. Para cuidar los intereses de los toreros –de él y de Juan– estableció los modelos para que después aparecieran apoderados profesionales como Camará y Domingo Dominguín.
También intervino en la construcción de plazas monumentales para que el gran público pudiera ir a los toros. A Gallito debemos la construcción de la plaza Monumental de Barcelona, el diseño de la plaza de Las Ventas y la ejecución del proyecto de la Monumental de Sevilla, que con su muerte terminó en abandono.
¡Gallito fue el gran innovador del toreo!
Clay Christensen, profesor de Harvard recientemente fallecido, estudió las características y comportamientos de personajes que han impactado a la sociedad como Bill Gates, de Microsfot; Steve Jobs, de Apple; Larry Page y Sergey Brin, de Google, entre otros. A partir esas investigaciones, acuñó el concepto del ADN del innovador. Esto quiere decir que quienes poseen ese ADN se cuestionan, observan, crean redes, experimentan y tienen pensamiento asociativo.
Para cambiar el mundo, hay que tener coraje para innovar, como el de Joselito. Tuvo el valor y la audacia para atreverse a ser diferente, para desafiar el statu quo, que incluyó a los aristócratas sevillanos que se oponían a la construcción de la Monumental de Sevilla.
Gallito ponía en práctica continuamente las primeras cuatro habilidades conductuales que Christensen encontró en el ADN de los innovadores. Sólo así podemos entender todo lo que el Rey de los Toreros hizo en tan poco tiempo. Tomó la alternativa en 1912 y murió en 1920, cuando tenía 25 años de edad; es decir, en ocho año como matador de toros y siendo aún un chaval, cambió el devenir de la tauromaquia. José Gómez Ortega hizo de la innovación su "segunda naturaleza".
Gallito tenía la habilidad de sintetizar nuevos conocimientos, que es a lo que se refiere el pensamiento asociativo: unir ideas aparentemente desasociadas para parir algo distinto, innovador. José entendió que necesitaba un antagonista, por ello protegió a Belmonte y seleccionó un toro que le permitiera desarrollar el temple y el arte que hicieron trascender al trianero. Pero su clarividencia fue tal que identificó las necesidades de lo que sería la sociedad española futura y la conectó con el nuevo toro, las técnicas de torear, las plazas, las temporadas y los profesionales de los despachos para crear la industria de la tauromaquia que cien años después seguía aprovechando lo diseñado por Joselito.
Esta habilidad de asociación que tenía Gallito, la explicaba Steve Jobs de la siguiente forma: "Creatividad es conectar cosas…, las personas creativas conectan experiencias que tuvieron y las sintetizan en cosas (e ideas) nuevas".
La sociedad de hoy es muy distinta a la que observó Joselito a principios del siglo XX. Además, la coyuntura sanitaria ha puesto a la industria de la tauromaquia en una situación perpleja. Por lo necesitamos que florezca ese ADN innovador en los taurinos para diseñar nuevas condiciones que permitan un resurgimiento de las más bella de todas las fiestas.