Especial: Cuando un amigo se va

Lunes, 30 Mar 2020    Cancún, Q. Roo    Jorge Ávila | Foto: Archivo   
Un recuerdo de Jorge Ávila a la memoria de Paco Ahumada
El matador Jorge Ávila nos comparte un texto que escribió para honrar la memoria de su querido amigo, el novillero retirado Paco Ahumada, que falleció en días pasados en la ciudad de Cuernavaca, y de quien evoca aquellos recuerdos que dibujan la personalidad de un hombre que siempre se sintió torero.

Falleció mi amigo Paco Ahumada, que fue como un hermano más para mí. Lo conocí en el año 1968, cuando llegue a radicar a Mexico para hacerme torero. Paco, por ese entonces, ya toreaba profesionalmente vestido de luces, como novillero, en contra de los deseos de sus padres. Alternaba el tema taurino, con sus estudios de derecho en la UNAM , y después con diversos negocios en qué participó como empresario. Sin embargo, él siempre hubiera querido dedicarse plenamente a torear.

Su familia tenía una sólida posición social, cultural y económica. Era nieto del insigne José Vasconcelos, que entre muchas otras importantes actividades y sucesos en su larga y brillante biografía, siendo rector de la UNAM (Universidad Nacional en esa época), creo aquella famosa frase: "Por mi raza hablará el espíritu", que a partir de entonces se convertiría en lema de la máxima casa de estudios de Mexico, donde años después, estudiaría leyes su nieto Francisco.

Fue muy apreciado en el mundo cultural , social y taurino tanto en Mexico como en otros países como España o Italia, donde tuvo grandes amistades que valoraban su vasta cultura y sus finas maneras.

El extraordinario ganadero don Luis Barroso Barona, fundador de la ganadería de San Miguel de Mimiahuápam y toda su apreciable familia, lo consideraron siempre como un miembro más de la misma, de manera que en las faenas de tientas del ganado bravo de esa gran casa ganadera, pudo siempre dar rienda suelta a su sensibilidad torera, emocionando sin cuentos a la familia Barroso Díaz y a sus invitados.

También fue un amigo muy apreciado por los toreros, de manera muy especial por Chucho Solorzano y Mariano Ramos, quienes celebraban siempre públicamente su amistad .

Una temporada que me quedé sin lugar donde vivir, Paco amablemente me ofreció su casa familiar de Tlacopac, en el Sur del entonces Distrito Federal. Estaba en la esquina de la Calzada de las Águilas con la calle Leones. Había una enorme Biblioteca y detalles de arte en toda la casa, entre ellos un bar donde se reunía la familia al mediodía.

A aquel bar le llamaban "Al Toro Pintado", y esto era porque en la pared del fondo había una figura de un toro que había sido pintado en tinta por don Herminio, papá de Paco, un hombre singular con el don de la creatividad poética a flor de piel. Sonorense, gran amante del Bacanora de su tierra y del italiano Campari, que mezclaba con agua de sifón, bebidas ambas, que entre algunas otras, aprendí a degustar en ese emblemático y mágico lugar.

Años después, en la barda del jardín donde florecían unos rosales, me tocó ver a don Herminio pintar con crayolas de sus nietos, en medio de los denuestos de Carmelita, su mujer, el rotundo verso de Pellicer "Aquí no suceden cosas de mayor trascendencia que las rosas".

El pasado miércoles 25 de marzo de 2020, a mi hermano Paco le llevo a otra vida un cáncer avanzado que últimamente le venía produciendo dolores muy intensos. Pasó sus últimos días con su familia en la casa de su hermana María, en Cuernavaca. Ella me comentó al día siguiente de su deceso, que en todo momento estuvo siempre consciente y tranquilo porque era un convencido de su fe católica y ferviente creyente de la palabra de Cristo Jesús.

Paco era un extraordinario ser humano; empresario emprendedor y creador de empleos. Fue propietario del restaurante "El Abajeño" de la colonia Narvarte en la Ciudad de México, y poco tiempo después de incursionar en esta actividad, instauró, con muchísimo éxito. una sucursal en Aguascalientes, en los terrenos de la Feria de San Marcos. También participó como socio fundador de una empresa en el ramo de la señalización a nivel nacional, todo esto, sin olvidar que ante todo, siempre se sintió torero.

Cuando se ponía delante, dejaba constancia de sus clásicas maneras para interpretar el arte de torear.

Descansa en paz, Francisco Ahumada Vasconcelos.

Jorge Ávila, Cancún, marzo de 2020.

Nota de la redacción: En la fotografía que ilustra este texto, Paco Ahumada aparece con barba en compañía de los hermanos Luis, Miguel y Juan Pedro Barroso, así como el novillero Mauricio Sescosse, durante una tienta en la ganadería de Jaral de Peñas.


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