Mujeres, toros y paro

Sábado, 07 Mar 2020    Guadalajara, Jal.    Antonio Casanueva | Foto: Archivo   
Siguen sufriendo discriminación y violencia…”
Fue a Raquel Martínez a la primera mujer que vi vestida de luces. Se presentaba en la plaza de las Brisas en Valsequillo, Puebla. Fue un acontecimiento familiar, pues la plaza era propiedad del doctor Sergio "Teto" Guzmán, nuestro ortodoncista. Todos los doctores de la familia eran taurinos. 

Mi papá siempre decía: "no sé si sea buen médico, pero al menos es aficionado a los toros"; siguiendo este principio, pediatra, ortopedista, dentista y hasta el médico familiar eran taurinos. En aquella ocasión, a mi papá le interesaba que Fabiola, mi hermana, conociera a la torera, así que gestionó con Teto para poderla llevar al patio de cuadrillas y retratarla con la matadora Raquel Martínez. 

Años después, Cristina Sánchez se presentó como novillera en "El Relicario" de Puebla. Me estremeció. Tenía personalidad y valor. Era ejemplo de fortaleza, templanza, que combinaba con gracia y delicadeza femenina. La seguí por distintas plazas de México, primero como novillera y luego como matadora de toros. Cuando le conté a mi padre mi admiración por Cristina, me respondió que Conchita Cintrón había sido la más hermosa, valiente y artista de todas las que se han puesto delante de un toro.

Conchita fue una mujer osada, aventurera e intensa. Nació en Chile, de padre puertoriqueño y madre estadounidense. Se crió en Perú. Ahí nació su afición por los toros y los caballos. Debutó en Lima, en la plaza de Acho en 1936. Después vino a México donde la bautizaron como "La Diosa Rubia del Toreo". Conchita Cintrón destacaba por su conocimiento de la lidia, dominio de las cabalgaduras, por su singular belleza y por su cabello rubio. 

Llegó a España en plena dictadura de Franco y le prohibieron torear a pie. En su despedida en Jaen, en 1950, se bajó del caballo, cogió la muleta y toreó. Fue detenida por el placo presidencial y multada por "espontánea". 

Casi cincuenta años después, a Cristina Sánchez tampoco le resultó fácil abrirse paso en un mundo de hombres. Le decían: "tú no puedes, no has nacido para esto, eres una mujer". En una entrevista publicada en El Español en enero de 2018 le preguntaron si es machista el mundo del toro. Con elegancia contestó: "No acusaría al mundo del toro. Acusaría a la sociedad. No lo digo como señalando. Lo digo como constatando un hecho que poco a poco va cambiando (…) El mundo del toro es reflejo de la sociedad".

En México la sociedad ha cambiado poco. Las mujeres siguen sufriendo discriminación y violencia. El lunes 9 de marzo muchas mexicanas harán un paro en señal de protesta. Los taurinos no podemos ser indiferentes. 

He visto videos de Hilda Tenorio y me sorprende que haya toreado tan poco. La maestra Tenorio es un ejemplo de cómo muchas mujeres, a pesar de tener más capacidad que sus colegas varones, son relegadas. Hilda tiene oficio, es valiente y pone muy bien banderillas. No me cabe duda que daría mucho más espectáculo que varios toreros. Pero Hilda es mujer.

Cristina Sánchez tiene razón al afirmar que el mundo del toro es reflejo de la sociedad. Ojalá que el paro del próximo lunes nos haga reflexionar sobre nuestra responsabilidad como taurinos varones en construir una mejor sociedad.


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