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Los toreros de antaño y los de hogaño

Viernes, 01 Nov 2019    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Infografía: LM   
"…Una corrida de toros celebrada imaginariamente el 5 de mayo de…"
Una amplia y documentada introducción del profesor Pedro Romero de Solís revela la importancia del autor de este libro en el ámbito de la literatura taurina del siglo XIX. José Sánchez de Neira fue el  autor del  texto "Los toreros de antaño y los de hogaño", además de crítico de la revista "Sol y Sombra" y colaborador en "La Lidia".

En este libro, Sánchez de Neira describe con  lujo de detalles la organización por la Real Maestranza de Sevilla de una corrida de toros, celebrada imaginariamente, el 5 de mayo de 1793. Los toros de esa imaginaria corrida pertenecían a la ganadería de los padres  Dominicos de Jerez. 

Aprovecha el profesor Romero esta circunstancia para ilustrar al lector que en el siglo XVIII: "antes de que se produjera la marea desamortizadora existían numerosos conventos o monasterios que eran poseedores de grandes vacadas y que vendieron en Sevilla por esos años toros a la Real Maestranza: por ejemplo los Conventos de la Cartuja y San Isidoro del Campo en 1731, de San Jacinto de Triana y de la Trinidad de Carmona en 1771".

Romero de Solís destaca que en el caso de la Real Maestranza el privilegio de correr toros no se compadece con la financiación de institutos de beneficencia como es el caso de las corridas que tenían lugar en la plaza de Madrid y otras ciudades, sino para fines militares, pues, en su opinión: "si la caballería española ha de ser, como lo ha sido hasta ahora, la primera del mundo, según reclaman las Reales Ordenanzas de la Maestranza, hemos de cumplir todos con empeño lo que mejor convenga al lustre y bienestar de la Real Corporación".

De esta manera, Sánchez de Neira estructura su libro en quince capítulos: siete dedicado a los toreros de antaño y ocho a los de hogaño, se sitúa en mayo de 1793, cuando el Teniente de la Real Maestranza convoca a dos caballeros maestrantes con objeto de arbitrar recursos para allegar fondos con que atender en parte a los grandes gastos que pesaban sobre tan  alta Congregación, pues menciona que: "hemos de cumplir todos con empeño a lo que mejor convenga al lustre y bienestar de la Real Maestranza, a la que tenemos la alta honra de pertenecer"

Se  relata con  precisión los ajustes de honorarios con los dos matadores, Costillares  y Pepe Hillo, y describe los trajes de torear, que también corrían a cargo de la Maestranza. Más adelante se exponen los bandos, permisos y fiestas de toros de varalarga que se celebraron en la Real Maestranza.

Se trata más adelante de cómo era la plaza de toros y se describe el palco real que no lo ocupaba nadie: es decir estaba en él, colocado sobre un paño de damasco carmesí y sin dosel, el retrato del Infante Hermano Mayor, con la silla vuelta de espaldas a la plaza. El balcón de la derecha lo ocupaba el señor Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza, y en el de la izquierda estaban los Tenientes del Asistente de Sevilla. Es curioso cómo resalta Sánchez de Neira que salvo cuatro principales, los hermanos maestrantes, que no eran pocos, compraban su billete y se colocaban donde buenamente podían.
 
Continúan los comentarios sobre el desarrollo de la corrida pero con la peculiaridad de que ya están presentes los toreros. Sería acaso inconcebible la reacción de un torero actual ante los elogios del maestrante Conde del Aguila como hizo Costillares: "Sr. Maestrante, no merecemos tanto…nosotros no hemos hecho más que cumplir nuestro deber, que era el de agradar a la Real Maestranza y al público, de cuyo favor vivimos."

En el último capítulo de "Los de antaño" se reflejan aspectos de costumbres del siglo XVIII, en tanto que llamará la atención cómo, para ir de una plaza a otra, lo hacían los diestros y sus cuadrillas no en coche de caballos, sino en caballos o en mulos.

Y se llega a los de hogaño, ubicados de manera cronológica en el siglo XIX, eso sí lo vivió Sánchez de Neira. Los capítulos siguientes se  concentran en el debate para organizar una corrida en beneficio de alguna institución, cuyo nombre, curiosamente, quiere ocultar el autor, probablemente porque dicha corrida fue fruto de su imaginación, muy alejada de la realidad. 

Una vez culminado el texto de Sánchez de Neira, quizá la parte más valiosa de este volumen son las 83 páginas de la Introducción del profesor Pedro Romero de Solís.

Bibliografía:

Sánchez de Neira, José. "Los toreros de antaño y los de hogaño". (Facsímil). Fundación Real Maestranza. Sevilla. 2014. 


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