Arturo Macías volverá a torear en Madrid el próximo domingo, y siempre que un mexicano se anuncia en Las Ventas, cabe la posibilidad de que se abra la Puerta Grande del coso de la calle de Alcalá, luego de más de 47 años en que ha permanecido cerrada para la torería mexicana.

Ya queda muy lejano en el tiempo aquel destacado triunfo del maestro Eloy Cavazos en la Feria de San Isidro de 1972. Desde entonces, muchos toreros aztecas, quizá no tantos como hubiésemos querido, han pisado el redondel venteño, y sólo algunos pocos se han acercado a un triunfo de esos que hacen historia.

Quizá el que más cerca ha estado de lograrlo haya sido Joselito Adame en dos ocasiones. Pero la actitud de los jueces de plaza de turno, le impidieron, en su día, salir a hombros. Al margen de estas injusticias, merece la pena mencionar el esfuerzo que han hecho los nuestros en la última década por conseguirlo.

Esta será la quinta corrida de Arturo Macías en la capital de España a lo largo de su carrera, y vamos a ver si ese número de la suerte taurina, por aquello de "no hay quinta mala", en este caso, contribuye a su buena estrella y consigue ese sueño tan esperado por la afición mexicana, que se mantiene a la expectativa de festejar un acontecimiento que reivindique una tauromaquia con sello propio.

De antemano se sabe que Madrid es un albur, como se dice en México. Siempre se trata de una difícil apuesta: la de esperar a que un toro embista con bravura y transmisión, como tanto gusta en Madrid, y el torero se ponga delante con entrega y haga lo suyo.

En este ciclo de los "Desafíos Ganaderos", Arturo lidiará dos toros de ganaderías de encaste Santa Coloma, formadas con reses procedentes de Buendía, una de las ganaderías que mejor supieron transmitir los genes de esa famosa y peculiar estirpe que ya tiene más de un siglo de historia.

Y tal como el año anterior, en que el hidrocálido pudo mostrar su entrega y su madurez, además de una mano zurda lenta y torera, ahora tendrá este nuevo reto, el que afrontará con el pundonor, el del torero forjado en una lucha constante que hoy librará aquí una interesante batalla.

Porque hoy día, verse anunciado en Madrid, ya es en sí mismo un triunfo debido a la dificultad que entraña meterse en sus carteles, no obstante que se trata de una plaza que se ha distinguido por dar oportunidades a toreros de muy diversa condición.

México espera esa Puerta Grande con verdadera esperanza, la de una afición que necesita, hoy, más que nunca, sentirse admirada desde España, ahí donde abrirse camino resulta cada vez más complicado para los toreros mexicanos, que saben de la importancia y proyección que les confiere los triunfos que se conquistan al otro lado del Atlántico.