...Se abre con un poema de José Alameda y se cierra con otro de...
Se ofrecerá al lector, como reza el subtítulo del libro, una muestra de la poesía sobre la fiesta taurina escrita en la segunda mitad del siglo XX y en algunos contados casos, en los primeros años del siglo actual. Nos encontramos ante una antología poética de tema taurino confeccionada, desde la perspectiva y el gusto personal de su antólogo, pero con la particularidad en este caso de que a la selección de textos precede una reflexión crítica de una lucidez y una altura intelectual nada o poco frecuentes para este tipo de trabajos.
Carlos Marzal (Valencia, 1961), poeta, narrador y ensayista de mucho prestigio en las letras españolas, poseedor, entre otros reconocimientos públicos, del Premio Nacional de la Crítica y Nacional de Literatura 2002, y que en 2010 dio pruebas de su interés por la misma temática en su antología de textos en prosa titulada "Sentimiento del toreo".
La brevedad con que aborda la reflexión introductoria no será obstáculo para que en ellas Marzal despliegue un conjunto de ideas muy claras tanto sobre la condición de la fiesta como sobre el sentido de la llamada poesía taurina.
Mucho de ello movido por un interés de aficionado no exento de una carga nostálgica, el antólogo parte de la afirmación certera aunque no siempre bien entendida, de que "a la poesía taurina le conviene ser menos taurina que poética", es decir, que en ella debe importar más su calidad que su condición de poesía de género, y de que, en consecuencia, su valor no depende tanto del grado de taurinismo del poeta como de sus resultados estéticos.
Desde esa perspectiva del todo comprometida con la esencia de la poesía, y entendida la tauromaquia como un patrimonio de la cultura universal que puede interesar incluso a los menos aficionados a ella, Marzal explica, a través del universo literario, un espectáculo que sorprendentemente integra ritualismo y simbolización, dotado de una dimensión trágica nada metafórica que sin embargo no impide la práctica de un ceremonial sometido a distintas formas de racionalización.
El autor confesará que ha seleccionado sólo aquellos textos que le interesan, prescindiendo de poemas demasiado conocidos que figuran en todas las antologías, taurinas o no, y ciñéndose en términos generales a una línea temporal –no siempre, como él mismo reconoce, respetada del todo– que va "desde la Primera Generación de Posguerra hasta hoy". Sin que esa cronología le obligue a una ordenación estrictamente temporal, criterio que le parece tan aleatorio como cualquier otro.
Fiel a esa idea, sigue en la disposición de los textos lo que llama "orden más o menos musical" con "la intención de crear un orden de lectura, un compás, un temple (que, por otro lado, no responde a más ley que a la de mi voluble oído)". De ahí que los enunciados que van marcando esa personal disposición no sean los nombres de los poetas sino los títulos de los poemas, un total de sesenta y tres textos, algunos del mismo antólogo y en más de un caso con dos de un mismo autor, situados, en muy distantes lugares.
El libro se abre con un poema de José Alameda y se cierra con otro de Aquilino Duque. En medio, una rica representación de la mejor poesía taurina de nuestro tiempo que el lector de hoy podrá conocer y degustar, esté o no de acuerdo con tan personales criterios de ordenación, y pese a la ausencia de una mínima información biobibliográfica sobre los autores seleccionados.
Bibliografía:
Marzal. Carlos. "La geometría y el ensueño, una muestra de poesía taurina". Fundación José Manuel Lara. Sevilla. 2013.