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"Con emoción se cierra un ciclo": El Conde

Domingo, 03 Mar 2019    CDMX    Martín Banda | Corresponsal   
De cara a la tarde de su despedida en la plaza de toros Nuevo Progreso
Ante sus paisanos, seguro de haber puesto muy en alto el nombre de su Estado durante casi tres décadas desde que se vistió de luces por primera vez, Alfredo Ríos "El Conde" se despedirá este domingo 3 de marzo como matador de toros en Guadalajara.

Y para rubricar su andar en los ruedos, El Conde alternará con el valenciano Enrique Ponce y Joselito Adame, ante un encierro de Los Encinos y Jaral de Peñas, en la plaza Nuevo Progreso, la cual paradójicamente nunca pisó como novillero.

"Estoy con mucha emoción, se cierra un ciclo y me siento contento, vamos a disfrutar lo poquito que quede, bueno, malo o regular, lo que sea", afirmó el diestro del cabello engomado, fiel a su imagen desde novillero.

Con el adiós de El Conde, Jalisco es otro estado al que le hará falta el resurgimiento de nuevos toreros. Los hay algunos retirados y otros de poca o nula actividad como Alfredo Lomelí, Guillermo Martínez, Pepe Orozco "El Jalisco", Aldo Orozco, Oliver Godoy, Alfonso Hernández "El Pali" 

Pero como todos, en su momento, El Conde es quien sigue cosechando el cariño del público de su tierra.

"El otro día fui a la plaza de toros a ver una corrida y toda la gente me saludó, deseándome lo mejor, como nunca los había sentido y estoy muy agradecido".

Como novillero, El Conde se presentó en la Plaza México el 16 de junio de 1991, pero lo que son las cosas, nunca toreó como novillero en Guadalajara, sino hasta que se presentó como matador de toros el 19 de febrero de 1994.

Y lo que son las cosas del destino, como jalisciense logró lo que pocos en su carrera en la Nuevo Progreso: cuatro indultos que todavía hoy se recuerdan.

“Rompí con muchos esquemas. Guadalajara que todos los toreros sabemos que es una plaza muy difícil y muy complicada, no sé decirte si la conquisté o no la conquisté porque uno nunca sabe, pero sí sé que me gané el reconocimiento de mis paisanos, los números y el cariño de la gente lo dicen”, aclara muy convencido.

Dice, acerca de su ausencia como novillero, que las cosas se dieron como se tenían que haber dado, y que se logró en esa etapa lo que se tenía que haber logrado.

"Se reconoció lo que se tenía que reconocer y punto, no hay que darle más vueltas a las cosas".

En esa etapa novilleril tuvo el gran apoyó e impulso de Manolo Martínez, quien, en la plaza Cuauhtémoc, de Ciudad Guadalupe, Nuevo León, tuvo un laboratorio en el que se examinaron muchos nuevos novilleros, entre ellos José Tomás y de entre todos los mexicanos Alfredo Ríos "El Conde".

"Mi agradecimiento al maestro Manolo que fue el que me sostuvo, el que me apoyó, el que creyó en mí y creo que no lo decepcioné", afirmó el tapatío a unas horas de su retiro.

"¡¿Qué si yo era el consentido?!, eso solamente lo sabía él quién era el consentido y solamente él sabía el que iba a tener la carrera más larga de todos los que ayudó y los números lo dicen, fui el único que llegó, el de trayectoria más larga de todos, solamente yo seguí" , afirmó.

El Conde logró lo que pocos en su tierra con esos cuatro indultos en un lapso de 12 años de carrera.

"El primero fue ‘"Escultor", de Gonzalo Vega, el 21 de noviembre del 2003. Luego le siguió "Giraldillo", de Barralva, el 20 de noviembre del 2004 y al año siguiente "Chocolate", de Bernaldo de Quirós, el 6 de febrero del 2005.

“Pasarían 10 años hasta que volví a indultar un toro en Guadalajara y que fue el último hasta ahora, se llamó "Tapatío", de Los Encinos, el 14 de febrero del 2015.

Precisamente de esa tarde, Alfredo guarda una anécdota para el recuerdo.

"Si habláramos de anécdotas, uff no terminaríamos nunca de hablar de ellas. Recuerdo una bonita y fue el último indulto del que te platico. Toreábamos un mano a mano con Morante y él llevaba un toro para por si no le funcionaban las cosas y me lo regaló a mí, me lo regaló y lo indulté es una anécdota bonita. ¡Al final estaba muy contento porque sabía que no se lo iban a cobrar!".

Y así, entre recuerdos, anécdotas, triunfos, El Conde  pondrá la palabra FIN a su carrera, en su plaza y con su gente, con el pelo engomado, quizá ya no con las facultades de saltar la garrocha, o hacer el tancredo, pero eso sí vestido como a él siempre le gusto:

"Será con un traje de luces verde y oro. Con verde llegué y con verde me voy", finalizó.


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