La última tienta del año en San Constantino tiene un cariz especial, pues se trata de una posada de ambiente taurino. El ganadero Juan Pablo Corona quiere agradecer a sus colaboradores con una fiesta en la que aprovecha para agradecer las bendiciones recibidas en 2018.
Las actividades comienzan con una misa, como no podía ser de otra manera, que se celebra en la capilla de este rancho enclavado en el sur de Jalisco, allá por Soyatlán del Oro, a unos cuantos kilómetros de Tecolotlán. Asisten vaqueros y demás personal que trabaja en esta finca, acompañados de sus familias.
Después de la misa, se lleva a cabo una amena posada, con todo lo que implica esta fiesta mexicana cargada de simbolismo. Y una vez que se reparten los regalos para los niños y gratificaciones para los mayores, se suelta una becerra para que también ellos sientan la emoción de una embestida.
El encuentro está presidido por otros invitados del ganadero, así como por la atenta mirada del matador retirado Antonio Bricio, que se el administrador de la ganadería, y que no desaprovecha para parar a la becerrita y darle unos templados muletazos, fiel recuerdo de su paso por los ruedos.
La alegría que reina en San Constantino es el reflejo de un año de trabajo y esfuerzo, y la ilusión puesta en 2019, año en que la divisa jalisciense debutará con una corrida de toros que ya se encuentra comiendo en uno de los cercados de la finca.
Al día siguiente continúa la fiesta con la presencia de varios toreros que se dan cita desde temprano para acudir al último tentadero del año; tres toreros de distintas generaciones, estilos y condición: Diego Silveti, el español Antonio Puerta, así como los novilleros Isaac Fonseca, Ángel García, y el de casa, Julián Garibay, que han estado centrados y gustándose en distintos pasajes de sus respectivas faenas.
Después de tentar cuatro becerras con el hierro de San Constantino, tanto Silveti como Puerta están listos para enfrentar los toros que Juan Pablo Corona les ha regalado, mismos que pertenecen a tres hierros distintos: Chinampas, Garabato y Jaral de Peñas.
Y en medio de esta algarabía campera se vive el toreo en toda su intensidad, sobre todo cuando salta a la arena el toro de Jaral de Peñas, al que Silveti le cuaja una faena soberbia, dotada de temple, calidad y torería.
Se nota la evolución del torero de Salamanca, que se encuentra en estado de gracia tras su importante triunfo en la Corrida Guadalupana de León, según ha quedado reflejado en las imágenes captadas por Óskar Ruizesparza que ilustran esta información.
Los parabienes de los presentes, entre los que se encuentra "El Capi" Ramírez, no se hacen esperar. Se llega al final de un año fructífero en distintos sentidos y eso es motivo de júbilo, más si se tiene la oportunidad de despedirlo en medio de la belleza que emana de esa serenidad que ofrece el campo bravo.