Dentro del inmenso mar de posibilidades que implica la tauromaquia, es por medio del lenguaje, en particular de la palabra, lo que nos acerca a su exhaustivo conocimiento, idea que el profesor Enrique Tierno Galván traduce como: "nada explica mejor la importancia social de la Fiesta, que el conjunto de significaciones que traslada e incorpora al lenguaje".
Lenguaje y palabra como la que José María de Cossío dejó dicha, en una de sus múltiples publicaciones, cuando a finales del siglo XIX surgió una polémica lingüística curiosa y que tuvo su reflejo en la revista taurina "Sol y Sombra". Se trataba de la palabra "cornúpeta y ya desde aquellos ayeres empezaban los dimes y diretes por parte de los intelectuales, doctos, puristas, estudiosos y similares.
Pero vamos por partes, la definición referida aparece en el Gran Diccionario Taurómaco de Sánchez de Neira, donde explica: "Dícese del animal que acomete con los cuernos (…) muchos revisteros y autores de artículos taurinos usan con frecuencia la palabra cornúpeto para designar al toro, alterando la verdadera terminación de la voz que trae su origen de las latinas cornu (cuerno), y petere (acometer)".
Cayó entonces a manos del revistero taurino Mariano de Cavia un borrador de carta, cuya autoría estaba a cargo del escritor y dramaturgo José Feliú y Codina, texto que acabaría siendo su última voluntad y en la cual menciona lo que sigue: "Mi felicitación y mis gracias por haber restablecido el uso legítimo de la palabra Cornupeta. Usted, que es un purista, un clásico, una lumbrera, quien debe enseñar a sus compañeros (...) que debe decirse Cornupeta, y no Cornupeto, como se dice Indígena, y no Indígeno".
Y no conforme entra también a la discusión lingüística Mariano Pardo de Figueroa, mejor conocido como "Dr. Thebussem", que dirige una carta al citado Cavia para mencionar lo que sigue: "Tuve relaciones con unos mercaderes de aceite, y me sorprendía que en las firmas y en los membretes, apareciesen indistinta y simultáneamente los apellidos Ferreira y Ferreiro (…) siguiendo el sesudo ejemplo de los Ferreiros y Ferreiras debe sostener y aplaudir que se diga Cornupeta á la vaca y Cornupeto al toro" (sic).
Y por si faltaba algo, entra en discordia Pascual Millán y les menciona a sus compañeros periodistas: "Si la palabra cornúpeto hubiera sido usada solamente por los golfos del idioma, esos que dicen; haiga, diferiencia y anedocta, (sic) claro es que estaría mal empleada y aquéllo no sería el uso sino el abuso pero cuando la casi totalidad de los buenos hablistas y escritores han dicho y redicho cornúpeto, siempre que hablaron del toro, cornúpeto ha de ser y no cornúpeta" (sic).
Pues bien, recordemos que la discusión que traemos a cuento es del siglo XIX y pareciera tan actual, ya desde aquellos momentos se rompían sus ilustres cabezas con el uso del género masculino y femenino. En conclusión, Cossío nos dice que es mejor no usar la palabreja sino en caso de pura necesidad, salvo en el lenguaje técnico o erudito para el que parece destinada.