...Las apuestas despertaron un enorme interés. Se vendieron muchos...
Ya se sabe lo dificilísimo que es llenar las plazas de toros. Meter público a los tendidos en gran número ha estado y sigue estando entre lo más cercano a lo inalcanzable. A los toreros que han tenido fuerza en la taquilla se les ha permitido todo.
A finales del siglo XIX, con motivo de la despedida de Rafael Guerra "Guerrita", los públicos se ausentaron de las plazas. También Antonio Reverte, debido a sus muchos percances, dejó de actuar con frecuencia. Reverte era el otro diestro con el que se hacían muy buenas entradas.
La temporada española de 1901 resultó mala en el aspecto económico; no acudía el público a la plaza y ante esa situación, se acercaba la fecha para anunciar la tradicional Corrida de la Prensa, una de las más importantes en aquella época.
Con la corrida a beneficio de la Asociación de la Prensa iba a terminar la temporada de 1901. Las entradas habían sido muy mala. Era necesario defender la taquilla…
Para organizar la corrida se nombró una comisión integrada por Torcuato Luca de Tena, José Francos Rodríguez y Javier Betegón. Su primera preocupación era evitarle pérdidas a la Asociación de la Prensa, y se les ocurrió una idea que dio magníficos resultados: anunciar un concurso de ganaderías, combinado con una apuesta al mejor toro.
Los ganaderos de Veragua, Anastasio Martín, Murube, Adalid, Palha, Concha y Sierra, Marqués de los Castellones y Villamarta, mandaron un toro cada uno. Varios días antes del festejo, en corraletas construidas para que el público pudiera verlos de cerca, los ocho toros fueron exhibidos en
el Hipódromo de Madrid.
Las apuestas despertaron un enorme interés. Se vendieron muchos boletos para la corrida y más, sin comparación muchísimos más, para que apostara la gente.
La corrida, eso buscaron los organizadores, resultó un éxito económico extraordinario. Ganó, sin discusión, el toro de Adalid; no era de los favoritos, pues pagó 16 pesetas por cada peseta apostada.
De los cuarto matadores que actuaron, nadie se acordó. A los cuarto, la apuesta hecha por la empresa les ganó la pelea esa tarde.
Rafael Guerra "Guerrita" tuvo muchos problemas, siempre provocados por él, con la mayor parte de los periodistas, y al enterarse que la Corrida de la Prensa estaría mezclada con apuestas, le echó leña al fuego: "A los periodistas no los leo. Piensan con el bolsillo".
La respuesta no se hizo esperar: “No lee porque es un analfabeta… y está muy claro, no sabe leer”.