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Historias: La charrería

Miércoles, 08 Feb 2017    Ciudad de México    Francisco Coello | Foto: Sergio Hidalgo   
"...una representación de varios jinetes compartió en la plaza..."

El 1 de diciembre pasado, la charrería fue elevada por parte de la UNESCO a patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Tal asunto fue motivo de gran celebración, y en ese sentido los taurinos creemos que esa vertiente que por siglos ha avanzado en forma conjunta con la tauromaquia, se encargará junto con los suyos, en mantenerla e intensificarla.

El domingo pasado, justo cuando se conmemoró el 71 aniversario de la plaza de toros “México”, una representación de varios jinetes compartió en la propia plaza el gozo de este nuevo patrimonio debido a que en tal ocasión los "charros" celebraron el día de tan particular expresión.

Pues bien, ese domingo 5 de febrero, y faltando unos 15 minutos para comenzar el festejo, salió un grupo de cuatro parejas ataviadas con el traje de charros y "chinas poblanas" que bailaron, al son del “Jarabe Tapatío” tan hermosa pieza interpretada por la banda de la plaza.

Con ellos también estuvieron varios jóvenes que se lucieron, dos a pie y dos a caballo con suertes del floreo, y las crinolinas y otras proezas que suelen ejecutar con la reata. Total, que el cuadro resultó muy atractivo, aunque faltara una voz que hubiese advertido aquella escena llena de nacionalismo. Pocos minutos después, la propia banda interpretaba como parte de un repertorio más nutrido, la introducción de la ópera Carmen de George Bizet, siendo precisamente la marcha del “Toreador”, pieza que hacía mucho tiempo no se escuchaba en esta plaza.

Y desde el palco de la autoridad, solícitos parches y clarines dieron la señal de comenzar el espectáculo. Los toreros tardaron más de lo debido en salir de aquel patio de cuadrillas que se encontraba lleno a rebosar, sobre todo de aquellos encargados de la cobertura del festejo, y donde eran interminables los flashes con que fueron integrando sus respectivos reportajes. Para entonces, y por la puerta de picadores, salieron cinco charros suntuosamente vestidos, y montados en hermosos caballos tomaron puesto en medio del ruedo.

Quien encabezaba el grupo, empuñaba en su mano diestra la bandera nacional. Por cierto, ese personaje es el señor Arturo Jiménez Mangas, aficionado, ganadero y charro. Con la marcialidad del caso comenzó el paseo de cuadrillas, mismo que se detuvo con todo y ritmo del acostumbrado “Cielo Andaluz” para que la ya citada banda, transformara aquel compás de pasodoble por las notas marciales del Himno Nacional –aunque por lógicas razones estuviese ausente la “marcha de honor”-, lo que obligó a todos los asistentes a ponerse de pie y entonar poco a poco la letra que para ese canto patriótico escribiera Francisco González Bocanegra allá por 1853.

Quizá la presencia de una banda militar habría dado con su riguroso protocolo otro toque al asunto. Personalmente me quedé con la idea de una interpretación triste, poco emotiva, quizá producto de ese tenso ambiente que se vive nada más comenzar el año (el primer “gasolinazo” o aquellos desagradables momentos en que un “toro malaje”, malcriado en Estados Unidos provoca cada vez que embiste y literalmente humilla… a los mexicanos).

Fueron gratos y solidarios instantes donde se percibió una extraña unidad, solidaridad que tiene el mexicano en cuanto tal. Pues bien, lo anterior me llevó a hacer una rápida contemplación para recordar en qué otras épocas se registraron hechos como este. Y es que podría rememorar los días, allá por el siglo XIX en que ya instaurada la ejecución del Himno Nacional, este fue interpretado en diversas ocasiones en plazas como el Paseo Nuevo (tiempos de Zuloaga, Comonfort o Juárez), y luego en la de Bucareli (allá por 1888).

Se pueden recordar otros pasajes justo cuando acudieron a los toros diversos presidentes de la República, como el General Porfirio Díaz, el Lic. Francisco I. Madero, los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Su presencia e investidura era suficiente razón para que se interpretara el Himno Nacional. Y esto mismo, ya en menor medida siguió ocurriendo en otras ocasiones.

Probablemente la última de ellas (penúltima en este caso) haya sido aquella en la que acudió el Lic. Adolfo López Mateos acompañado por el Mariscal Josip Broz Tito presidente de la entonces República Socialista Federativa de Yugoslavia, justo la tarde del 6 de octubre de 1963 a esta misma plaza. No tengo hasta ahora una afirmación que sostenga el hecho de que en aquella jornada se realizaran honores al C. Presidente de la República, con la correspondiente interpretación del himno nacional.

A todo lo anterior, debe agregarse un pasaje anecdótico a cual más. En Orizaba hubo una gran tarde el 19 de enero de 1946, Alfonso Ramírez “Calesero” alternaba con Manolete y Fermín Rivera. Y nos cuenta don Alfonso:

"Fermín y yo no habíamos tenido suerte en nuestros primeros toros. “Manolete” tenía en su haber una oreja de cada toro. Al sexto toro de La Punta, lo cuajé. Estando haciendo la faena, el jefe de la banda comenzó a dirigir el Himno Nacional. Yo estaba enredado con el toro, y al pegar el pase de pecho volteé a los tendidos y la gente estaba sin sombrero, los guardias presentando armas y yo seguía con el toro hasta que le pegué un estoconazo. Corté el rabo y me sacaron en hombros. Descansando en el Hotel de Francia, donde nos vestíamos los toreros me dijeron:

"´Metieron al director de la banda a la cárcel´. Yo era muy amigo del Presidente municipal y allí estaba precisamente conmigo, por lo cual le pedí que sacáramos al director de la cárcel. Al llegar al lugar, Alfonso Ramírez vestía de paisano, no de torero, lo cual no le permitió al músico reconocerlo. Le dice el presidente al director: ¿Por qué tocó usted el Himno Nacional?

"Hombre, mire usted. El torero mexicano le está dando la pelea al torero español, yo dije, porqué no tocarle el Himno Nacional… Y tocó el Himno Nacional. Pero no sabe que el himno se toca en actos a la bandera  Sí señor. Pero yo cometí el desacato y, ni hablar. Ya lo hice.  Pero sabe usted que tiene quince días de arresto. Sí señor y cumpliré lo que ustedes digan. No más una cosa le digo: si vuelve a torear ese hombre como toreó, se lo vuelvo a tocar!"

Hubo otras ocasiones, particularmente los días en que se celebra a las fuerzas armadas, y donde era costumbre que acudiera el presidente de la república en turno. Uno de los últimos que así lo hizo fue el Lic. José López Portillo… de ahí en adelante no volvieron a realizarse esos festivales con toque taurino en la plaza “México”, sitio escogido para tan significativa ocasión…

Y ha sido hasta hoy, en fecha particularmente especial en que esta plaza monumental sirvió como escenario para que se escucharan las emotivas notas del Himno Nacional cuya música escribió Jaime Nunó. Así que de comprobarse el dato que alude aquella presencia, la de López Mateos y Tito se concluye que tal efeméride sucedió hace largos 54 años.

Si tal no fuese así, creo que el dato anterior se pierde en la noche de los tiempos, aunque sería posible ubicar la fecha, siendo una de ellas la tarde del 10 de abril de 1938, ocasión en que se celebró la “Gran Corrida Patriótica pro-pago de la deuda petrolera” la que, por su sola razón de convocatoria, daba suficientes motivos para intensificar en su parte más esencial y sincera a un nacionalismo que por entonces iba a la alza.

En tal festejo, actuaron Juan Silveti, Fermín Espinosa “Armillita”, Alberto Balderas, Jesús Solórzano, Lorenzo Garza, Luis Castro “El Soldado”, Ricardo Torres y Francisco Gorráez. Se lidiaron 8 toros, siendo uno de Atenco y siete que pertenecieron a la divisa de Xajay.

Finalmente, el 5 de febrero de 2017, fue un día marcado por diversas efemérides que por sí mismas, se han tornado en datos para la historia de nuestro país en lo general, y de la ciudad de México en lo particular. Y es que hace un siglo cabal, en Querétaro se promulgaba la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que sigue en vigor, a pesar de las 552 veces que ha sido modificada, por lo que, en buena medida requiere ser puesta al día, y adaptarla a la realidad presente.

Del mismo modo, este 5 de febrero de 2017 se promulgó la Constitución de la Ciudad de México, documento calificado por el maestro Bernardo Bátiz, como de “avanzada”, mismo que será modelo a seguir por otros estados del país, tal cual lo asevera Porfirio Muñoz Ledo ambos, integrantes fundamentales en dicho grupo Constituyente.


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