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Historias: Dos carteles para el 4 de enero

Miércoles, 04 Ene 2017    Ciudad de México    Francisco Coello Ugalde | Foto: Archivo   
"...los habitantes se despertaron con dos invitaciones..."

El 4 de enero de 1852, los habitantes de la ciudad de México se despertaron con dos agradables "invitaciones": Plaza de toros del Paseo Nuevo, D.F. Domingo 4 de enero de 1852. Cuadrilla de Bernardo Gaviño. Siete o más toros, según la tarde lo permita de las más escogidas razas que tanto agradaron la tarde anterior (que fueron del Cazadero o posiblemente de alguna otra no puntualizada).

De igual forma, sólo que en la plaza de toros de San Pablo, también se anunciaba el siguiente festejo, del cual destaca lo atractivo del mismo. Toros en la Plaza de San Pablo para el domingo 4 de enero de 1852, a las cuatro en punto de la tarde.

Esta empresa ha dispuesto para dicho día, una magnífica corrida cuyo programa es el siguiente:

 Se lidiarán seis o más arrogantes toros de muerte de la famosa ganadería de Sajay, estancia de la Polka, hermanos de los que tanto han llamado la atención en las últimas corridas por su increíble fiereza, y de los cuales tiene el gusto la empresa de poder anunciar al público, que se seguirán lidiando en toda la presente temporada, pues tiene contratada toda la expresada afamada raza. Los nombres de los que se han de lidiar en la función de este día son los siguientes, por los cuales son conocidos en la ganadería.

1° Mata caballos

2° Caporal

3° Atrevido

4° Tumba gente

5° Limpia plaza

6° Otelo

Dos de coleadero y uno embolado para los aficionados a esta travesura. En uno de los intermedios tendrá lugar la célebre invención, desconocida entre nosotros, de lidiar uno de los toros de muerte por una comparsa compuesta de los animales siguientes, construidos para este día a la mayor perfección.

Espada. Un tremendo pavo real.

Banderilleros. Dos guajolotes de gran tamaño.

Con el objeto de satisfacer los deseos del público, manifestados a esta empresa por infinitas personas concurrentes a su plaza, ha dispuesto que termine esta escogida función con unos magníficos ¡¡FUEGOS ARTIFICIALES!! para los cuales están encargados los hábiles pirotécnicos mexicanos, del barrio de la misma plaza, quienes han manifestado siempre el mayor interés por el lucimiento de todas las funciones de esta especie que anuncia la empresa, y antes que den principio a sus operaciones Se iluminará vistosamente la plaza.

Como puede observarse, el empeño que cada empresario o “asentista” puso para convocar a los interesados, fue plantear la fascinación del espectáculo taurino sin más razón que, con mucha seguridad  puso en predicamento a quienes decidieron ir al Paseo Nuevo o a San Pablo, pues en ambos casos el festejo gozó de innumerables atractivos donde la lúdica presencia de las mojigangas quedó de manifiesto.

Del mismo modo, los nombres con que fueron bautizados aquellos ejemplares de Sajay tiene su peculiaridad en términos de que nos encontramos ante las primeras evidencias en ese sentido, razones que dieron pie a que para otras ocasiones, muchos más toros fueran identificados con aquellos sobrenombres, los cuales fueron adquiriendo un sello distintivo que incluso generó una caracterización peculiar con aproximaciones a la creación de auténticas leyendas.

Tal fue el caso de aquel "Rey de los toros", otro ejemplar de Sajay, mismo que se indultó al mediar el siglo XIX, sin olvidar al célebre "Chicharrón", el de aquellas épocas en que José Joaquín Fernández de Lizardi se sirvió para ocuparse en más de una de sus “Alacenas de Frioleras”

Y desde luego, el valor descriptivo de la mojiganga en la plaza de San Pablo obliga a pensar, desde nuestra perspectiva lo alucinante de aquel espectáculo, rematado, como se puede apreciar con los fuegos artificiales, elaborados por los mismos pobladores del barrio donde estuvo asentado el coso, lo que indica que aquellas prácticas pirotécnicas, gozaron de un lugar muy especial, debido a lo indescriptible y efímero de figuras, formas, colores, y demás circunstancias que se concentraban en el uso de la pólvora como elemento fugaz con el que culminaron muchos festejos por aquel entonces.

Desde luego que apreciar el quehacer de Bernardo Gaviño en uno de sus momentos de más esplendor no podía desaprovecharse, por lo que los capitalinos se vieron en difícil trance para elegir, y si a aquella participación se agrega la de otra mojiganga –“Los hombres gordos de Europa”- o la rifa de una bonita silla de montar, cuyo lucimiento mayor fue exhibirla perfectamente colocada en los lomos de un caballo, pues el asunto cobraba dimensiones harto complicadas.

Por su parte El Monitor Republicano, D.F., del 4 de enero de 1852, p. 2 publicaba el siguiente aviso:

SECRETARÍA DEL ESCMO. AYUNTAMIENTO CONSTITUCIONAL DE MÉXICO. Acta de la sesión celebrada el día 31 (de diciembre de 1851).

En su parte que aborda el asunto que interesa para esta nota, dice: (…) se dio cuenta con los siguientes oficios del gobierno del Distrito.

Uno en que acompaña 20 ejemplares del bando publicado el día 30 del actual, en que se previenen las desgracias que puedan ocurrir en las diversiones de toros.-Que se acuse recibo y se repartan sin perjuicio de los del archivo y colecciones.

En el contenido de dicho bando se indica que Miguel María de Azacárate, Coronel retirado y gobernador del Distrito federal, a sus habitantes, sabed: Que entretanto se publica el reglamento que he creído conveniente formar para la diversión de toros, con el deseo de evitar los peligros a que se exponen los toreros, cuando se arrojan a la plaza frutas o cáscaras de éstas y cualquiera otro objeto, que pueda ocasionarles resbalones o caídas, he dispuesto lo siguiente.

Art. Único. Se prohíbe en las diversiones de toros tirar a la plaza frutas, cáscaras, o cualquiera otro objeto que pueda causar algún mal a los toreros, bajo la pena de 5 a 30 pesos de multa, o de tres días a tres meses de grillete, sin perjuicio de la que imponga la autoridad competente por el daño que se ocasione.

Y para que llegue a noticia de todos mando se publique por bando en esta capital, y en las demás lugares de la comprensión del Distrito fijándose en los parajes de costumbre.

México, Diciembre 28 de 1851.

Miguel M. de Azárate

Mariano Guerra, Secretario.

Considero que todavía estamos a tiempo de elegir la opción que mejor nos agrade. Así que desde este portal de noticias se pone a la consideración de los interesados un par de carteles, mismos que corresponden a una fecha como la de hoy, sólo que para dos ocasiones que se celebraron hace 165 años.


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