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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 08 Dic 2016    Ciudad de México    Juan Antonio de Labra | Opinión   
Andrés Rocay Rey está en el hule. Una vez más. Y eso preocupa. Ahora pierde tres fechas muy importantes que tenía por torear al hilo en plazas del país: Morelia, México y Mérida. El indómito peruano se quedará en casa durante dos semanas… y hasta nuevo aviso, de cara a retomar su actividad en México el año venidero.

Entretanto, en Cali estarán esperando a que llegue a esas dos corridas que tiene contratadas antes de que termine 2016, programadas para el lunes 26 y el miércoles 28 de diciembre, respectivamente.

En este devenir de los días, el torero peruano se consagró en Lima y ganó de nuevo el codiciado Escapulario de Oro de la Feria del Señor de los Milagros que concluyó el domino pasado. Al margen de la obtención de este trofeo, el mayor logro de Andrés es haberse convertido en ese gran revulsivo del Perú taurino, que ha conseguido sacar de la ruina a la plaza de Acho.

Al conjuro de su nombre, la bicentenaria plaza del Rímac agotó el papel en sendas corridas, aquella del mano a mano con El Juli, y esta otra con Morante y José Mari Manzanares, un hecho que sin duda proyecta a Roca Rey como un auténtico ídolo de masas, en una etapa de bonanza para el Perú, un país que necesita liderazgos como el de Andrés en los que la juventud se vea reflejada.

Sin embargo, Roca Rey debe comprender que esta dura profesión no es una prueba de velocidad, sino de resistencia. Y si todas las tardes va a apostar con esa ambición de figura joven, tendrá que hacerlo con una claridad de ideas más precisa, y menos excesos de confianza, para que los toros no le levanten los pies del suelo tan a menudo.

No hay que olvidar que viene arrastrando una severa lesión craneoencefálica que lo mantuvo postrado durante varias semanas, e inclusive lo llevó hasta Miami a ser revisado por médicos especialistas. Y aunque reapareció con el ímpetu que le caracteriza, siempre con esa mentalidad de entregarse a tope, de poco vale si de nueva cuenta un frenazo para en seco su fulgurante ascensión.

A ver si en estos días de descanso y reflexión en casa, cerca de su familia, de sus amigos, Andrés se aclara el panorama del enfoque que debe dar a su carrera, a fin de que a partir de 2017 haga un planteamiento adecuado que le permita avanzar con un rumbo definido y sin tantos contratiempos.

Y como bien dice aquella vieja frase "que unos las firman y otros las torean", en Mérida actuará Fermín Rivera en lugar de Roca Rey, lo que representa una buena oportunidad de mostrarse para el torero potosino, que nunca antes ha pisado el ruedo de la Monumental, y que anda motivado tras su paso por La México.

En las próximas horas también se sabrá quién sustituye a Andrés en la corrida del próximo sábado en la Plaza México. Este cartel resentirá más la ausencia del peruano, y se antoja lógico que sea Sergio Flores el encargado de sustituirlo, toda vez que es el máximo triunfador de la presente Temporada Grande.

Y también se conocerá en breve el destino de la corrida de mañana viernes en Morelia, donde el gran atractivo era Roca Rey, que iba a reaparecer en el Palacio del Arte tras haber realizado ahí su presentación como novillero, cuando vino por primera vez a México.


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