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Especial: La despedida de Sixto "El Inmortal"

Martes, 22 Nov 2016    Quito, Ecuador    Santiago Aguilar | Foto: Archivo   
Sixto Durán Ballén (a la derecha) en el ruedo de la plaza de toros Quito

“La libertad es el alma de una democracia auténtica”.

Sucedió hace 44 años, la tarde del miércoles 6 de diciembre de 1972 como emocionante cierre de la Feria Jesús del Gran Poder; el torero Ángel Teruel dibujó una faena preciosista a un ejemplar de la ganadería española del Conde de Ruiseñada corrido en cuarto lugar; el diestro tras recibir el premio de una oreja invitó al ruedo al empresario de aquel entonces Domingo Dominguín y al alcalde de la ciudad presente en el tendido. La vuelta al ruedo triunfal, documentan los periódicos de aquellos días, fue una explosión de alegría y afecto de los quiteños que habían disfrutado de un ciclo de siete corridas de toros.

Aquel apreciado alcalde, veinte años más tarde se convertiría en Presidente de la República; el recuerdo es oportuno, pues acaba de recibir sepultura el inolvidable Sixto Durán Ballén; una de la figuras más trascendentes del Ecuador contemporáneo. Su gestión pública escrita en una pulcra hoja de vida de 60 años de servicio desde funciones locales, pasando por cargos internacionales, hasta llegar a la primera magistratura; marcaron a nuestro país por su visión de estadista, planificador, demócrata y, sobre todo, por su extraordinaria calidad humana.

Tuve la suerte de acompañarle durante los cuatro años de su mandato desde las secretarías de prensa y de la presidencia sucesivamente; volqué mis capacidades a un hombre admirable que, en su despacho en Carondelet, libraba una inspiradora lucha diaria por un país distinto, un país cuyo desarrollo sea impulsado por la libertad, el trabajo y la honradez. 

Con inevitable sentimiento de orfandad recuerdo uno de los pensamientos que el Presidente llevaba escritos en el corazón y  marcaban el rumbo de su labor; cito:

"En la tarea del mandatario y en la perspectiva del estadista existen, deben existir, de antemano, los valores esenciales del hombre y de la sociedad. Entre otros el mayor es la libertad, entendida como el bien superior del ser humano, alma y fundamento de una democracia auténtica".

El caso es que Sixto, día a día –entre 1992 y 1996- se entregó de cuerpo y alma al desarrollo de un gobierno de respeto y de tolerancia, de diálogos y de acuerdos, de garantías y de libertad.

Los sucesos del Cenepa, la brillante gesta militar, la inteligente tarea diplomática, el puño de la unidad nacional y su sobrecogedor “Ni un paso atrás”, le llevaron a la inmortalidad; sin embargo, su paso por la historia es ahora mejor entendido y valorado por su liderazgo sereno; y, por la entrega, la fe, la ética y la humildad que guiaron su vida; valores fundamentales que echamos de menos en los tiempos que corren.

Paz en su tumba señor Presidente.

Nota: El arquitecto Sixto Durán Ballén fue el trigésimo octavo Presidente de Ecuador, su mandato se caracterizó por el responsable manejo de la economía y la búsqueda de concesos para tratar de enrumbar el desarrollo del país. Los ecuatorianos guardan en su memoria su conducción del conflicto bélico que se viviera con el Perú en 1995. Durán Ballén falleció el pasado día 15, a los 95 años de edad.


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