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Tauromaquia: Toreros venezolanos (II)

Lunes, 06 Abr 2015    México, D.F.    Horacio Reiba | Opinión   
La columna de este lunes en La Jornada de Oriente
La dinastía Girón Díaz produjo seis hermanos toreros, más que ninguna en la historia, de los cuales cinco serían a matadores. Este solo hecho habla de la fuerza que hacia mediados del siglo XX alcanzó la fiesta brava en el país bolivariano. Pero además, tanto César como Curro Girón encabezaron, dos veces cada cual, la lista de corridas toreadas en España, entre 1954 y 1961. Es decir, que justo cuando Antonio Ordóñez competía con Litri, Luis Miguel y hasta Curro Romero cortaban el bacalao  dos espadas caribeños, de ilustre trayectoria en América y Europa.

César Antonio Girón (Caracas, 1933-1971)

Lo vi por primera vez en un mano a mano con Guillermo Carvajal en el viejo Toreo de Puebla (11.12.61), y obtuvo el Trofeo Guadalupano en disputa mediante una victoriosa exhibición en los tres tercios. Pero ya sea por su excesiva facilidad y dominio, o porque sus modales emanaban cierto aire de insolencia, me dejó un regusto extraño. Esa actitud iba a granjearle poco después la enemiga de la Plaza México, oposición a la que, sin embargo, acabaría rindiendo hasta el delirio con una actuación cumbre.

En su patria, sometida aún a la fiebre del Diamante Negro, César fue un novillero arrollador. Y lo siguió siendo en España, donde en 1952 y, sin pisar Las Ventas, alcanzó una alternativa de lujo, apadrinado en Barcelona por Carlos Arruza en una de las famosas corridas del millón de pesetas. Fue con “Farolillo”, de Murube, en presencia de Parrita (29.09.52). Tres años demoraría su confirmación madrileña (14.05.55), por Antonio Bienvenida y ante Pedrés, con “Bravío” de Cobaleda. Y mucho lo midió esa arisca afición, entre otras cosas porque  venía de cortar dos rabos en Sevilla en corridas consecutivos –caso único en la historia--; pero a la larga, su estilo desafiante y su elástico poderío acabaron por abrir hasta cinco veces la Puerta de Madrid, incluso en su última corrida en Las Ventas (02.10.65). En 1954 encabezó el escalafón con 54 paseíllos. Y de nuevo en el 59, con 81. Fueron sus años grandes en la península.

En la México

César se presenta en Insurgentes y empieza por desorejar al de la confirmación, “Canastillo”, de Tequisquiapan (04.01.53). Sólo torearía otra más ese año, y fue hasta su vuelta, en 1956, cuando en cuatro actuaciones logró sumar tres apéndices y acabó aupado en hombros con Joselito Huerta en un mano a mano triunfal (22.01.56). Había reaparecido con La Punta –que tras larga ausencia volvía a la México con un corridón al que solamente el caraqueño, Toño Velázquez y José Huerta no le alzaron pelo--.

Y cuando regresó, al cabo de otros cinco inviernos, de nuevo fueron él y Huerta las únicas figuras dispuestas a salirle a los punteños, un sexteto aún más grande y descarado de pitones que dio poco juego (29.01.61), como los de La Laguna y Matancillas que despachó César para finiquitar su contrato con Alfonso Gaona, en torero siempre pero con el público a la contra desde el momento de partir plaza, el brazo derecho balanceándose en posición casi horizontal, la mirada altiva y retadora.

Inconforme, el encastado venezolano movió sus bazas para participar en la corrida extraordinaria de la Prensa, con un arrogante encierro de Tequisquiapan que resultó bravísimo. Que César se llevara la Pluma de Oro en disputa fue lo de menos al lado de la memorable tarde que cuajó, ante un toro de bandera –“Rascarrabias”: le cortó el rabo—y otro difícil y enrazado, “Juan Gallardo”, al que domeñó y terminó bordando, con las orejas en la mano y nueva petición de rabo. Misterios de la fiesta –y de quienes la manejan—tras esa histórica  victoria sólo volvería a la México en 1965 –dos tardes sin brillo-- y, bastantes años después, para una última y deplorable actuación (24.01.71, en la confirmación de alternativa de Raúl Ponce de León y Mario Sevilla). Aun decadente, no se merecía un adiós tan desafortunado.

Otras plazas

Sin frecuentar mucho nuestro país, César Girón triunfó con asiduidad en cosos de los estados; sus plazas fuertes eran Guadalajara, Tijuana y Monterrey, las más activas e importantes de la época. También participó en dos campañas de las que esporádicamente se organizaban en El Toreo, simultáneas a las de la México (1963-64 y 65-66). Pero sin estar mal, allí nunca logró dar la nota. Y a cambio de una cornada en la cara, toreando con El Cordobés en el Progreso tapatío (23.02.64), al año siguiente cortaría un rabo clamoroso en la feria de León (20.01.65).

En su país se le reprochó haber reaparecido tras una despedida triunfal y muy sentida en el Nuevo Circo de Caracas (27.03.66, toros de Valparaíso). Tampoco estuvo a la altura de su historial haberles servido de frecuente abreplaza a Benítez y Palomo durante su ridícula “guerrilla” española de 1969. Cuando murió, en accidente automovilístico (19.10.71), estaba dedicado a labores empresariales, tras haber cerrado su historial en la venezolana Valencia, con ganado mexicano de Reyes Huerta y al lado de Antonio Bienvenida y Luis Miguel Dominguín (26.06.71).

Curro Girón (Maracay, 1938-Caracas 1989)

Francisco Oswaldo “Curro” Girón siguió la estela de su hermano mayor de manera casi simétrica. Como César fue torero de tres tercios y, lo mismo que el primogénito, llegó a torear más que nadie en España durante los años 1959 (81 festejos) y 1961 (74). Tenía bastante menos personalidad que su hermano, pero también un valor más franco y sostenido. Y mataba como un rayo, lo cual explica que, en sus primeras cuatro temporadas madrileñas –a contar desde la puerta grande que abrió la tarde misma de su confirmación (12.06.68, en corrida de Beneficencia, con Manolo Vázquez, Solanito y Apes)—obtuviera, en diez años y 25 corridas, encartelado siempre con de figuras, nada menos que 19 apéndices auriculares y cuatro salidas en hombros. Luego, ya veterano y en la segunda fila, siguió cortando orejas madrileñas, la última a cambio de una cornada grave (11.08.74).

Como César, a la larga mudaría sus actividades a ruedos de América, principalmente venezolanos. En México, su presencia fue esporádica, y solamente una vez compareció en Insurgentes, apadrinado por Alfredo Leal con “Vaguito” de San Mateo (17.03.68). Más lo vieron en cosos del interior, donde triunfaba sin apasionar.  Como en Cuatro Caminos, al desorejar a “Frascuelo” de La Laguna (20.02.66).

Su campaña más extensa en nuestra república la realizó a última hora, en vísperas de que una inesperada peritonitis se lo llevara (28.01.88). Había toreado por última vez en Cabo San Lucas mano a mano con Eloy Cavazos (19.12.87, toros de Real de Saltillo), cerrando una gira que incluyó su participación en la feria capitalina verificada pocos días antes en El Palacio de los Deportes  (11.12.87: allí despachó la última res lidiada en el DF, “Spot”, de De Santiago).
Rafael y Efraín Girón. El primero, Rafael (Maracay, 1937-2001) solamente actuó en México como subalterno en la cuadrillas de sus hermanos mayores. Efraín (Maracay, 1940-2011) nunca se vistió de luces visitó nuestro país.
 
A ambos, como a Curro, los había hecho matador su hermano César en la Monumental de Barcelona. Después de ello, Rafael prácticamente circunscribió a Venezuela sus andanzas como espada hasta que, en 1963, decidió hacerse subalterno. En cambio Efraín hizo un digno papel en España, particularmente en Madrid, llegando a cortar en Las Ventas la respetable suma de seis orejas –de hierros duros, como El Pizarral, Murteira Grave, Guateles, Conde de la Corte—. Cubría los tres tercios con alegría y eficacia, características invariables de los  Girón Díaz.

Freddy, José Luis y Marco Antonio. Siguiendo la estela de sus mayores, Freddy, de vocación algo tardía, tuvo una trayectoria novilleril que se extendió hasta 1978. Como matador, no actuó ni en México ni en España. José Luis, el benjamín de la dinastía, no llegó a recibir el espaldarazo. Sí lo consiguió Marco Antonio Girón Lozano, hijo de Curro, nacido en 1965 y apadrinado por Eloy Cavazos en el Nuevo Circo de Caracas con “Farolillo” de Rancho Grande (08.10.89). En Madrid lo confirmaría Sánchez Puerto (30.06.91) y en México nunca se presentó. Su derrotero profesional no ha pasado de discreto.


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