José Julián Llaguno es historia y realidad del auténtico toro bravo mexicano, caja fuerte que guarda con celo la herencia de la sangre de San Mateo, y fiel ejemplo de la crianza de un toro que reúna además de la bravura la raza, y la presencia.
Toros con edad y trapío son los que se crían en la casa ganadera propiedad de don José Julián Llaguno, cuya herencia de fervor al campo bravo ha heredado a su hijo José Miguel Llaguno, quien abrió las puertas de la finca de Arroyo Hondo en el municipio de Saín Alto para realizar labores de tienta que sin duda fueron de buenos e importantes resultados por el buen juego que dieron las hembras.
Con la misma seriedad con la que llegaron los toros para ser lidiados en plazas se inicia la faena campera en la plaza de tientas que para este día se cobija de un clima favorable, un cielo despejado y sin viento, propicio y perfecto para probar la bravura de las 16 vacas. Para este tentadero, José Miguel Llaguno invitó a los matadores Juan Antonio Adame “El Bala”, Fermín Rivera y José Mauricio, además de los novilleros Luis Miguel Cuéllar y Mariano Sescosse.
Estar en el campo para todos los toreros resulta benéfico y máxime cuando se conjugan los elementos para que la inventiva surja, aquí cada torero tiene un lienzo en blanco y traza su obra, no hay públicos que exijan así que todo fluye y se hace con naturalidad, es un ensayo de la puesta en escena que llegará cuando en una plaza de toros puedas encontrarte con la bravura, nobleza, clase y calidad que te permitan esos muletazos que aquí deletreaste.
La apuesta sonaba interesante por la presencia de toreros de un estilo clásico y artístico, y por la calidad y exigencia de las vacas de esta casa ganadera, y a final de cuentas sí lo fue: catorce de las dieciséis vacas fueron buenas y permitieron a estos jóvenes toreros mostrase al natural, expresando cada uno su concepto fiel del toreo.
Satisfacción también debe quedar tras esta prueba de bravura al ganadero que se apega con fidelidad a su concepto del toro de lidia, manteniendo estándares altos en la calidad. Las dieciséis vacas tuvieron cualidades distintas, incluso esas dos que a pesar de las complicaciones se dejaron robaron muletazos de mucho valor.
Al término de la tienta la satisfacción debió ser grande para toreros y sobre todo para el ganadero que observó el buen comportamiento de las vacas que desde el caballo picó el varilarguero mexicano Mauro Prado.
Segundo día de tienta
Por segundo día consecutivo la ganadería zacatecana de José Julián Llaguno realizó labores de tienta en una jornada que de nueva cuenta arrojó buenos resultados para el ganadero José Miguel Llaguno debido a la bravura mostrada por las 8 vacas que en solitario tentó el matador de toros Sergio Flores, auxiliado por los novilleros Edgar Badillo, Luis Miguel Cuéllar y Mariano Sescosse.
En el campo bravo zacatecano volvió a respirarse un clima favorable para que se probaran ocho vacas de las cuales seis dieron muy buen juego saliendo sólo dos complicadas. El banquete fue grande para el matador de toros tlaxcalteca que se mostró sobrado y disfrutando mucho cada una de las faenas que estructuró.
Una prueba física y mental para el matador de toros que aprovechó hasta el último pase que dieron las del hierro de José Julián Llaguno que dejaron ver la bravura, raza, calidad, pues se emplearon de buena manera en la muleta de un Sergio Flores que confirmó que está puesto para cualquier compromiso.
Flores posee grandes cualidades como torero pero sobre todo solvencia para entender el comportamiento de cada faena y en base a eso estructurar sus faenas, realmente esta tarde en el campo zacatecano ligó muletazos de grandes dimensiones, largos, y acompasados.