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Opinión: "Ponerse donde queman los pies..."

Domingo, 27 Abr 2014    Aguascalientes, Ags.    Xavier González Fisher | Opinión   
En recuerdo de El Cholula
Toreros quieren el arte y la fiesta. Con toreros –unos seres especiales que hacen de su oficio liturgia y lo viven con la fe propia de los catecúmenos– la tauromaquia no estaría en cuestión ni los taurinos bajo sospecha.
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Asistir a la presentación de un libro resulta es azaroso. Puede uno encontrarse con que quienes tienen a su cargo la tarea de comunicar a la concurrencia simplemente recurran a la repetición de los textos concentrados en la obra o que “saliéndose por peteneras”, intenten entretener a la audiencia con el repaso de algún anecdotario relacionado con el autor o alguno de los personajes relacionados con el libro en cuestión, pero asumir las aristas humanas que tiene toda obra impresa destinada a circular es difícil y más aún, el transmitirlas a quienes asisten a esta clase de eventos.

La tarde del pasado miércoles, el primer patio de la antigua Escuela Normal del Estado, hoy Museo de la Ciudad de Aguascalientes, albergó una de las presentaciones en las que las fibras sensibles y las impresiones intelectuales se movieron en un sentido positivo, cuando por supuesto José Tomás y antes, Francisco González, Director del Grupo Milenio y editor de la versión mexicana de “Diálogo con Navegante”, expusieron, éste último los motivos de publicar el libro en un plazo breve –45 días– de este lado del Atlántico y por supuesto, el torero, lo que se puede considerar el decálogo de su decurso por los ruedos del mundo.

Ponerse donde queman los pies...

José Tomás condensó en seis minutos lo que significa para él el ser una figura del toreo y construyó su discurso a partir de un diálogo sostenido la mañana del lunes 28 de febrero de 1994 en la cafetería del Hotel Francia – el tradicional y añorado “Café de Andrea”, que al final de ese mismo año sucumbió a los embates de lo que hemos dado en llamar “el progreso” –al día siguiente de su presentación como novillero en la plaza de toros San Marcos. Su interlocutor en esa oportunidad fue Andrés García “El Cholula”, aficionado a los toros y asiduo del café quien, dijo el torero, le recomendaba: “siempre que te vistas de luces y te ates los machos, hazlo con la intención de ponerte en el sitio donde queman los pies...”. Y le ponía como ejemplo de aquellos que se ponían “allí” a Lorenzo Garza, a Silverio Pérez y a Manolo Martínez quienes sin duda, son y han sido “gente” en esto.

También nos hizo saber José Tomás que le recordaba El Cholula que el riesgo es un elemento esencial de la fiesta de los toros y que como tal, es condicionante para encontrar el arte en ella, tanto así, que el torero que pretenda crear arte, tendrá que moverse en dirección contraria a la que su instinto le sugiere, pero siempre, siempre, respetando al toro, porque cuando al toro se le pierde el respeto, la fiesta pierde su sentido y los resultados pueden ser trágicos.

Hace veinte años, un muchacho de dieciocho que venía cargado de ideales, quizás no encontró de pronto mucho sentido a lo que Andrés García le intentó explicar esa mañana de lunes cuando José Tomás leía el pie de foto de un diario local que señalaba que había “impactado por su quietud”. Sin embargo, el tener presentes esas palabras dos décadas después demuestra que tenía bien claro que el escuchar y aprender eran herramientas útiles para alcanzar esos ideales. Al menos a mí hoy, eso me queda bien claro.

Se siempre fiel a tus sentimientos, a tus principios...

Uno de los distintivos de José Tomás durante su carrera ha sido la independencia con la que se ha manejado. No se conduce con metas cuantitativas, sino cualitativas y esa es una cuestión que en estos tiempos que corren causa enormes quebraderos de cabeza a quienes difunden, estudian y promueven las cosas de los toros debido a que hacia las masas, la cantidad prima sobre la calidad. Hoy ya no cuenta tanto en donde se torea, sino cuanto se torea. Y la mayoría cifra su valuación de torero en ese baremo de cantidad.

José Tomás, siguiendo esa línea de fidelidad a lo que siente, a lo que considera los cimientos de su ser y de su estar en la vida y en el toreo, ha preferido mantener una línea de actuación en donde la calidad sea primero y la cantidad lo que menos tenga que ver. Eso no le ha granjeado amistades precisamente en lo que Antonio Díaz Cañabate llamara en su día “el planeta de los toros”, pero precisamente ese no dejarse llevar por los poderes que manejan al mundo del toro – otra recomendación o consejo de El Cholula– es lo que le ha dado ese halo de autenticidad que cautiva y que le hace ser único.

Andrés García “El Cholula”

Me cuenta el memorioso –y mejor amigo– don Gustavo Arturo de Alba Mora que Andrés García "El Cholula", fue un comerciante en chiles secos, granos y semillas –y una especie de “enólogo amateur” en la trastienda de su bar Las Vegas, ubicado en la segunda calle del 5 de Mayo de esta ciudad, entre Rivero y Gutiérrez y Unión– que formó parte de una tertulia integrada entre otros por Héctor de Granada padre, novillero retirado y al paso del tiempo, gerente de la empresa taurina de Aguascalientes; Melesio González, empresario de boxeo y lucha libre, amigo del entonces campeón mexicano de peso ligero Bernabé “Babe” Vázquez, quien también participaba en el grupo en sus visitas a Aguascalientes; Alfonso Pedroza "La Gripa" y Arturo Muñoz “La Chicha”, banderilleros retirados; José Luis Ornelas, novillero retirado y hoy en día, corresponsal de un diario capitalino; Francisco Iriarte “El Buchacón”; Andrés Díaz “El Picorete”, novillero retirado; el abogado Manuel de Alba; Jesús “Chito” Ponce; Alejandro Cervantes “La Santa”, mozo de estoques del matador Rafael Rodríguez, quien ocasionalmente se unía al grupo y Felipe García "Felipillo", también ayuda del Volcán de Aguascalientes.

En esa especie de “academia de la cafeína” es probable que El Cholula haya abrevado los principios que le transmitió a José Tomás esa mañana del 28 de febrero de hace 20 años y sobre los que nos habló el pasado jueves en la presentación de “Diálogo con Navegante”.

Transparencia ante todo

Hace algo más de cuatro años, escribía a propósito de la presentación de las actividades Fundación José Tomás en Aguascalientes que tras de conversar brevemente con el torero sus intenciones revelaban transparencia y sinceridad en sus propósitos. Hoy, sin cruzar una palabra con él puedo afirmar que nada de mi apreciación ha cambiado. Al contrario, se ha reforzado al escuchar las líneas que rigen su actuación dentro y fuera de los ruedos y al contrastarlas –de memoria– con los hechos de su historia.

La presentación de la versión mexicana de “Diálogo con Navegante” es una de esas a las que da gusto haber asistido, de las que se lamentaría uno no haber asistido y de las que hablará uno mucho después de haber asistido. Sin duda, uno de los grandes hitos de este muy taurino año 2014.


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