Muy interesantes resultaron las dos novilladas celebradas en la plaza Monumental Quito el pasado fin de semana, como antecedente de lo que será la Feria Jesús del Gran Poder, y más allá de la correcta presentación de las reses que se lidiaron y la pundonorosa actuación de los jóvenes toreros, cabe destacar la masiva asistencia de aficionados en las dos tardes.

Este hecho confirma la suerte de efervescencia que vive la fiesta de los toros en el Ecuador que en este año se ha reflejado en una intensa agenda de espectáculos patrocinados por la base popular con que cuenta esta manifestación cultural.

La afición motivó a los alternantes para que buscaran el triunfo con entrega y voluntad, superando las deficiencias técnicas propias del aprendizaje y claro está, la responsabilidad agregada que comporta presentarse en la primera plaza del país. Ese clima de respaldo y reconocimiento a los bisoños coletas es el que construye el ambiente especial que caracteriza a las novilladas, es que en los festejos menores la relación entre el tendido y el ruedo se vive con mucha intensidad.

La tarde del sábado se corrieron cinco novillos de Albaserrada y uno de Paluguillo, reses que en conjunto permitieron que los muchachos pongan a prueba sus capacidades, en especial con los albaserradas que embistieron con prontitud y codicia, reflejando la progresión que vive esta ganadería; sin embargo, al tratarse de un festejo sin picadores, a momentos las reses reclamaron mayor seguridad en el manejo de la muleta.

El quiteño Gabriel Cevallos logró triunfar al cortar una oreja simbólica del cuarto de la tarde al que toreó con variedad y entrega. A cargo del colombiano Steven Espinosa corrieron los pasajes más emocionantes del festejo, dispuesto de ánimo manejó capote y muleta para superar golpes y falta de oficio, en especial con el bravo quinto de la tarde, saldó su labor con una vuelta al ruedo. No con menos entusiasmo se siguió la actuación de José María Trujillo que con gran voluntad, y por momentos buenas maneras, trasteó a sus dos oponentes. En el sexto fue empitonado de mala forma y pasó a la enfermería.

El fin de semana taurino se completó la tarde del domingo con una novillada con picadores en la que se corrieron utreros de Albaserrada y Mirafuente con los que los ecuatorianos José Antonio Bustamante y Carlos Lárraga y el mexicano Nicolás Gutierrez llamaron la atención al obtener una oreja por coleta al cabo de buenas faenas en especial a la hora de utilizar la muleta.

Encabezó el cartel el quiteño Bustamante que es el novillero de mayor proyección de nuestro país, al corrido en cuarto lugar le recetó un vibrante trasteo del que trascendieron dos buenas series de derechazos y una apretada tanda de manoletinas, paseó una merecida oreja.

Igual reconocimiento recibió Lárraga en el segundo, al que le plantó cara con firmeza para obtener valientes muletazos con la mano diestra.  La paciencia y el esfuerzo fueron las bases de la labor del azteca Gutiérrez que cerca de las tablas extrajo meritorios pases al novillo que cerró el festejo, para recibir, en forma simbólica, una oreja.

El caso es que Quito, entre sábado y domingo, destinó las horas de descanso a la actividad taurina en las dos tardes de pre feria de entrada gratuita, pulcra organización y esperanzador resultado artístico.