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Efemérides de feria: Una gesta inolvidable

Miércoles, 25 Abr 2012    Aguascalientes, Ags.    Xavier González Fisher | Foto: Cartel   
Y se anunció con el cabalístico número de 13 toros
A partir de que Manolo Martínez celebró su corrida número mil matando seis toros en la Plaza México, se comenzó a otorgar valor a esa meta estadística. El hecho de que el crecimiento del número de festejos que se daban en el país permitía que los toreros alcanzaran ese número de festejos toreados en plenitud de facultades, daba lugar a que celebraran la efeméride lidiando una corrida de toros en solitario.

En el caso de Curro Rivera, la conmemoración de su corrida mil y el inicio de su segundo "milenio", tendrían esa connotación y se convertían prácticamente en el eje de atractivo de la Feria de San Marcos del año 1982 y se programaron para el día del Santo Patrono, a las cinco de la tarde, la primera "encerrona", en la que el hijo del maestro Fermín, el de San Luis, daría cuenta de seis toros de su propia ganadería. Y la segunda, a las nueve de la noche, en la que se enfrentaría a un encierro compuesto por siete toros que por su orden fueron de Campo Alegre, Carranco, San Antonio de Triana, San Martín, Mimiahuápam, Santo Domingo y José Julián Llaguno. Creo que es innecesario aclarar que el acontecimiento se anunció como único en la Historia del Toreo.

Un par de antecedentes próximos

Hurgando la biblioteca y las hemerotecas, me encuentro un par de ocasiones en las que se anunciaron festejos similares, pero que por circunstancias diversas, no tuvieron una debida culminación.

El primero que encuentro tuvo lugar el 16 de junio de 1960. Antonio Bienvenida intentó realizar la gesta de torear dos corridas -en un mismo día- en la plaza de Las Ventas de Madrid en solitario. El encierro de la corrida vespertina se compuso de toros de Concha y Sierra, Felipe Bartolomé, Joaquín Buendía, María Montalvo, Herederos de Flores Albarrán y Fermín Bohórquez. Bienvenida fue silenciado en el primero, cuarto y sexto; escuchó palmas en el quinto; división de opiniones en el terero, y pitos en el segundo. El sobresaliente fue José Urías.

Para la sesión nocturna, los toros anunciados fueron salmantinos de Graciliano Pérez-Tabernero, Alipio Pérez-Tabernero Sanchón, Eusebia Galache, Antonio Pérez de San Fernando, Barcial y Vizconde de Garcigrande. Por desgracia, sufrió una serie de calambres en las piernas durante la lidia del tercero, a causa, según el parte médico del doctor Jiménez Guinea, del insuficiente riego sanguíneo consecuencia de cornadas anteriores y eso le impedía continuar en la lidia.

Por ese impedimento, los tres últimos toros los despachó el sobresaliente Antonio Mahillo. Bienvenida oyó palmas en sus tres toros; mientras que Mahillo dio la vuelta en el último. Bienvenida vistió de verde y oro por la tarde y de verde y plata por la noche.

Un segundo anuncio de esta naturaleza se hizo para el 22 de mayo de 1971, también en Madrid, pero en la plaza de toros de Vista Alegre de Carabanchel. En plena "guerrilla", Sebastián Palomo Linares anunció que en esa fecha –misma en la que en Las Ventas, dentro de la Feria de San Isidro, se presentaría la ganadería mexicana de Mimiahuápam–, enfrentaría en dos festejos, toros de Miura, Eusebia Galache, Antonio Pérez de San Fernando, Herederos de Carlos Núñez, Victorino Martín y Núñez Hermanos y en el segundo, a los de Juan Pedro Domecq, Baltasar Ibán, Atanasio Fernández, Juan Mari Pérez -Tabernero, Manuel Arranz y Miguel Higuero.

El doble festejo se quedó a la mitad. La tarde fue lluviosa y la popular "Chata", como se llamaba coloquialmente al coso carabanchelero, en esos días todavía no tenía la conformación actual –un cómodo escenario "multiusos" techado–, sino que era una plaza de toros convencional, con una capacidad de unas nueve mil personas. La segunda corrida, la nocturna, quedó aplazada para el 6 de junio de ese año. Palomo Linares salió al tercio en el primero; cortó las dos orejas al segundo; dio una vuelta protestada en el tercero; cortó el rabo al cuarto, y cortó una oreja en el quinto y en el sexto toros, respectivamente.

Hace 30 años

Las crónicas de las dos corridas llevadas a cabo el 25 de abril de 1982 no son prolijas en detalles acerca del quehacer artístico de Curro Rivera. Se concentran más bien en el hecho de que el torero logró completar la hazaña. Y es que, en los días previos se hablaba más que nada, de la incapacidad física que le sobrevino a Antonio Bienvenida –padrino de confirmación de alternativa de Curro– veintidós años antes y que no le permitió completar la gesta que había iniciado.

En el festejo de la tarde, aunque se anunciaron seis toros, Curro Rivera mató siete, pues regaló el sobrero. "Campanero", "Arriero", "Gordito", "Cara Limpia", "Milenario", "Caramelo" y "Campeador", fueron los nombres, por su orden, de los siete toros de Francisco Rivera lidiados en esta ocasión y obtuvo de ellos, las dos orejas de tercero, del cuarto y del quinto toro. Los sobresalientes fueron el matador de toros Eduardo Liceaga y el entonces novillero Luis Fernando Sánchez, a quienes se les permitió intervenir en quites, el ejemplar que cerró este festejo.

A las nueve de la noche, "Consentido", "Tocayo", "Siempre Juntos", "Para Ti", "Amigo Milenario" y "Ahijado" –el nombre del abreplaza no fue consignado por el cronista– fueron saliendo por la puerta de toriles. Es quizás en esta segunda parte del acontecimiento en la que Curro Rivera fue mayormente recompensado en materia de trofeos al cortar las orejas y el rabo de "Siempre Juntos", de San Martín, –cuarto de la jornada, y número 11 del total– y de "Ahijado", de José Julián Llaguno –séptimo de la corrida y catorce del total–, para sumar en ambos festejos diez orejas y dos rabos en una fecha que constituye, por sí sola, un hito difícil de superar en la Historia Universal del Toreo.

Otros datos para recordar

Curro Rivera banderilleó a dos de los toros de esa memorable fecha, al quinto de la primera corrida y al séptimo de la nocturna, y que en el entreacto de los toros segundo y tercero del capítulo de noche de la gesta, directivos de la Organización Editorial Mexicana entregaron al torero un reconocimiento, tanto por haber alcanzado la cifra de los mil festejos toreados, como por estar en vías de completar la gesta que ahora intento relatarles.

Al final de cuentas, ese día, resultó lo que el cronista de El Sol del Centro –la crónica no está firmada– decía en uno de sus párrafos:

"Los aficionados taurinos al referirse a los carteles del día clásico de Aguascalientes, llegaron a decir que 'era mucho Curro'. Y no se equivocaron en lo más mínimo, porque eso demostró Francisco Rivera con sus dos encerronas en las que estoqueó 14 bureles...".

Efectivamente, ese 25 de abril de hace 30 años, Curro Rivera fue "mucho Curro", que no es lo mismo que "demasiado Curro", y lo afirmo porque me tocó ver la primera de las dos corridas y se veía en extraordinarias condiciones físicas y anímicas para enfrentar el reto que él mismo se planteó. El resultado que es motivo de este comentario así lo confirma.


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