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Ruedo: El nefasto multipuyazo

Miércoles, 14 Mar 2012    México, D.F.    Heriberto Murrieta | Récord   
La columna de este miércoles

El domingo pasado en la Plaza México, por lo menos tres picadores dieron varios puyazos en uno, metiendo y sacando la puya en un mismo encuentro, haciendo "la carioca" y mermando las condiciones de los toros de José María Arturo Huerta.

La práctica de "bombear" está cada vez más generalizada en la Fiesta de México, no así en la de España donde tras una primera visita al caballo, se saca al toro hacia las afueras para que desde ahí acuda de nuevo al terreno del varilarguero, brindando así la pureza y efectividad que requiere la suerte de varas.

Acá, los toros de las ganaderías comerciales, que son los que vemos más frecuentemente en las plazas porque los prefieren las figuras, suelen realizar una visita fugaz al picador para recibir un piquetito simbólico a la pasada.

Y cuando algunos animales con más raza llegan a recargar en el peto (como sucedió hace tres días en el coso metropolitano), reciben el castigo inclemente de los picadores, que obedecen las órdenes de sus jefes, los matadores.

¿Por qué no volver a ponerlos en suerte tras recibir la primera vara?, ¿para no irritar al villamelonaje ramplón que silba sistemáticamente ante la aparición de los lanceros en la arena?

Si es esto último, menudo despropósito. ¡Miren que dar gusto a quienes rechazan el castigo en el primer tercio, ignorando la importancia capital de la suerte de varas!

Brindis

Agradezco a Alberto Espinoza "El Cuate" el brindis que me hizo el domingo pasado en La México. En el momento no recordé que ya antes un torero me había dedicado una faena en ese escenario.

Fue la memorable pieza de Manolo Mejía con el toro "Desvelado" de la ganadería de Manolo Martínez, al que el diestro de Tacuba le cortó las orejas y el rabo el domingo 11 de diciembre de 1994.

El brindis fue compartido con Mauricio Locken. 17 años después ha llegado el de Alberto Espinoza.

Decano

El matador Pepe Luis Vázquez cumplirá el próximo lunes 92 años de edad. Nació el 19 de marzo de 1920 en la ciudad de Matehuala, San Luis Potosí. Ya retirado, fue juez de plaza durante varios años en La México.

Desde hace más de una década, todos los domingos llama por teléfono al excelente aficionado Rodolfo Díaz para comentar las incidencias de las corridas en la capital con su juicio severo y conocedor. Decano de los matadores mexicanos, sigue al pendiente de la actividad taurina nacional.


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