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Muere el matador César Faraco en Venezuela

Viernes, 09 Dic 2011    Caracas, Venezuela    El Vito | Especial   
Imagen del día que Antonio Bienvenida lo hizo matador de toros en Madrid
En horas de la tarde de ayer nos informó el doctor Jackson Ochoa de la muerte del maestro César Faraco. El espada de Lagunillas, estado de Mérida, vivía en San Cristóbal conde ejercía el cargo de Maestro de la Escuela Taurina en la Monumental de Pueblo Nuevo. Sus amigos, Manolo Ordóñez y Pablo Duque le encontraron en su apartamento, al que fueron a buscarle al notar su ausencia de la diaria tertulia que compartían.

Dolorosa pérdida para la fiesta de los toros, para la amistad de quienes nos enriqueció su trato y compañía, de este personaje apreciado y ejemplar del toreo nacional, Faraco nació en Lagunilllas de Mérida el 5 de junio de 1933.

La fecha gloriosa en su ejemplar carrera fue la del 4 de abril de 1954, cuando como novillero hizo su presentación en la Monumental de las Ventas de Madrid, con astados de Francisco Jiménez cortándole una oreja a cada uno de sus adversarios . Aquel día voló el Cóndor de los Andes que había alternado con Juanito Bienvenida y Manuel del Pozo "Rayito", abriendo de par en par la Puerta Grande de Madrid.

Don Manuel Mejías Bienvenida “El Papa Negro” lo anunció para que tomara la alternativa en la feria de San Isidro de 1955, para que recibiera la borla de matador de toros de manos de su hijo don Antonio Bienvenida, en presencia de Manolo Vázquez, con toros de Carlos Núñez, pasando a la historia como el primer torero americano en tomar la alternativa en Las Ventas y el primer venezolano en abrir la puerta grande de esta monumental con un triunfo muy importante como novillero, que redondeó a pesar de la oposición de los incrédulos.

César Faraco había salido a hombros "hasta la calle de Manuel Becerra", como referían los aficionados de la capital de España, cuando los triunfos de los toreros trascendían lo cotidiano.

Hasta más allá de la puerta grande y de la Calle de Alcalá, se llevaron a hombros al novillero venezolano con el que Manuel Mejías Rapela "Bienvenida" se atrevió a apostarlo todo. Había quedado César Faraco sólo y desamparado en Madrid, porque su apoderado, un truhán, le había robado hasta la última peseta que el muchacho había reunido con los sudores de su madre, "para que se hiciera torero en España".

Gracias a Luis Sánchez Olivares "Diamante Negro", figura de la fiesta americana en España, que se enteró por los corrillos de la terrible situación que vivía el novillero de Lagunillas, los miembros de la familia Bienvenida se encargaron del torero abandonado.

Diamante Negro ya gozaba de mucho y muy bien ganado cartel, y era persona influyente en los círculos taurinos. Su amistad con Antonio Bienvenida, ayudó mucho a que Faraco llegara hasta la casa de don Manuel, el patriarca de la zaga extremeña al que el toreo conocía como El Papa Negro.

Hoy le lloran sus amigos, Tobías Uribe, Hugo Domingo Molina, Alberto Ramírez Avendaño, Manolo Ordóñez, Jackson Ochoa, sus amigos del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida de Madrid y de Caracas, Juan Lamarca, Nelson Hernández y Nilson Guerra. 


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