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Ruedo: ¡Esos trazos de Juan Pablo!

Miércoles, 23 Nov 2011    México, D.F.    Heriberto Murrieta | Récord   
La columna de este miércoles

Ya desde el toro de su confirmación de alternativa, Juan Pablo Sánchez, el muchacho predestinado, hijo y sobrino de toreros, había mostrado calma y claridad de ideas, el domingo pasado en la Plaza México.

Pero la apoteosis llegó en el sexto de la noche, un toro de gran clase de Bernaldo de Quirós. Tenía mucho tiempo sin emocionarme tanto. Juan Pablo se amalgamó con el estilo del noble animal. Lo toreó con gusto, con extraordinario temple, en total acoplamiento con una embestida artística, salvadora de la ruina ganadera de Javier Bernaldo.

Aunque el joven valor de Aguascalientes perfeccionó la técnica en España, dejó fluir el sentimiento del toreo a la mexicana, formidable aleación de lentitud y esencia. Una faena torerísima, de una intensidad arrebatadora, colmada de muletazos de increíble largueza. Dejó huella, y eso es lo más importante, pero fastidia el que haya dejado escapar las orejas que dan rotundidad a los triunfos. Obras tan bellas y profundas no se ven todos los días; entonces no se entiende por qué no dio la merecida vuelta al ruedo.

A pesar de haber realizado un trasteo piramidal, de haber llevado al público al éxtasis a través de la ejecución demorada del toreo, recurrió al desgastado recurso del toro de regalo. ¿No hubiera sido mejor que la gente se quedara con deseos de volver a verlo más adelante? La decisión fue contraproducente porque el sobrero no tenía cara ni fondo y fue protestado por la asamblea. A Saldívar le resultó esa misma apuesta en la inauguración; a Juan Pablo, no. Pasó de la miel a la hiel, esquivando los cojines que volaban como planeadores.

En fin, el hecho deja su correspondiente lección. Ya se curtirá. Por lo pronto, ¡qué sensación tan plena nos ha dejado a los aficionados! Ojalá que cuando llegue a ser figura, no se olvide de la pureza de procedimientos con la que nos hizo vibrar.

Contrasentido

El resto del encierro fue lamentable. El toro dulcificado es el resultado de la degradación  genética. Una pena que las figuras extranjeras impongan ganaderías que hurtan la bravura y llevan inevitablemente al rey del espectáculo al aburrido pozo de la mansedumbre. Estos toros ni rematan en los burladeros ni van al caballo. No transmiten emoción ni peligro. Se caen, todo el tiempo se caen. ¿Por qué los grandes lidiadores no solicitan toros bravos, que son los que propician triunfos verdaderamente importantes? El toreo debe entenderse como el valor del hombre contra el instinto agresivo y peligroso del toro, pero cuando al animal le atenúan ese móvil y lo "domestican", algo muy importante de la Fiesta se desvirtúa. 

A propósito de este tema, Juan Guardiola, un excelente ganadero, le dijo a Antonio Caballero, un excelente escritor, que la culpa de la falta de bravura la tienen los toreros: "El torero quiere un toro dulce para la muleta, y de ahí a que no embista, hay un paso. Antiguamente en la Fiesta mandaba el ganadero; ahora manda el torero, la figura. Las figuras son figuras por algo, pero padecen más delante de un toro bravo que delante de uno afable. Por eso no les gusta torear toros bravos, y por eso se está acabando la bravura", le dijo Guardiola a Caballero.

Yo diría que se está acabando la bravura (o mejor dicho, ya se acabó) en las ganaderías "comerciales", pero la bravura persiste en muchas otras ganaderías que no lidian tan seguido y que nos encantaría ver a los aficionados.

Hace 20 años

Este domingo se cumplirán 20 años del memorable programa de televisión donde María Félix mantuvo despiertos a millones de televidentes hasta bien entrada la madrugada, gracias a su cultura, ironía, lucidez, donaire y atrevimiento para decir las cosas por su nombre. Fue el 27 de noviembre de 1991.

Días antes de la emisión, el maestro Jacobo Zabludovsky me anunció: "Vas a lidiar un toro de Miura". Se refería al interés de María de que yo me encargara de hacerle preguntas de tema taurino durante la emisión. Nos citaron en casa de la actriz en la calle de Hegel para planear los detalles de la entrevista. Cuando llegué, ya se encontraban ahí Verónica Castro, el propio Jacobo, Ernesto Alonso y Fanny Shatz, representante de la legendaria diva, que había aceptado reaparecer en televisión siempre y cuando la dejaran elegir a sus entrevistadores y llevar sus cuadros y sus muebles al foro de Televisa San Ángel para poder sentirse "como en casa".

Fanny aumentó mi nerviosismo al recibirme así: "No sabes cuántas ganas tiene María de conocerte, te sigue en las noches en el noticiero y te escucha los domingos en las corridas de toros". Al fin bajó la leyenda viviente con su magnética personalidad, sujetándose del barandal pero dando pasos firmes, la mirada brillante, la ceja levantada, enérgico el conjunto, la larga cabellera sujetada parcialmente por una peineta de marfil,  perfectamente maquillada. Verla tan guapa y tan entera me hizo olvidar, casi descartar su ancianidad. Su saludo no pudo ser más cariñoso. No podía creer lo que estaba viviendo. Nos pusimos de acuerdo sobre las preguntas que habría de hacerle y más tarde nos despidió en el largo portón de color verde con manijas doradas.

Y llegó el día del programa. Sabía que esa noche no podía fallar. Era mi gran oportunidad. María hizo gala de memoria al hablar de toros. Afirmó haber estado presente en Linares la tarde en que “Islero” le arrancó la vida a Manolete. Sus elogios me desbordaron y me regaló un capote de brega con una mantilla de pedrería sobrepuesta.

La seguí frecuentando en los años siguientes. Las tardes cafeteras a su lado significaron una experiencia fascinante que me permitieron eludir a la María altiva y conocer a la mujer cariñosa y divertida que vivía sin temores. Tenía tanta vitalidad y confianza en sí misma, que llegué a tener la sensación de que su fuerza cósmica le permitiría prolongar su existencia hasta la eternidad. Sé que es una idea irracional, absurda, pero había que verla derrochando energía, avasallando literalmente, deseosa de vivir la vida con la máxima intensidad. Símbolo de la contracultura femenina mexicana, mujer inteligente y valerosa, supo llevar un estilo de vida definidamente ostentoso, sin importarle el qué dirán. Nunca se guardó nada porque le gustaba ser escuchada, y sus opiniones encendían las alarmas.

Lamenté su muerte en 2002 y agradecí a mi profesión periodística la oportunidad de haberla tratado y querido. 

Longevo

El domingo pasado, Mariano Ramos cumplió nada menos que 40 años de alternativa. La recibió en Irapuato el 20 de noviembre de 1971, de manos de Manolo Martínez, con Francisco Rivera "Paquirri" como testigo, con el toro "Campanero" de la ganadería de Santacilia. Fiel a su estilo discreto, no hubo, que sepamos, celebración rimbombante ni nada que se le parezca. 

Mariano Ramos pertenece a esa estirpe de hombres recios que han abrazado tanto la charrería como el toreo. En ambos oficios ha destacado, pero su actitud ante el éxito ha sido más bien discreta y reservada. Mariano es ajeno al contacto social y los medios de comunicación. Por sus recias maneras vino a ser el continuador natural del estilo seco de Joselito Huerta.

El torero-charro de La Viga es un platero que trabaja sus piezas en la penumbra del taller, sin ambicionar colocarlas en las joyerías de moda. Cumple con su deber austeramente, con discreción, sin parecer inmutarse ante las sorpresas de la lidia, que a cualquier otro le romperían el esquema. Conoce perfectamente el toreo y lo ha llevado adelante durante más de cuatro décadas con facilidad y aplomo.

Torero antidramático de extraordinarios conocimientos técnicos, con la muleta ha sido un maestro de incalculable poderío.

Cuando cabía esperar que Mariano, catapultado ya como figura del toreo,  siguiera por el emocionante camino en el que dominaba toros difíciles con su gran oficio, se decantó por un ganado menos áspero y más manejable, enjaulando de cierta manera su tauromaquia rica en recursos. Ese giro nos permitió verlo consolidarse a lo largo de los noventa como un torero que se fue puliendo, pero sin perder nunca su esencia, parca y severa.

Tercer aniversario

Investigador de la historia taurina, primerísima fuente de consulta, sensible aficionado y excelente  persona, Xavier González Fisher realiza una labor de difusión extraordinaria en su portal cibernético "La Aldea de Tauro", que acaba de cumplir tres años en línea. En esa página están a la disposición del aficionado más de 300 interesantes textos. ¡Enhorabuena! 


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