El rejoneador Diego Ventura y Uriel Moreno "El Zapata" fueron los triunfadores del festejo nocturno realizado hoy en la plaza "El Relicario" de Puebla, donde cortaron dos orejas cada uno y compartieron la salida a hombros.

La gente en un principio no se compenetró en la labor de Diego, y en su segundo sobre "Chocolate" había estado discreto con los rejones, pero con "Nazarí" cabalgó de costado y seguiría "Morante" para las banderillas con sus característicos mordiscos que la gente festeja, y que le valió fuerte ovación cuando su jinete se apeó y el equino regresaba solo al patio de cuadrillas.
 
Cejando con "Califa" enceló al toro para colocarle banderillas cortas destacando un par a dos manos; posteriormente un rejonazo cuyos efectos acusó de inmediato el burel, le hicieron rodar sin puntilla patas arriba de manera espectacular, concediéndole el debutante juez Enrique Guevara las dos orejas.
 
El primero de Montecristo le apretó en un principio, tanto se lo dejó llevar que al parecer le dio un puntazo a "Revuelo"; sobre "Wellinton" las banderillas con doble quiebro fueron seguidas de toreo de costado y varios cambios por dentro con exposición que se le reconocieron. El toro se echó antes que le clavara el rejón de muerte en buen sitio, escuchó palmas.
 
Uriel Moreno "El Zapata" se vio sobrado con el capote jugándosela con largas de rodillas en tablas y en los medios; a pesar de las heridas que sufrió el martes, tomó las banderillas para cuajar un gran segundo tercio que tuvo gran eco. En la primera parte de la faena el toro se desplazaba, luego se empezó a quedar y desarrollar sentido optando Uriel por algunos adornos antes de meterle un estocadón de los suyos y llevarse las dos orejas.
 
Su primero tardó en salir del toril lo que indicaba cómo sería el comportamiento, reservón desde las primeras embestidas empujó fuerte al caballo de Pedro López que lo prendió bien; le pidieron al torero que banderilleara pero de manera sensata se abstuvo; aunque porfió y le pisó el terreno alargó de más y al fallar con los aceros tuvo división de opiniones tras un aviso.
 
Desmayando los brazos al veroniquear Juan Luis Silis dejó constancia de su manejo con la capa, llevó el toro al caballo por chicuelinas al paso. El de San Marcos no pasaba completo; sin embargo el torero le aguantó, y consiguió meritorios muletazos con el engaño retrasado, haciéndolo todo el torero; después de un pinchazo dejó la estocada escuchando palmas.
 
El que cerró plaza fue muy complicado y no hubo gran cosa con el capote, le anotamos muletazos imperiosos al inicio de faena, el burel no se entregó y fue desarrollando sentido mientras el torero macheteaba tratando de sacar partido. Terminó de media estocada perpendicular, y otra mejor colocada pero corrió el tiempo y le sonaron un aviso.
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