La tarde comenzó con un susto mayúsculo cuando el primer novillo salió al redondel y giró a su izquierda, donde remató con fuerza en la puerta de acceso al callejón que, a su vez está en el curso de la de cuadrillas, y hasta allá se fue a meter formando un gran revuelo.
El pánico se apoderó de la gente y de muchas personas que ocupan localidades en el abarrotado callejón de la Monumental Quito. Y ahí mismo en el patio de cuadrillas, Manolo Quinta, picador de la cuadrilla de Enrique Ponce, le dio un puyazo para salvaguardar la integridad de quienes se encontraban en este zona de la plaza.
Después, Ponce toreó acompasadamente a la verónica y templó las embestidas de este ejemplar de pelo albahío al que más tarde cuajó una faena de menos a más en la que hubo muletazos tersos y artísticos que el público jaleó con mucho cariño. Mató de una estocada entera, un tanto caída, de la que el novillo salió muerto de la mano y le concedieron dos orejas que paseó en una triunfal vuelta al ruedo, disfrutando este nuevo idilio con la afición quiteña.
Víctor Puerto, que sustituía a David Fandila "El Fandi", toreó muy asentado a la verónica a un ejemplar que de inmediato marcó su tendencia a huir en el terreno de la puerta de toriles. Y hasta ahí se fue el manchego para hacerle una faena muy interesante en la que siempre buscó el toreo bueno y terminó sacándole agua a una piedra. Aquel dechado de afición se saldó con una ovación en el tercio, pues no estuvo fino con la espada.
Sebastián Castella realizó un quitazo por chicuelinas al tercero, al que más tarde no pudo someter en una faena discreta, marcada por los altibajos y los achuchones de un novillo complicado.
Cayetano pasó de puntillas ante otro ejemplar manso que pegaba arreones. El madrileño intentó robarle algunos pases cerca del tercio, pero no fue posible y pasó inadvertido.
En quinto lugar salió Martín Campuzano, que fue recibido con un efusivo entusiasmo por parte del público. En los primeros compases de la faena el novillo le echó mano de fea manera y no se amilanó en un trasteo emotivo que cerró con unas ajustadas manoletinas, y aunque mató de manera defectuosa el público le premió con una oreja.
Sabedor de que su paso por la feria no había tenido relieve, Álvaro Samper recibió al sexto con tres largas cambiadas de rodillas, y demostró su buen manejo del capote, con el que estuvo variado y artístico. Al igual que su primo hermano (Campuzano), el público le alentó en todo momento a lo largo de un trasteo deshilvanado en el que tampoco se salvó de sufrir una aparatosa voltereta, y como no estuvo fino con la espada solamente dio una aclamada vuelta al ruedo.
El ambiente festivo del evento encendió el ánimo y augura cosas buenas de cara al resto de la Feria de Quito, a la que todavía le queda mucha cuerda. Y hoy la nota la pusieron los dos jóvenes matadores ecuatorianos, que salieron a entregarse sin reserva, un hecho que agradeció mucho el público.
Quito, Ecuador.- Lleno en tarde nublada. Cuarto festejo de feria. Festival a beneficio de las campañas educativas en las regiones rurales. Toros y novillos de las siguientes ganaderías: Tres de Triana (2o., 4o. y 6o.), dos de Vistahermosa (1o. y 3o.) y uno de Mirafuente (5o.), descastados en su conjunto, salvo el 1o. que tuvo clase. Pesos: 421, 442, 405, 440, 485 y 410 kilos. Enrique Ponce: Dos orejas. Víctor Puerto: Ovación tras aviso. Sebastián Castella: Palmas. Cayetano: Silencio. Martín Campuzano: Oreja. Álvaro Samper: Vuelta. Campuzano ingresó a la enfermería tras la lidia del 5o.