José Ignacio Corral fue el triunfador de la corrida de rejones celebrada esta tarde en Huamantla, en lo que fue la apertura de la feria, donde Hernández Gárate fue ovacionado y Horacio Casas cosechó palmas.

Habiendo iniciado su labor con poco acierto, José Ignacio se fue centrando poco a poco hasta salir de las suertes toreando con temple, y lograr los mejores momentos marcando bien los quiebros, y dejar arriba las banderillas para cosechar estruendosa ovación en el tercer ejemplar de la tarde.

Otra igual se llevaron los Forcados Mexicanos al realizar la pega en el primer intento por conducto de Diego Louceiro, que esta tarde se despidió de la profesión.
 
Corral, después de alegrar con los cites, clavó bien las cortas, pero sobre todo colocó el rejón de muerte en buen sitio para que le entregaran las dos orejas del toro.
 
Con el sexto destacaron sus quiebros al colocar banderillas siguiendo vistosas piruetas; el toro acusó los efectos de los rejones y se aplomó, aunque trataba de abrirlo no fue posible teniendo dificultades para despacharlo, tuvo silencio al final de esta labor y, después, lo pasearon a hombros al finalizar la corrida.
 
El que abrió el festejo la feria fue uno de Chinampas, de poca presencia, por lo que Jorge Hernández Gárate sólo le puso un rejón de castigo. El caballista potosino lució con las banderillas largas tras rodar bien con sus jacas; como conservó fuerza el ejemplar jalisciense, los Forcados Mexicanos sudaron para realizar la pega; el caballero en el tercer intento dejó el rejón de muerte atravesado y el silencio lo acompañó hacia la barrera.
 
Ante un fino ejemplar de emotivas embestidas, perteneciente a la ganadería de Magdalena González, corrido en cuarto lugar, Hernández Gárate destacó con banderillas al violín y dos pares a dos manos, de los que el segundo fue mejor; intervinieron los forcados teziutecos pegando en la segunda oportunidad y recogiendo las palmas. Por descordar al burel entrando a matar, la autoridad negó el premio que algunos pedían y finalmente fue llamado a dar una vuelta al ruedo.
 
Empeñoso estuvo Horacio Casas, que en su primero dejó arriba dos rejones para castigar y algunas banderillas bien colocadas, en una labro que fue del agrado del respetable. Por su parte, los Forcados Teziutecos realizaron una emotiva pega que les redituó cerrada ovación. El rejoneador falló lamentablemente al clavar el rejón de muerte, y aún peor el sobresaliente con el descabello, provocando que sonaran los tres avisos entre el descontento general de la gente.
 
Con un solo rejón de castigo, Horacio pasó a su segundo a lomos de "Chipirón", realizando después cambios por dentro y piruetas evidenciando sus avances. El capitalino también clavó con lucimiento banderillas a dos manos, antes que los Forcados Mexicanos entraran en acción de manera lucida. Nuevos desaciertos al matar, empañaron lo logrado por Casas y hubo palmas en su honor.