Alfredo Gutiérrez asumió el compromiso de torear el festival de Guadalajara el jueves anterior, sin imaginar si quiera que la sustitución de Zotoluco le iba a reportar un triunfo inolvidable: el indulto del bravo "Don Juan", de la ganadería de San Constantino, que en los próximos días se convertirá en semental.
Y así suelen ser los designios de Dios, que puso en sus manos este toro, en el momento preciso, el día indicado, para que el público pudiese recodar que ahí había un torero dispuesto a jugársela desde el momento en que tomó la decisión de recibir a "Don Juan" con una larga de rodillas a porta gayola.
Después todo fluyó con la naturalidad de la entrega –la "apasionada entrega", que diría José Alameda– ese elemento clave en el toreo, que el público siempre recibe con los brazos abiertos.
"Cuando la empresa me marcó para decirme que querían que sustituyera el maestro Zotoluco pensé que era una broma, pues tenía un año sin torear en público y, aunque a diario hago ejercicio, no es lo mismo que estar mentalizado y preparado unos tres meses antes para un compromiso de esta naturaleza. Pero asumí el reto con gusto, alentado en gran medida por la insistencia de mis hijos Diego y María, que no me vieron torear tanto cuando estaba en activo, así que eso también me hacía ilusión", comentó Alfredo, todavía dolorido de los golpes que sufrió en el rostro, pero feliz de la vida por la tarde de ayer.
Aunque la empresa le había dicho que ahí estaba a su disposición un novillo de Teófilo Gómez que había elegido el maestro Zotoluco, Alfredo quiso comentar el asunto con su jefe, el ganadero Juan Pablo Corona, con el que trabaja en la empresa de la familia Corona López, y en el acompañamiento del matador Juan Pablo Sánchez, al que representan. Generoso como es el patrón, le dijo que fuera a San Constantino a escoger el toro que él quisiera y que con mucho gusto lo donaba para el festival.
"Es nieto de una vaca estrella": Antonio Bricio
Con la asesoría del matador Antonio Bricio, que desde hace 10 años está como encargado de la ganadería, eligió en conjunto con Juan Pablo Corona un toro número 859, negro bragado, que se embarcó el sábado y fue y vino a la plaza "Nuevo Progreso":
"La abuela paterna de este toro es una vaca 664 del hierro de Celia Barbabosa que nos ha dado tres hijos de indulto, y el mayor mérito es que han sido con distinto semental, por lo que la tenemos considerada como una reproductora estrella. El abuelo es un semental 273 de San Martín, mientras que el padre es del hierro de San Constantino, un semental número 237, que fue indultado por Leo Valadez en un festival en el cortijo Los Fernández en noviembre de 2019. Así que, en papeles, teníamos la certeza de que el toro podía funcionar y, por fortuna, así fue, porque aquí nada está asegurado.
"El mismo domingo al terminar el festival lo curamos, lo que no fue tan complicado porque el puyazo no le hizo mucho daño, y de inmediato el ganadero decidió enviarlo al rancho adonde llegó de madrugada, así que el lunes ya despertó en su casa. A los vaqueros les dio mucho gusto recibirlo después de cuatro años de verlo a diario, así que este triunfo también es de ellos", afirmó Bricio.
Por su parte, Alfredo Gutiérrez sigue en una nube: "Estoy feliz de la vida; feliz de haber dado a la gente una actuación como la que tuve, y que lo ocurrido haya sido el motor para seguir adelante, con la certeza de que seré torero siempre, y seguiré aportando a la Fiesta con la misma entrega desde la faceta en la que trabajo actualmente", puntualizó el torero al que un lejano 30 de noviembre de 1997 en la Plaza México, su tío Jorge Gutiérrez le dio la alternativa en presencia de Enrique Ponce, con toros de De Santiago.
"Fue una tarde muy emotiva": Juan Pablo Corona
Y "Don Juan" bautizado así en honor de don Juan Corona Ramírez, padre de Juan Pablo, fallecido un 14 de diciembre de 2016, fue otro factor que incluía esa carga emocional que a veces envuelve a la Fiesta, en este caso a través de un animal único en el mundo, capaz de generar tal cúmulo de sensaciones que alcanzan su clímax, como sucedió ayer en el ruedo de la plaza donde Alfredo Gutiérrez soñó el toreo desde que era un chiquillo.
"Ser ganadero no es cosa fácil y se sufre y se batalla mucho, así que la apuesta, que era fuerte, al final salió muy bien. Estoy muy emocionado porque toda la gente que ha apoyado el proyecto de San Constantino como ganadería, desde mi familia y mis colaboradores y amigos, sienten este triunfo como algo suyo. Además, el brindis que nos hizo Alfredo fue muy sentido y a mí me dio mucho gusto verlo triunfar de esa manera tan entregada.
"Agradezco las felicitaciones de otros colegas ganaderos, y de los amigos que me han llamado de España. Hay que seguir trabajando con humildad y dedicación, y agradecer a Dios porque esta gotita de mil tiene un sabor muy especial, y se la quiero dedicar a mi padre en su aniversario luctuoso", comentó Juan Pablo Corona.
De esta manera, se demostró que un equipo de trabajo debe primar la colectividad por encima de cualquier interés personal, en el entendido que la suma de voluntades siempre tendrá más fuerza y talento para llegar a su cometido, en este caso tan especial, la de dos toreros y un ganadero, que siguen trabajando sin descanso por el toro y para el toro. ¡Enhorabuena!