Acostumbrado a los retos desafiantes a los que se ha enfrentado en su vida, Arturo Macías no solo ha salido adelante, sino que ha encontrado la forma de darle vuelta a la página cuando las cosas no tienen solución.
Una de ellas fue la grave cornada que sufrió en Aguascalientes y que casi le cuesta la vida. Fue la tarde del 29 de abril de 2023, cuando el toro "Cayito", número 784 y con 546 kilos de la ganadería de Campo Real, le partió el tórax derecho, le fracturó las costillas, le perforó el pulmón por la parte de abajo y arriba, cerca del corazón y le arrancó el nervio subespinoso, que es el que conecta al músculo del serrato y los músculos que hacen que la escápula esté pegada.
A consecuencia de ese percance, Arturo tuvo que decirle adiós a su profesión para la que nació.
"A los seis meses de la cornada tuve otra intervención, de la que no he hablado hasta ahora, porque no movía el brazo para nada, lo traía colgando. Me hicieron una reconstrucción con injerto de nervio de brazo y gracias a eso puede empezar a ganar movilidad. Estoy mucho mejor y sigo en mis terapias, sigo rehabilitándome. Soy muy responsable en ello y eso ha ahecho que mi brazo se fortalezca, se ha ganado, pero todavía necesita tiempo el brazo como para poder pensar en un regreso a los ruedos, pero va bien".
Obligado por las circunstancias, pudo planificar muy bien su retiro, ya que en su propiedad que tiene en Aguascalientes, encontró la manera de generar fuentes de trabajo para la gente, que a su vez lo mantiene muy ocupado.
"Cultivo olivos, que es con lo que tengo mi empresa de aceite que ya se ha ido consolidando con mi nombre. Otra de las vertientes son los olivos ornamentales para fraccionamientos, jardines, avenidas, terrazas, etcétera, y una tercera vertiente, es en el vivero, donde se plantan los esquejes, para hacer olivos en bolsa, olivos de un metro de altura".
Adicionalmente, en el campo tiene siembras de parras, para elaborar vinos de mesa y en su finca, donde está su plaza de toros, tiene amplios salones con capacidad para hasta mil personas, que renta para fiestas o reuniones. Así que, en este sentido, está muy ocupado.
Jinete de salto
En la entrevista, Arturo comenta que además del toro y los perros, el caballo siempre ha estado entre sus tres animales preferidos.
"A mí siempre me han gustado los caballos. Gracias al toro, después de mi primer triunfo en la Plaza México, prácticamente compré mi primer caballo que se llamó "Don Palillo", como el toro de mi confirmación. Después he tenido varios caballos más, pero nunca de salto".
Cuando su hija Lucia cumplió un año, le regaló una yegua miniatura, por lo que la pequeña, hoy de 14 años, se aficionó al mundo ecuestre.
"El tema de la equitación nace porque mi niña, desde que tiene uso de razón ha estado enamorada del caballo. Cuando tenía un año le regalé una yegua miniatura. Hace cinco años se metió a equitación en el hípico y un día decidí yo también hacerlo, agarré un caballo y me propuse enseñarme a montar con ella en la pista del hípico".
Arturo y "Maverik"
El caballo que monta Arturo es un tordo lusitano que está cambiando de capa, y fue un obsequio del rejoneador Rodrigo Santos. Esta es su historia:
"Toree en 2007 en Orizaba, Veracruz, con Rodrigo Santos y el maestro Eloy Cavazos, si no me equivoco. Ese año había salido ya a hombros cuatro veces de la Plaza México y había toreado 80 corridas, pero ninguna con Rodrigo. Esa tarde, en Orizaba, indulté a mi primer toro de la tarde, con una muleta de la aguja, española, que no había estrenado. En el siguiente toro, Rodrigo hace una gran faena, se baja a torear a pie y saca una muleta ya palmadilla. Mató muy bien al toro. Después de dar la vuelta al ruedo, se mete al callejón, se acerca y le digo: "Maestro, por favor, le quiero hacer un regalo. Su categoría está para que traiga muletas nuevas. Esta me trajo mucha suerte, es española, la estrené hoy y se la quiero regalar para cuando haya que bajar le traiga la misma suerte que me trajo a mí.
Se emocionó mucho Rodrigo y me dijo: "Arturo, qué categoría tienes. Me habían hablado de ti, no había tenido el gusto de conocerte, había oído hablar mucho del famoso Cejas y las puertas grandes de la Plaza México, pero estos detalles son de figura. Yo te auguro que vas a ser una figura del toreo y te quisiera regalar algo también. ¿Te gusta montar? Es más, te voy a regalar un caballo. ¿Sí lo quieres? Tu categoría se regresa, y amor con amor se paga".
Cuenta Macías que eso ocurrió en 2007 y que luego actuaron muchas tardes juntos y se hicieron buenos amigos. Siempre que se encontraban, Rodrigo le recordaba que ahí estaba su caballo, pero nada que se lo regalaba.
"Pasaron años y ya no me decía nada, fue pasando el tiempo. En marzo de 2023 fui a torear a Texcoco y a las dos de la madrugada suena mi teléfono y era él y me dice: "Mi querido matador, estoy aquí y no se me olvida la promesa que te hice en el 2007, y como soy hombre de palabra te lo voy a cumplir". Fue hasta febrero del año siguiente, en 2024, cuando me marcó y me dijo: "¿Hay alguien en la finca? Sí, pues que le abran la puerta, ahí está el potro". Y así es como tuve mi primer caballo lusitano, que es hijo de un caballo de su cuadra llamado "Satanás" y de una yegua que también toreaba. Le agradecí mucho el detalle, de figura.
Al principio el caballo era muy temperamental y hasta daba mordidas, por lo que tuvo que ser domado a rienda en el Hípico Cañada Honda, por el instructor Álvaro Sostenes.
"Como a mi señora y a mi nos gustan mucho las películas de Top Gun, ese día en la noche que llegó el caballo estábamos viendo la película y por eso le pusimos "Maverik".
Dos pasiones: toros y caballos
"Ahora mismo el caballo ya está muy hecho a nosotros, es muy cariñoso y ya no es nada agresivo, busca cariño y tiene un espíritu para el salto que no raja".
Agrega que el mundo ecuestre le gusta por la dedicación que se requiere y por la sinergia que hay con el caballo.
"Al andar en la pista con "Maverik" se siente también mucha emoción, pero al lado del toreo, mi amor siempre estará con el toreo, pero la equitación cada vez me va a ganar. Sí estoy muy enamorado del mundo del caballo de toda la vida".
Eso sí, adelantó que no piensa en dedicarse de lleno a recorrer las pistas con miras a dedicarse al salto ecuestre profesional.
"Sí extraño mucho mi amor, mi pasión, que es el toreo, para lo que yo nací y mira que he hecho todos los deportes extremos porque he sido un hombre muy echado para adelante, y he buscado emociones fuertes en el transcurso de mi vida. He hecho alpinismo, carreras extremas, corrí una carrera de 100 kilómetros antes de la lesión en la frontera de Argentina y Chile, en la Patagonia de los Andes. Me subí al Pico de Orizaba rapidísimo, he corrido carreras de competencias, motos, nadar, de todo he hecho, pero nada se parece al toreo.
"No es mi tirada ser jinete ecuestre profesional, lo hago por mi hija. Yo estoy matando el tiempo porque veo que es una experiencia muy bonita. Es un pasatiempo, pero no me pienso dedicar a esto. Seguro competiré más con "Maverik", estaré avanzando, pero no me veo que yo quiera ser algo en esto, desde ahorita te digo que no. Sin embargo, lo disfruto mucho y eso es lo que cuenta", finalizó.