El ganadero don Sergio Hernández González falleció el día de hoy en su casa de la Ciudad de México, a los 86 años y de causas naturales, luego de una larga y fructífera existencia dedicada a la crianza del toro bravo en Tlaxcala, en su ex hacienda de Rancho Seco, que dio nombre a este emblemático hierro.
Don Sergio nació en Rancho Seco el 9 de julio de 1939, y se graduó como Contador Público de la Escuela Bancaria Comercial, profesión que compaginó a la perfección con la de ser ganadero, en este caso de abolengo, heredero de una gran tradición familiar que comenzó su abuela, doña Beatriz Carvajal en la finca vecina de Zotoluca.
Y con la misma afición que sus antepasados, y el legado de su padre, Carlos Hernández Amozorrutia, dio continuidad a la sangre de Rancho Seco, ganadería cuyo origen procedía, precisamente, de Piedras Negras (vía Zotoluca), además de esas cruzas hechas en los años cuarenta del siglo pasado con sangre de Murube, de Antonio Urquijo, que don Carlos importó de España.
Inmerso en el tema ganadero desde que era un niño, y habiendo visto morir a su hermano, el novillero Pancho Pavón en 1959, como consecuencia de una cornada sufrida en El Toreo de Cuatro Caminos (durante un mano a mano de Calesero y Luis Procuna, con toros de Peñuelas), don Sergio siguió con su gran pasión por los toros, misma que supo heredar a sus hijos y a sus nietos.
La ganadería de Rancho Seco siempre tuvo un toque muy personal en sus manos, ya que nunca pretendió que la lidiaran las figuras del toreo, sino su deseo, era criar a un toro que a él le gustara, procurando siempre la transmisión, la emoción, que los toros tuvieran fuerza, bravura en el tercio de varas, y luego desarrollaran en la muleta lo que tuvieran dentro.
Y así lo pudo demostrar al público, sobre todo con mayor categoría, la tarde de 2022 en que se conmemoraron los 100 años de la fundación de la ganadería, cuando echó un encierro de nota alta en la Plaza México, y con ello mandó el mensaje de que su obra estaba cumplida a cabalidad.
Hábil para la relaciones públicas, buen conversador, y gran memorista, don Sergio fue un hombre que supo explotar todas esas facetas para volcarlas en la ganadería, aunada a su capacidad administrativa derivada de su grado universitario.
Y no conforme con los resultados que estaba obteniendo en los años 80, no tuvo empacho en adquirir sangre de Garfias, en una época en que todavía el gremio Ganadero de Tlaxcala, y su familia, los González no veían con muy buenos ojos, el traer ganado cuya ascendencia procedía de sus más acérrimos rivales, los Llaguno, ganaderos de Zacatecas.
Pero esa cruza le vino muy bien a Rancho Seco, y más, todavía, la que hizo en 1996, con la importación del ganado de Murube, tanto de la ganadería de El Capea como de Fermín Bohórquez, además de las vacas de Santa Coloma que adquirió para refrescar su torada, y darle una vuelta más de tuerca a sus líneas genéticas, en las que siempre conservo algunas reminiscencias de lo viejo de Zotoluca, aunque ya muy lejano en el tiempo.
Desde entonces, don Sergio trabajó con la compañía de su hijo Sergio Hernández Weber, y nunca dejó de estar presente, derivado de la inmensa afición, que tenía por el campo, por sus vacas, y sus toros, por su casa de Rancho Seco, con la complicidad y compañía durante todo una vida de doña Vicky Weber, una mujer de carácter jovial y mucha entereza, capaz de acoplarse a todas las circunstancias y avatares que vivió al lado de su marido, al cabo de más de 60 años.
Con la partida de don Sergio se marcha uno de los últimos ganaderos de esa vieja guardia, de la segunda generación de grandes criadores de toros de lidia del país del siglo XX, herederos de una tradición familiar de hondas raíces, que, por fortuna de la tauromaquia de México, aún pervive en sus hijos y en sus nietos, ganaderos, y toreros también, como el rejoneador Fauro Aloi y su hermano, el prometedor novillero Bruno Aloi, que vestido de luces evoca las andanzas en los ruedos de su tío abuelo, Pancho Pavón.
Su funeral se llevará a cabo en el Panteón Francés, este martes 16 de septiembre de las 10:00 a las 18:00 horas, y habrá una misa a las 12:00 horas. Mientras tanto, desde estas breves líneas, casi simbólicas, le enviamos nuestro más sentido pésame a doña Vicky y demás familia.
Asimismo, a don Sergio lo recordaremos siempre por aquellas tientas con sabor campero, en ese amplio redondel de Rancho Seco, de cuyo toril salía la bravura y se reflejaba buena parte del prestigio de la ganadería tlaxcalteca, la de sus famosos antepasados. Descanse en paz.