Bonito pueblo mágico de Real de Asientos, como agradable es su gente, su historia, sus monumentos arquitectónicos así como la plaza de toros Renacimiento, un recinto que enamora a primera vista, en el que te sientes cómodo, te hace viajar a través del tiempo mientras disfrutas de una tarde de toros. Una tarde de toros de esas de ensueño, donde se conjuga toro y torero, sol y sombra, afición y pasión.
Antonio Ferrera es un torero de pies a cabeza, humilde y sencillo, pero voraz en el ruedo, le hace fiesta a todo, comprende cada plaza, entiende a los toros al grado de hacerlos romper, vamos, un hombre entregado a su profesión. El segundo toro de Ferrera, de nombre "Oro Puro", hizo honor a su nombre y enalteció los colores de su divisa, recordándonos lo bonita que es la fiesta así como el campo bravo mexicano.
El toreo por verónicas de Ferrera fue acompasado, luego el toro se creció ante el castigo, el hispano estaba inspirado con el capote, por lo que pegó un quite por navarras aprovechando el desplazamiento del toro. El segundo tercio lo compartió con José María Pastor y el torero de plata Fernando García, un verdadero duelo de banderilleros.
A estas alturas de la lidia Ferrera ya sabía de la buena condición del toro, se lo llevó a los medios con muletazos por alto, para luego comenzar a torear por el derecho, bien colocada siempre la muleta por delante, el toro acometió una y otra vez, nobleza, calidad, fijeza, bravura y transmisión fueron las cualidades de este ejemplar ante el cual Antonio derrochó arte, con trazos largos y templados, toques muy sutiles para no abrumar al De Guadiana.
Luego de una faena larga y sentida, la afición comenzó a solicitar el indulto, por lo que Ferrera continuó toreando a "Oro Puro", que no se cansaba de embestir al engaño, finalmente el juez de plaza otorgó el premio mayor para una res brava, todo aquello fue un cúmulo de emociones.
Con el abre plaza, el torero español también dio cátedra de su oficio, metió al toro a la muleta al grado de hacerlo romper, en una faena pulcra, incluso silenció a la banda que amenizaba el festejo, de tal manera que solo se escuchaba el diálogo entre toro y torero, faena que fue creciendo y de no ser por el mal manejo del acero, también lo hubiera desorejado.
José María Pastor llegó vestido a la altura, sin demeritar a la plaza, hermoso su terno, como hermosas las verónicas a pies juntos. Cubrió con facilidad el segundo tercio. El toro tenía buenas maneras, dejando estar muy cómodo al hidrocálido, que supo dar la lidia adecuada, siempre dando los tiempos y espacios necesarios para cuidar su condición.
La faena tuvo mucho calado en los tendidos de principio a fin, entró a matar dejando una estocada entera, que terminó por hacer doblar al De Guadiana, dos orejas llegaron desde el palco de autoridad.
Con el segundo de su lote José María hizo lo que en sus manos estaba, ante un toro que buscaba la querencia, sin malas ideas pero no terminó por romper pese a los esfuerzos del torero, eso sí, algunas tandas de gran valía, pero solo eso, nos quedamos con la disposición de Pastor, que seguramente volverá al pueblo mágico de Real de Asientos como triunfador.
Abrió el festejo el becerrista triunfador de la segunda eliminatoria de la Copa Aguascalientes, Santiago Ortiz, quién pasó algunos apuros ante un becerro que presentó ciertas complicaciones, pero a final de cuentas, el chaval le echó afición y trató en medida de sus conocimientos plantear faena, al final el público le reconoció el esfuerzo que mostró durante su actuación.