Si los toros de Corlomé, que volvía a esta plaza después de siete años de ausencia, aportaron una gran cuota de emoción, los toreros hicieron lo suyo en una tarde de mucho interés, en la que Israel Téllez cortó tres orejas tras una actuación valiente y entonada, mientras que José Mauricio cuajó una faena de una excelente calidad.

Y Guillermo Martínez, al final, con un toro de regalo, de Pepe Garfías, realizó una emocionante faena, con fuerte voltereta incluida, en la que vibró la plaza dada la emoción que a estas alturas reinaba en la plaza.

En medio de tres estilos distintos, brilló con luz propia la naturalidad y el empaque de José Mauricio, que aprovechó la noble condición del tercer toro de la corrida para realizar una faena con un sello único en la que hubo naturales, redondos y detalles de torero caro, como esos largos pases de pecho, sentidos y sabrosos, con los que abrochó las series.

Mató de una estocada recibiendo, delantera y desprendida, que fue, quizá, la que obligó a los más conocedores a protestar la concesión de una segunda oreja que la gente pidió con insistencia. De cualquier forma, el debut del capitalino en Aguascalientes tuvo un donaire especial.

El sexto fue un toro descastado, al que toreó con brevedad, y después de intentarlo en redondo, terminó macheteándolo por la cara antes de matarlo de una estocada al encuentro.

Israel Téllez demostró el gran momento por el que atraviesa y consiguió dos trasteos de mucha fibra, ante toros que tenían mucho que torear. El de Uriangato se afanó sin miramientos, con valor y raza, en una actuación con mucho contenido.

Al que abrió plaza lo toreó con mayor reposo y entrega, y como lo fulminó de una excelente estocada le arrancó una oreja de peso. Y al cuarto, con el que estuvo muy dinámico, le dio muletazos de mucho mérito dada la dificultad que desarrolló el toro, al que entendió a cabalidad hasta cortarle dos orejas en medio del entusiasmo de la gente.

Guillermo Martínez no aprovechó del toro la buena condición de su primero, al que toreó bien a la verónica, y más tarde abrevió con el quinto, un toro manso que se acobardó en tablas.

Cuando su actuación iba a pasar de puntillas, se sobrepuso con mucha entereza a la bravura del toro de regalo, que embistió de lujo, y al que hizo una faena muy emotiva que rubricó de una aceptable estocada para tumbarle dos orejas y justificar así su polémica inclusión en este festejo.