Calita sorprendió con un vistoso lance en tablas que no se le había visto para saludar a su primer toro, continuando con variedad su labor de capote, antes de que Gerardo Angelino se luciera en el tercio de banderillas.

El brindis fue al respetable. En un principio, el toro repetía las embestidas y surgieron muletazos de buen trazo, particularmente con la mano izquierda, y ya con el toro aplomado, vinieron adornos y desplante arrojando la muleta, para culminar con una estocada bien puesta, que hizo el efecto necesario. En un principio se le otorgó un apéndice y, por la insistencia de la gente, se concedió el segundo.

Menor presencia tuvo su segundo ejemplar de Calita, corrido en quinto lugar, al que volvió a torear bien de capote. El puyazo de Moisés López fue muy breve, y el segundo tercio transcurrió de cualquier manera. La sosería del toro restó lucimiento a la labor con la muleta, no obstante el diestro consiguió algunos buenos momentos. Mató de un pinchazo y una estocada tendida para saludar una ovación.

Con dos largas de rodillas en tablas y otras tantas en los medios dio principio la actuación de El Zapata. Paco Salinas colocó fuerte puyazo ante un toro que apretó en el peto. A continuación, el tlaxcalteca realizó un quite por navarra,  seguido de su quehacer con las banderillas al que agregó un cite de rodillas antes de clavar el par Monumental en corto terreno, que provocó aclamaciones.

Brindó al público que se alborotó con los pases iniciales cambiados de rodillas. Luego hubo series con la mano derecha, con la gente predispuesta a jalearle todo. La estocada quedó tendida y contraria, tardando en hacer efecto, y sonó un aviso casi al tiempo que el toro doblaba para el que le tributara tibias palmas y se le entregara una oreja al torero.

El toro corrido en cuarto turno fue flojo de remos. Después de los lances sueltos de El Zapata, se le colocó un puyazo casi simulado y después le hizo un quite de trámite. Durante el segundo tercio, Uriel intentó clavar tres pares en breves segundos aunque para el tercer par las condiciones cambiaron y el tercio no fue lo esperado.

Pronto abrió el toro el hocico en el tercio mortal, y ya no pasaba completo, cuando Uriel trató de llevarlo por el lado natural. Entonces, realizó un abaniqueo y más toreó por la cara antes del espadazo caído, a pesar del cual se le concedió la oreja.

El toricantano, Alberto Ortega, enfrentó al que abrió plaza de nombre "Pulquero", al que recibió arrodillado cerca de tablas y luego dio otros lances de pie. El toro fue mal picado y luego hubo un buen quite combinado de saltilleras y gaoneras, dando el torero una evidente muestra de querer agradar al público.

En banderillas, Fernando López dejó un par igualado antes de la ceremonia de cesión de trastos subrayada por el aplauso popular, y acto seguido el nuevo matador de toros brindó a sus padres, Anabel Castillo y al matador Alberto Ortega.

Dio inicio el trasteo en el tercio, toreando de rodillas, un hecho que caracterizó a su labor, lo que nos pareció excesivo en su afán de triunfo. A pesar de eso, hubo buenas series con la diestra, pero, lamentablemente, pinchó en el primer intento y fue hasta el segundo viaje detrás de la espada cuando colocó una estocada casi entera y contraria. El toro tardó en doblar y se escuchó un aviso acompañado de palmas por el esfuerzo desplegado.

El cárdeno que hizo sexto empujó al caballo y tumbó a Jorge Morales. Ya en la faena, Alberto se acomodó por el lado derecho, intentando también torear con la izquierda, pero el toro no acudía a los cites. Tras un pinchazo, dejó una estocada caída y se retiró entre palmas.