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"El mejicano de oro"

Sábado, 29 Abr 2023    Guadalajara, Jal.    Antonio Casanueva | Foto: Archivo   
Solo pretende poner los hechos sobre el tapete de la discusión
Leí con detenimiento e interés el nuevo libro de Alejandro A. Arredondo Maldonado, Manolo Martínez "el mejicano de oro" que relata las temporadas españolas de 1969 y 1970 del torero regiomontano. Es difícil ser objetivo cuando se habla de una figura que hizo época y más de un torero como Manolo que despertaba las más profundas pasiones tanto en partidarios como en maldicientes. 

Así lo reconoce Alejandro Arredondo y empieza el libro con una exposición de motivos: "El matador y figura del toreo mexicano Manuel Martínez Ancira "Manolo Martínez", tuvo muchos seguidores pero también muchos detractores y antis a lo largo de su carrera en los ruedos y aún a más de 25 años de su fallecimiento los sigue confrontando en inagotables y apasionadas discusiones; el matador nunca necesitó de defensas y éste libro no es una defensa sólo pretende poner los hechos sobre el tapete de la discusión y que salga la verdad a flote y sobre todo que no se olviden y desvirtúen los acontecimientos con el paso de los años".

Para lograrlo, Arredondo recopila y transcribe crónicas de todas las actuaciones que tuvo Manolo en España. No solo presenta los hechos (detalle del número de corridas y toros lidiados, orejas, rabos, cornadas, actuaciones de los alternantes…) sino que transcribe las crónicas de quienes vivieron aquellas actuaciones, presenta cartas de sus apoderados, entrevistas, reportajes y cualquier otro documento escrito de primera mano en aquellos años. De esta manera el lector puede formarse un criterio propio y, a partir de ahí, polemizar.

Antes de continuar vale una aclaración. Vengo de familia de antimartinistas. Mi papá fue uno de los máximos detractores del torero de Monterrey. De niño, casi todos los días, escuché criticas sobre Manolo Martínez. 

Manolo llegó a España de la mano de Manolo Martínez Flamarique "Chopera", uno de los más importantes apoderados del momento y hombre influyente en el mundillo taurino de España. Llegó acompañado de un gran despliegue publicitario. Lo pregonaron como "el mejicano de oro". Se publicaron publirreportajes, entrevistas pagadas, anuncios en los principales medios de comunicación. Una campaña de marketing sin presente para un torero mexicano. Antes de su presentación en Toledo en la corrida del Jueves de Corpus el 5 de junio 1969, se preparó en el campo matando toros de distintos encastes. Chopera había firmado veinticinco corridas en exclusiva, pero tenían la intención de superar las sesenta en esa primera temporada.

Con los datos presentados por Alejandro Arredondo, se puede afirmar que nunca un torero mexicano ha llegado a España tan bien colocado y acompañado. Los demás, desde Rodolfo Gaona y hasta Isaac Fonseca, les ha costado abrirse paso en un ambiente cerrado y hostil. Manolo en cambio llegó con el camino allanado, precedido de una gran campaña de marketing, colocado en plazas emblemáticas, muy arropado y acartelado con las principales figuras del momento. "Es diferente", se leía en la publicidad.

¡Manolo respondió! 

Hasta antes de su presentación en Bilbao el 20 de agosto, Manolo había actuado en 33 corridas y había cosechado 38 orejas. Había triunfado en casi todas las tardes en que se había presentado. Las sensaciones que se perciben por las crónicas eran muy favorables. Aficionados y prensa había recibido con aprecio al torero de Monterrey y valoraban sus actuaciones. 

La corrida en Bilbao marcó un punto de inflexión. Convenció por su valor y poderío e hizo que todos en España le prestaran atención. Para compararlo con la actualidad, fue una tarde similar a la que tuvo Andrés Roca Rey en la misma plaza en agosto del 2022. 

El Correo Español, edición Vizcaya del jueves 21 de agosto de 1969 lo calificó como “un guerrillero de Monterrey”.  En la crónica del mismo diario se lee: "El mexicano, capitán general con mando en plaza de la torería azteca, ha llegado a España, con el noble propósito de hacer las "Américas" en la madre patria. El muchacho  se arrimó lo indecible con un toro manso, muy serio, astifino; el triunfo lo ganó a ley y lo pagó con sangre. Pero dejó constancia de gallardía sin teatro, sin circo. Supo ir a la enfermería por su propio pie con una cornada grave. Los toreros de verdad se la juegan con el toro auténtico en la arena. Ya está bien de torear en los periódicos".  

Una cornada grave que le hizo perder 12 corridas.

Reapareció triunfando en Palencia el 2 de septiembre, pero sufrió una segunda cornada en Murcia cinco días después. El resto del mes toreó y triunfó casi todos los días. Pero el 29 de septiembre, en Cáceres, otra fuerte cornada al entrar a matar.  

Al año siguiente volvería a España, pero ya sin el cobijo de la casa Chopera. El libro no explica las razones de la separación, solo dice que la administración la lleva en exclusiva el ingeniero. Álvaro Garza, quien era su apoderado en México y hombre de confianza.  

La campaña de 1970 está enfocada en Madrid. Lo anunciaron en tres tardes. Pese a ya no estar acompañado por Manolo "Chopera" vuelve a recibir un trato privilegiado, producto seguramente de sus triunfos en la temporada anterior y de su prestigio como primera figura de la torería mexicana.

Manolo confirmó la alternativa en Madrid el 22 de mayo de manos de Santiago Martín "El Viti”, Palomo Linares de testigo y toros de Baltazar Ibán. Otro gran despliegue propagandístico acompañó la previa a la corrida. Manolo declaró en una entrevista en el semanario El Ruedo: "No; no puedo fracasar. He venido a triunfar. He venido a demostrar quién soy y que el sitio que ocupo en la torería es por merecimiento propio". También afirmó estar “a la altura de cualquier figura” y ser “el torero más caro de Méjico". 

Si bien cortó una oreja, lo único que llamó la atención de la prensa fue la elegancia de su terno negro y oro. El Viti estuvo arrollador cortando tres orejas y saliendo a hombros. 

Regresó a la plaza de las Ventas el 25 de mayo y tuvo un tremendo fracaso ante una corrida mansa y peligrosa de Antonio Pérez de San Fernando. Tanto Manolo como Ángel Teruel salieron de la plaza en medio de tremenda bronca.

Su tercera actuación en Las Ventas estaba anunciada para el 29 de mayo con toros de Mimiahuápan. El largo viaje en barco hizo que los toros mexicanos no estuvieran listos para presentarse en Madrid, por lo que se anunció un encierro de Pío Pérez Tabernero de Vilvis completado con un toro del Conde de la Maza. Manolo se negó a torear la corrida y, ante el escándalo, en plena feria de San Isidro, se suspendió la corrida.

Manolo no volvió a torear en Madrid. Regresó a España en septiembre de 1970 para cumplir algunos compromisos contratados previos a la confirmación de alternativa. Por lo que se lee en el libro de Alejandro Arredondo, esas actuaciones fueron, en términos generales, deslucidas. Manolo y su administración se quejaron de malos tratos y cortaron la campaña. Salvo en dos puntuales actuaciones sin mayor trascendencia (una en Marbella en 1974 y otra en Sevilla en 1978), Manolo no regresó a España.

Manolo Martínez toreó en España 64 tardes, cortó 71 orejas y 6 rabos. El libro de Alejandro Arredondo, con hechos, desmiente a quienes afirmaban que había fracasado en Europa o que no había podido con el toro español. Pero como el propio autor reconoce, no fue un triunfo contundente.  

A partir de los hechos, se puede especular y polemizar sobre por qué Manolo no quiso regresar a Madrid. Sus seguidores –Alejandro Arredondo presenta un apéndice con testimonio de muchos afamados martinistas, incluidos textos que él mismo había publicado en anteriores ocasiones– argumentan que fue "maltratado" por la prensa, empresarios y toreros locales y que su "dignidad" no le permitía aceptar esas condiciones.  Los propios hechos del libro desmienten esas hipótesis. Manolo recibió un trato privilegiado: ningún torero americano ni antes ni después ha sido tan acogido como lo fue Martínez en las temporadas 1969 y 1970.

Horacio Reiba atribuye que Manolo no haya regresado y triunfado en grande en Madrid "al efecto mental de aquellos cinco percances en sólo nueve meses, incluidos dos en Venezuela". El propio Horacio dice que “esta hipótesis cayó muy mal entre el martinismo y el torero nunca la admitió, demasiado soberbio para reconocer cualquier tipo de flaqueza" (Al Toro México, 3 de agosto 2020).

A mi me da la impresión que fue la arrogancia de Manolo la que le impidió triunfar con fuerza. Por lo que se lee en sus propias declaraciones, llegó a España prepotente, lleno de soberbia, esperando que le rindieran pleitesía y que todos cayeran rendidos ante su exquisito arte. Da la impresión que fue su altanería la que lo hizo ir sin Chopera en la temporada de 1970. Ante la primera dificultad con las empresas, decidió cancelar su actuación en San Isidro y hacer las maletas y regresar a Monterrey. 

Es difícil no comparar a Manolo con su eterno rival, el también regiomontano Eloy Cavazos. A diferencia de Martínez, Eloy llegó a España sencillo, abriendo puertas, simpático y quedando bien con todos. Abrió dos veces la puerta grande de Madrid, cada vez que regresó recibió el cariño del público, volvió a cortar una oreja en 1991 y cincuenta años después de su última puerta grande, en el 2022, volvió a salir a hombros de los entusiastas madrileños. 

Enhorabuena para Alejandro A. Arredondo Maldonado quien realizó una profunda investigación y la plasmó en un interesante libro que permite recordar y valorar la figura de Manolo Martínez. 


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