Aunque su labor es de apenas unos segundos en el ruedo, el oficio de ser puntillero requiere de mucha destreza y habilidad, ya que en sus manos está, literalmente, que la tarde termine en un triunfo para los matadores. Y es que, en caso de "marrar" al momento de ejecutar el cachetazo final, una faena de máximos trofeos puede alargarse e incluso de que le toquen los tres avisos al matador, si el puntillero no logra liquidar al astado con rapidez.
En los primeros días de este mes de diciembre, obtuvo su examen como puntillero Yamil Román Ríos Gómez, de apenas 19 años, quien es la cuarta generación de una familia de puntilleros que comenzó su bisabuelo, Leonardo Ríos en 1942, como aspirante.
Al principio, Yamil soñaba con ser matador de toros, pero sabiendo que se necesitaba de mucho dinero fue poco a poco desistiendo. "Lo de puntillero nunca me pasaba por la mente", dijo el joven nacido el 20 de enero de 2003 en la Ciudad de México.
Cuenta que teniendo 11 años, le dejaron apuntillar a un novillo en un festival y al voltear hacia el tendido, vio la cara de satisfacción de su padre, Fernando Ríos, y ahí fue cuando decidió seguir con la tradición. Pero como estaba muy chico para ser aspirante, tuvo la promesa de su padre de llevarlo a la Unión mexicana de Picadores y Banderilleros cuando terminara la Preparatoria.
"A los 16 años pude por fin ir a la Unión y mi permiso para ser aspirante me lo dieron el 17 de julio de 2019, en un aniversario de la Unión, logrando debutar el día 27 en Santa Ana Ahuehuepan en un festival en el que estuvieron el rejoneador Leonardo Zataraín, Manolo Mejía, Jorge Esparza y Diego Garmendia, con cinco novillos de Pie de Casas", dijo.
Desde entonces logró actuar en 76 festejos, entre corridas de toros, novillas y festivales, examinándose el pasado 8 de diciembre en Tenancingo, en una corrida en la que actuaron el rejoneador Mario Sandoval y los matadores Octavio García "El Payo", José Mauricio y Jorge Sotelo.
El toro del examen fue el tercero de la tarde de la lidia ordinaria que correspondió a Sotelo. "Se siente muy bonito, es una satisfacción muy grande. Al principio como que no me caía el veinte, pero cuando vi los papales de aprobado sentí mucha emoción. Además, que poco a poco te van reconociendo los toreros y eso también es muy bonito", agregó.
Yamil habló de la importancia que tiene ser puntillero. "Mucha gente piensa que ser puntillero es fácil, pero no es así. Es una gran responsabilidad ser certero para que el matador salga a hombros. Voy a tratar de seguir con todo el respeto a la dinastía que pertenezco y espero no defraudar a nadie y que la gente valore el trabajo de puntillero”, indicó el benjamín de los puntilleros, quien logró examinarse luego de tres años y medio de aspirantado"
Una larga dinastía...
La dinastía de los Ríos comenzó en 1942, cuando Leonardo Ríos inicio su etapa como aspirante. "Mi abuelo Leonardo Ríos fue el iniciador, luego estuvo mi tío Emilio Ríos, luego yo y ahora mi hijo Yamil", indicó Fernando Ríos, el miembro de la tercera generación.
De hecho, su abuelo recibió su alternativa como puntillero en la recién inaugurada Plaza México, en 1946, de manos de Emilio Rodríguez. Fernando comentó que en la Unión son muy pocos puntilleros, ya que Yamil es apenas el séptimo elemento.
De los vigentes son Reyes Pérez y José Barrón, ambos de León, Guanajuato; Erasmo Fernández, de Toluca; Gustavo Flores, de Apizaco, Omar Gutiérrez, de Aguascalientes, así como su tío Emilio Ríos (quien acaba de anunciar su retiro) y él, Fernando Ríos, de la Ciudad de México.
"Hay dos aspirantes todavía, mi otro hijo Josepher Ríos y Humberto Barrón, hijo de José, de la ciudad de León. Son los únicos que tenemos de aspirantes ahorita. Me imagino que para abril o mayo del próximo año ya se pueden examinar, por la necesidad, además de que los muchachos le están echando ganas y están aguantando", afirmó Ríos.
Recordó que actualmente es difícil poder entrenarse en los rastros, ya que se ha generalizado el uso de pistoletes electrónicos con los que matan a los animales, siendo la única opción para poder entrenar, los rastros clandestinos.
"Mi trayectoria es de 30 años como puntillero profesional, después de haber pasado tres años y ocho meses como aspirante. Estuve en la cuadrilla de El Dandy tres años, con el maestro Zapata seis años; con Sergio Flores, cinco años; un año y ocho meses con el maestro Miguel Espinosa "Armillita"; un año y ocho meses con el maestro Jorge Gutiérrez y nueve años con el maestro Eulalio López "Zotoluco", agregó Ríos.
Y a pesar de su experiencia y de que solo están unos instantes ejerciendo su labor, los puntilleros también son propensos a los percances. Tengo una rotura de ligamentos, fractura en la mano derecha, cornada en el muslo izquierdo de 15 y 20 centímetros afortunadamente limpia, un esguince cervical de las vértebras 3 y 4.
Muchos creen que al puntillero no le pasa nada, pero sí tenemos cornadas, mi abuelo y mi papá también las tuvieron. La eficacia de hacer bien nuestro trabajo es para que los matadores triunfen, ya que la hacerlo nos dan más trabajo a nosotros", finalizó.